Mujeres gitanas durante un encuentro en Cáritas de Irun. :: DE LA HERA
IRUN

La importancia de los espacios formativos

J.O.

Domingo, 22 de abril 2012, 04:49

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Jon Telletxea destaca especialmente la importancia que tiene la formación dentro de la labor de Cáritas; algo con lo que coincide Mabel Cenizo, trabajadora social de la entidad que desempeña su actividad en Irun, concretamente en el local situado en la plaza Pío XII. Es allí donde se desarrolla el programa de atención a la comunidad gitana, del que es responsable Mabel Cenizo.

«Apoyamos mucho el espacio escolar, porque nos parece que es imprescindible para el futuro de la comunidad gitana», asegura la responsable. «La educación es algo que va a ayudarles a mejorar su calidad de vida, y la comunidad gitana está de acuerdo con ello». A través de este programa «intentamos acompañarles en el proceso para que haya buena sintonía y cercanía entre las familias y los centros escolares», señala Mabel Cenizo. La responsable subraya que esta relación «ha mejorado mucho, lo que ha supuesto un gran avance. Las familias se sienten bien en la escuela y los centros y tutores sienten que pueden comunicarse con ellos. Siempre hay situaciones excepcionales, pero en general es así».

Desde el mundo escolar, el siguiente paso es «apoyar el espacio formativo y de la juventud. Intentamos que quienes no han terminado la secundaria no se desenganchen de los espacios formativos y favorecer ámbitos en los que no se pierdan el hábito y los contenidos».

Con las mujeres

Según explica Mabel Cenizo, «nuestro trabajo por excelencia es el que realizamos con las mujeres gitanas», a través de la Asociación I-Romi. Esta entidad «nació del trabajo que veníamos desarrollando entre Bidasoa activa, el área de la Mujer y Cáritas con un grupo de participantes, a raíz de lo cual ellas se constituyeron como asociación».

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«Los niños y jóvenes de la comunidad gitana se sostienen, fundamentalmente, por la mujer. Invertir en ellas y en el mundo escolar y formativo es el camino para mejorar la convivencia y las posibilidades de formación y empleo, lo que es bueno no sólo para la comunidad gitana, sino para toda la sociedad», asegura Mabel Cenizo.

«Nos queda dar un paso más, que es ver cómo podemos vincularles al espacio de desarrollo comunitario; es decir, cómo los gitanos iruneses pueden contribuir también a que la ciudad sea mejor. Es nuestro reto», concuye la coordinadora del programa.

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