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El diseño. Una modelo de la casa Balenciaga luce el vestido de noche que adquirió Barbara Hutton.
CRISTÓBAL BALENCIAGA MUSEOA

Un balenciaga en la UCI

El museo restaura un vestido de la multimillonaria Barbara Hutton. El traje fue cedido hace unos meses por la sobrina de una amiga íntima de la neoyorquina a quien regaló la pieza en Tánger

TERESA FLAÑO

Sábado, 4 de febrero 2012, 10:29

El paciente está en estos momentos en observación para que los especialistas lo evalúen y decidan cómo tratarlo para recuperarlo. Tampoco se puede mover porque su estado es tan delicado que puede empeorar si cambia de posición. Este enfermo es un ilustre, un vip, porque se trata de un vestido diseñado por Balenciaga que lució la rica heredera neoyorkina Barbara Hutton y que hace unos meses llegó al museo de Getaria que lleva el nombre del modisto. Igor Uría, responsable de Conservación de la Fundación Balenciaga, es el jefe médico al frente de un equipo formado por Alazne Porcel y César Rodríguez que vigilan el traje en su particular unidad de cuidados intensivos.

El vestido fue adquirido por la multimillonaria en 1947. Una forma de entender la biografía de Barbara Hutton es siguiendo la cronología de los maridos que tuvo y esta pieza se puede ubicar entre su divorcio del actor Cary Grant y su boda con el príncipe ruso caído en la desgracia económica, pero que tenía una alta popularidad por su participación en los circuitos de Ferrari donde fue campeón en 1948, el mismo año en el que se casaron.

El protagonista de esta historia es un vestido de noche en terciopelo negro con aplicación de lentejuelas y abalorios en sentido horizontal. Tiene el cuello redondo y abertura en el frente que baja hasta la cadera y se cierra con siete botones forrados en el mismo tejido. Es de manga larga con costura desde el hombro y bajo el brazo. Lleva hombreras circulares realizadas con una capa de algodón cardado y tafetán. El forro de seda con el que estaban cubiertas prácticamente ha desaparecido. La falda sale de la cintura anchándose en la zona de la cadera y llega hasta el suelo.

El interior está forrado con un tejido de seda en tafetán y la cintura está reforzada por una tira de malla o tarlatana realizada en plástico y con entretela amarilleada en algunas zonas. El tejido del forro de esta parte también se encuentra casi desaparecido. El bajo de la cadera se moldea con una especie de ballena o alambre forrado en cinta negra circular.

Toda la superficie, salvo las mangas, está decorada con franjas de abalorios en forma de diamante en dos tamaños diferentes y lentejuelas, y entre ellas se bordaron flores también con lentejuelas y abalorios, algunos de los cuales se han perdido así como hilos de sujeción.

Hutton era conocida por su generosidad y este traje en concreto se lo regaló a Ruth Hopwood, una amiga íntima en la época en que la multimillonaria vivió en Tánger, en el palacete Sidi Hosni, organizando lujosas fiestas. La persona que ha cedido la pieza al museo es la sobrina de esta amiga, que contactó con Miren Arzalluz, responsable de las colecciones y curator, cuando iba a presentar el catálogo oficial de Cristóbal Balenciaga Museoa.

Este trasvase de una persona a otra del vestido también es importante para la historia porque como señala Uría «nos permite conocer cómo cambia una pieza hecha a medida según quién la use. También es un fiel reflejo de los cambios sociales». Las sisas están rasgadas en el terciopelo exterior, pero no en el forro. «Barbara Hutton recibió la educación elitista de principios de siglo, donde a las mujeres se les enseñaba a moverse en sociedad lo mínimo posible, como mucho para coger una copa y llevársela a los labios. Las personas que lo utilizaron posteriormente se manejaban de otra manera, de forma más espontánea y con gestos más bruscos que llevaron a que la tela se rasgara. Vamos a poder estudiar el deterioro que produce el envejecimiento de los tejidos, pero también otras afecciones como el cambio de silueta o el cambio de la forma de andar».

Beca Nardín

Alazne Porcel y César Rodríguez son los especialistas que trabajan a diario con este vestido. Estaban becados por la Fundación Balenciaga para restaurar piezas de la colección pero a la hora de acometer los arreglos en el traje de Barbara Hutton constataron que requería una atención y un tratamiento especiales. Es aquí donde entró la empresa Nardín, colaboradora habitual del museo. Se le propuso que financiara una nueva beca de un mes de duración para trabajar en exclusiva en el vestido. Los responsables de la conservera de Zumaia no lo dudaron. Entendían que esta ayuda se enmarca dentro de una filosofía que les podría relacionar con la alta costura como es la búsqueda de la excelencia a través de una manufactura lo más artesanal posible. Esta primera experiencia está siendo muy positiva y desde el museo se anima a otras empresas a que entren en esta manera de financiar la recuperación de algunos de los elementos más importantes de su colección.

Porcel y Rodríguez desarrollan su labor como verdaderos CSI. Para analizar los materiales han contado con la colaboración del Departamento de Química Analítica de la Facultad de Ciencias y otros servicios ofrecidos por la UPV/EHU como espectroscopias o la utilización de microscopios electrónicos que aumentan a niveles insospechados las fibras para ver perfectamente sus componentes y el estado en el que se encuentran. Las muestras manipuladas son casi imperceptibles, trocitos de tela o pequeños hilos que se han ido desprendiendo del vestido desde que llegó a las dependencias del museo. Todo este trabajo se ha centrado en la parte delantera de la pieza para evitar darle la vuelta y que con el movimiento se estropee más

Una vez que se ha determinado el estado de conservación y los factores de degradación de este particular paciente. Ahora es el momento de decidir el tratamiento exacto.

Siguiendo con el símil médico Uría explica que «primero vamos a hacer una cirugía preventiva para que nuestro enfermo sobreviva. Encapsularemos la zona interior que está muy degradada para poder darle la vuelta, que siga en la misma posición y tenga estabilidad». Posteriormente se realizará otra operación entre estética y de prevención centrada en las sisas que están rasgadas añadiendo un tejido teñido al tono. Las medidas tienen que ser exactas, al milímetro, para que una vez que estén en el maniquí no se genere ninguna tensión, no se deforme y parezca que nunca ha sufrido ningún daño. «Además, si lo colocáramos en el patrón sin arreglar esta parte el peso del traje aumentaría estos daños».

Este tipo de recuperaciones no busca dejar la pieza como nueva sino evitar que se siga deteriorando y mejorarla solo lo suficiente para su exposición, de forma que la cirugía estética se limitará a una microaspiración -no se hacen limpiezas acuosas para no dañar los tejidos-, centímetro a centímetro para que pueda adquirir parte de la elasticidad perdida. También hay que estudiar como limpiar los abalorios «porque parece que son de azabache, pero son sintéticos, una muestra más de la preocupación que tenía Balenciaga por los nuevos materiales».

En mayo, una vez que concluya todo este proceso, se podrá ver el vestido dentro de la exposición con la segunda parte de la colección permanente que se inaugurará a principios de ese mes.

Carnaval

Pero la pieza en proceso de restauración no es la única relación que Barbara Hutton tiene actualmente con el Museo Balenciaga porque también protagoniza el cartel de la próxima actividad que se celebrará en estas instalaciones de Getaria. El sábado 18 va a tener lugar un baile de disfraces en el que se rememorará el Bal Beistegui, uno de los grandes acontecimientos sociales del siglo XX al que asistió, vestida de Mozart según un diseño de Balenciaga, la multimillonaria. El evento fue organizado en 1951 por el coleccionista de arte Carlos de Beistegui y tuvo lugar en el veneciano Palazzo Labia, propiedad del excéntrico magnate. Lo más granado de la sociedad internacional acudió a la cita con disfraces realizados en las principales casas de alta costura de París. Un testimonio de esa fiesta se puede ver en un vídeo colgado en la página web del museo.

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