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:: ALFONSO BERRIDI
ARTÍCULOS DE OPINIÓN

El cambio, más necesario

Hay que gastar en la medida en que se ingresa y se puede pagar, sin caer en la tentación de un endeudamiento multimillonario que amenaza ahora con estrangular nuestra economía. Y ahí no caben irresponsabilidades

MARTÍN GARITANO

Domingo, 16 de octubre 2011, 04:35

Desde que, hace ya algo más de tres meses, los electos de Bildu nos hicimos cargo del Gobierno de la Diputación Foral de Gipuzkoa, se han sucedido las informaciones referidas a nuestra gestión y al futuro de los proyectos que algunos han dado en calificar de «estratégicos» y ante los que hemos mostrado, una y otra vez, nuestra oposición. No por capricho, sino porque entendemos que la defensa de los intereses de las guipuzcoanas y guipuzcoanos nos exige este ejercicio de responsabilidad.

Lo dijimos en campaña electoral y es tiempo de reiterarlo: No vamos a impulsar los proyectos que, además de innecesarios, han llevado la economía guipuzcoana al borde de la ruina y que condicionarían el futuro del bienestar de nuestro territorio. Hay que decirlo así de claro y contundente. Porque creemos que no es la política de impulsar proyectos sin justificación razonada la que pueda facilitar una más pronta salida de esta crisis. Porque la apuesta por la creación de empleo digno y de calidad pasa por la ayuda a las pequeñas y medianas empresas guipuzcoanas, al autoempleo, el emprendizaje y el trabajo cooperativo y no por grandes proyectos que solo devengan beneficios exagerados para unos pocos, cronifican el empleo de ínfima calidad, la explotación de los sectores más desfavorecidos y, a la postre, un endeudamiento insoportable para las arcas públicas.

El caso del puerto exterior de Pasaia es un buen ejemplo de lo anterior. Nos encontramos ante una iniciativa que no es necesaria desde la óptica portuaria, resulta inviable desde el punto de vista económico, no es rentable desde ningún punto de vista razonable, que afecta de forma grave al bienestar de los habitantes del entorno de la bahía, que ha sido refutada desde el punto de vista medioambiental y que solo puede entenderse desde la defensa de fuertes intereses privados -fundamentalmente del sector energético-, los cuales, evidentemente, no se corresponden con el bien común.

Así lo han entendido los ayuntamientos de la comarca y así lo han confirmado también los organismos ecologistas de todo signo, expertos independientes que han estudiado el proyecto y hasta el Ministerio de Medio Ambiente del Gobierno español.Quienes, desde la oposición en las Juntas Generales, insisten en su necesidad, conocen todo lo anterior, tienen todos los datos que ratifican lo innecesario del proyecto de esta magnitud para garantizar la regeneración de la bahía y la reordenación del puerto interior. Pero siguen cautivos de un modelo de gestión basado en el despilfarro de los fondos públicos en beneficio de unos pocos. No es ni va a ser nuestro estilo.

Tenemos un modelo diferente que se fundamenta en la defensa del interés general, en el respeto a las decisiones de la ciudadanía, en la transparencia y austeridad a la hora de manejar los fondos públicos y, sobre todo, en el realismo a la hora de definir el destino de las inversiones desde el reconocimiento de nuestra actual situación financiera. Hay que gastar en la medida en que se ingresa y se puede pagar, sin caer en la tentación de un endeudamiento multimillonario que amenaza ahora con estrangular nuestra economía.Y ahí no caben irresponsabilidades.

Desde la Diputación dimos cuenta de la delicada situación de la economía pública en Gipuzkoa. Lo hicimos por pura responsabilidad y para que todas y todos los guipuzcoanos seamos conscientes de la necesidad de ajustar nuestra actuación presupuestaria a una realidad que nos exige un esfuerzo para garantizar las coberturas sociales a los sectores más desfavorecidos, el bienestar de nuestros mayores y la generación de riqueza a partir de una realidad dura, muy dura, a la que nos ha arrastrado un modelo de gestión que ha acreditado su fracaso más absoluto, hecho de espaldas a los intereses generales y con la vista puesta en el enriquecimiento de una minoría vinculada a intereses partidarios.

Es tiempo de responsabilidad compartida; de afrontar la crisis con serenidad. Menos proyectos despilfarradores y más sociedad, en definitiva.

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