«Se ha demostrado que tenía razón desde el principio»

Yves Sallaberry 'Xala' estalló de alegría cuando Aimar Olaizola no pudo llevar a buena la última pelota. Levantó los brazos al aire y apenas tuvo tiempo de saludar a su rival antes de ser prácticamente engullido por un grupo de seguidores que saltaron a la cancha a la carrera y le subieron a hombros. En ese momento, el zurdo de Lekuine era el hombre más feliz del mundo. Acababa de conseguir su primera txapela del Manomanista. En los dos intentos anteriores se cruzó en su camino Martínez de Irujo. A la tercera fue la vencida.

Se emocionó en la entrega de trofeos y también al entrar en la zona de vestuarios, donde le esperaba su masajista. Se sacó varias fotos con él y la txapela cambió de cabeza varias veces. Curiosamente, Xala no apareció en la sala de prensa con ella. La dejó en el vestuario a buen recaudo. Con todo lo que le había costado ganarla, qué menos que lucirla con orgullo...

«Ha sido un partido bastante duro -comenzó diciendo el nuevo campeón manomanista-, con mucha tensión. Cuando Aimar se ha marchado en el marcador, creo que 17-10, lo tenía prácticamente perdido, pero me dejó cambiar el saque. Lo hice bombeado, para que tuviese problemas para entrar de sotamano y funcionó. Ahí estuvo una de las claves de la final. A partir de ahí arriesgué y las cosas me salieron a la perfección».

Salida agresiva

A juicio del de Lekuine, la final se le puso muy complicada desde el principio. «Aimar ha salido muy agresivo desde el principio. Era realmente complicado quitarle con su pelota desde el cuadro nueve. Acababa todo lo que le llegaba. Pero cuando he empezado a sacar de la pared al ancho las cosas se le han complicado. Yo entré a la cancha con miedo, a pesar de que tenía muchas ganas de jugar. Al principio me faltó un punto de agresividad para contrarrestar el juego de Aimar».

Pero luego las cosas cambiaron como de la noche al día. El que no tenía oportunidades de entrar en juego era ahora Aimar. Xala era un auténtico ciclón. «En algunos ganchos llegué a darle a la pelota con los ojos cerrados. Y me entraba todo. Pero también lo pasé mal porque me noté cansado en varias fases del partido. En los últimos doce días he comido poco y he dormido poco, pero luego todo ha salido perfecto».

Tuvo desde el principio el apoyo del público, que le llevó en volandas para superar los momentos más difíciles. «Las aficiones estaban repartidas al comienzo, pero cuando Aimar se ha puesto 17-10 a su favor, el público ha comenzado a apoyarme más. Hombre, siempre se juega mejor con el público a favor que en contra».

Le preguntaron por la polémica que ha rodeado a la final en sus días previos, incluida su operación de apendicitis, y Xala fue diplomático a su manera. «Todo ha merecido la pena con tal de llegar a la final y ganarla. Se ha demostrado que yo tenía razón desde el principio. Luego puede pasar que te quedes 22-2. Ganar esta txapela es como ponerle la guinda al pastel. Espero que nunca más vuelva a pasar lo que ha pasado conmigo. A partir de ahora confío en que las empresas que forman la LEPM se tomen más tiempo antes de tomar decisiones. Creo que se lo pensarán un poco más».

En el tradicional turno de dedicatorias, Xala quiso acordarse de «toda la gente que me ha apoyado. Mi familia, mis amigos, mis compañeros de empresa. Si me olvido de alguno, lo siento. Este triunfo es de todos ellos, de todas aquellas personas que quieren la pelota. Hoy se ha demostrado que no es cuestión de que cuatro personas tomen una decisión. Me imagino que toda la gente de Iparralde estará contenta. Ojalá que salgan otros pelotaris de Iparralde para dar guerra El cielo me ha dado la txapela».

«Se lo merece»

Aitor Zubieta, su botillero, estaba tanto o más emocionado que Xala. «Yves lo ha pasado muy mal con toda la movida que se ha levantado en torno a la final y estoy muy contento porque ha ganado la txapela. Sé lo que le ha costado, lo que ha sufrido y esta victoria es especial para él. Merece la pena tanto sufrimiento si al final eres el campeón. Y Xala se lo merece más que nadie».