«Perseverancia, creatividad y empatía refuerzan al niño»
Habla hoy en Donostia sobre cómo educar a los hijos en Aula DV
CRISTINA TURRAU
Jueves, 26 de mayo 2011, 04:25
Reforzar los valores y conductas positivas de los hijos les ayudará a enfrentarse a la adversidad. Lo dice la psicóloga Alicia Banderas, que acaba de publicar el libro 'Hijos felices. Cómo reconocer su potencial y ayudarlos a reforzar su autoestima' (Cúpula). Ofrece hoy una charla a las 20 horas en la sala Kutxa de la calle Andía de Donostia, con entrada libre. Es dentro del programa Aula DV.
- Aconseja educar a los hijos destacando sus cualidades y valores. ¿Hay riesgo de pasarse?
- Hasta ahora nos centrábamos en lo negativo de los hijos: sus fallos y déficits. Olvidábamos sus aspectos positivos, que compensan lo anterior. Hay un valor muy básico que ayuda a desarrollarse y convivir en armonía: la empatía. Es la capacidad para comprender los sentimientos de los demás. Los padres nos centramos mucho en los estudios de los hijos sin reparar en cuestiones que les ayudarán a ejercer un oficio o una profesión, como es el saber gestionar las emociones.
-Y hay otros valores...
-Está la creatividad de los niños. No se trata de ser Picasso o Dalí sino que los niños generen soluciones novedosas y alternativas a los problemas. Cuando un niño es rechazado en el colegio por su poca habilidad social o por su timidez, el niño piensa que no vale. Los padres pueden ayudarle a centrarse en sus fortalezas. O a analizar la situación de forma constructiva.
- Habla de la perseverancia.
-Se trata de que los niños aprendan a enfrentarse al miedo. Los desafíos generan ansiedad pero la sensación es normal y hay que enseñárselo así a los hijos. La curva aparece y luego baja. Ante un problema difícil en matemáticas, por ejemplo, el niño puede llegar a tirar el papel con rabia. Tiene que aprender a no frustrarse y a perseverar. Junto con la empatía y la creatividad, la perseverancia potencia su desarrollo.
-Estudia los 'gritos silenciosos' de los niños.
-No nos damos cuenta de ello. Cuando un niño considera que no vale lo suficiente no suele hablar de sí mismo, no se molesta en expresar sus ideas, opiniones o sentimientos. O habla en tono despectivo: 'Como no valgo', 'como soy muy torpe...'. También podemos encontrar al niño angustiado y ansioso ante los retos. Se bloquea. Llora ante una nueva tarea. O está agresivo: interrumpe o molesta a otros niños pensando que así logrará acercarse a ellos. También puede ser impulsivo. O alardear y fantasear, sobreestimando sus habilidades y capacidades.
-Y describe más síntomas.
-Estos niños que necesitan refuerzo suelen ser amigos de los líderes. No desarrollan relaciones de igualdad. No manifiestan preferencias ni buscan influir en los demás a la hora de plantear juegos o actividades. Piensan que no vale la pena lo que dicen y que no le harán caso. El líder piensa por él. Y así los fallos son de otro, porque no asumen responsabilidades.
-¿Cómo ayudarles a lograr la autoestima?
-Son niños que a veces se comportan de forma muy antipática y generan rechazo. Los padres les dejan un poco abandonados. Al final se les etiqueta: 'eres irresponsable', 'eres vago', '¡qué tímido es este niño, que callado!'. Hay que ir quitando estas etiquetas negativas. Y reforzar lo que los niños hacen bien.
-El elogio, tendrá algún límite...
-Lo que no se puede hacer es elogiar por elogiar o hacerlo desproporcionadamente. En Psicología se habla del refuerzo positivo. Pero tiene que hacerse desde una perspectiva realista. Los niños se dan cuenta de lo que hacen bien y de lo que hacen mal. Es importante que el refuerzo sea en su justa medida para que no sean dependientes de él en su vida adulta.
-Habla de la resiliencia, la capacidad de superar la adversidad.
-Los niños capaces de ello tienen gran empatía, gran creatividad y un sentido de propósito y de futuro. Son niños que perseveran. A ello va unido el sentido del humor, la capacidad de reirse de sí mismos y relativizar los problemas. Un aspecto importante es la autonomía. Hay que darles responsabilidades desde pequeños, acordes con la edad. Primero deben desarrollar su autonomía física -son ellos los que la demandan- y luego la emocional, para que vayan generando sus propias soluciones. Se trata de que aprendan competencias para la vida.
-En su libro cita casos de niños poco apoyados por sus padres.
-Observo que una de las grandes preocupaciones de los padres es que el hijo estudie, sin mirar demasiado lo que el niño necesita. Al niño hay que quererle incondicionalmente, aunque a veces se porte mal, no estudie o no tenga una habilidad. El cariño no debe vincularse a sus logros y retos. Hace unos días vi a un padre con su hijo de 7 años que venía de jugar al tenis. El niño lloraba porque había perdido el partido y el padre le decía: 'Deja de llorar. Lo que tienes que hacer es ganar'. Y el niño: '¡Tú no lo entiendes, tú no lo entiendes!'. Veo a muchos padres orientados al logro de los hijos.
-Su reflexión.
-Tendemos a proteger a los niños para mitigar su dolor, pero así les privamos de la capacidad de sortear obstáculos para enfrentarse a la vida. El mejor legado es mucho amor y el fomento de la autonomía y la responsabilidad.
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