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AMAIA CHICO
Domingo, 24 de octubre 2010, 12:00
Iñigo Urkullu se ha convertido en el protagonista de los últimos meses en la actividad política vasca y también en la española. Su acuerdo presupuestario con José Luis Rodríguez Zapatero refuerza una relación fluida que, más allá del desarrollo estatutario y de la estabilidad institucional del presidente, busca un trabajo conjunto en favor de la pacificación. El presidente del PNV se mantiene prudente y discreto, pero reconoce que, ante los pasos de la izquierda abertzale, tanto él como Zapatero piensan ya en que se está abriendo «un tiempo de oportunidad» para la paz.
- ¿Se reúnen usted y Zapatero solos cuando hablan de paz?
- Sí. No sólo para hablar de pacificación. Las reuniones que he mantenido con Rodríguez Zapatero son para hablar del contexto político pero también del contexto económico, y evidentemente en lo político entra la pacificación.
- ¿Qué camino le propone usted para la paz?
- Yo le he ofrecido una oportunidad. Le he ofrecido también mis diagnósticos en torno a la autodenominada izquierda abertzale basados en las experiencias anteriores en las que tanto él como nosotros hemos participado, y la interpretación de la sociedad vasca sobre este tema. ¿El camino que yo le haya ofrecido? Prefiero guardármelo para mí.
- ¿Pero le ha pedido el fin de la dispersión, que verifique el final de ETA y que facilite la legalización de Batasuna?
- Son aspectos que están ahí, en la reflexión, de manera natural. Primero, porque nosotros venimos defendiendo una política penitenciaria diferente a la que se ha venido aplicando hasta hace bien poco. Segundo, porque votamos en contra de la Ley de Partidos Políticos y siempre hemos sido contrarios a esa ley y a las consecuencias que ha traído una aplicación arbitraria de ella. Y a partir de ahí... lo que pueda ser la legalización de Batasuna. Además, hemos hablado del trabajo que unos y otros podemos hacer, porque hay un punto de partida insoslayable, que son los pasos que dé la autodenominada izquierda abertzale.
- Las palabras del presidente de que los avances del mundo de Batasuna no serán «en balde», ¿suponen una nueva etapa en la visión del Gobierno de este asunto?
- No puedo hablar por boca de él. Y en cualquier caso, ya he escuchado de Rodríguez Zapatero ese tipo de discursos en procesos anteriores. Creo que él puede ser consciente de que algo se está moviendo en el mundo de la autodenominada izquierda abertzale.
- ¿Interpreta que el Gobierno central cree que esto va en serio?
- Todos somos más conscientes de que ETA tiene cada vez menos margen de maniobra, menos espacio y no sólo por la acción policial, judicial, la colaboración internacional o por una apuesta de los partidos políticos, sino incluso porque dentro de la autodenominada izquierda abertzale se están oyendo otros discursos en relación a ETA, que no son suficientes, pero que dan a entender que ETA tiene menos margen de maniobra dentro de su propio mundo. A partir de ahí, desde esa conciencia y conociendo también experiencias de procesos anteriores, es posible que el presidente del Gobierno español esté pensando en que se ha abierto un tiempo de oportunidad, también desde la estabilidad institucional alcanzada tras el acuerdo presupuestario.
- ¿Se lo ha transmitido a usted así?
- En este tema es mejor ser cauto y discreto.
- ¿Están diseñando juntos alguna hoja de ruta para el final de ETA y la reforma del Estatuto, una vez cumplido?
- En relación al último punto, he definido el acuerdo presupuestario como un paso determinante y decisivo para encauzar el final del modelo del Estatuto de Autonomía de Gernika. Y a partir de ahí, evidentemente, hay que abrir otro modelo o hablar de los pasos a dar en otro modelo. Pero vamos a dedicarnos a que se cumpla el acuerdo suscrito de aquí a finales de 2011. Mientras tanto, el PNV sigue trabajando en el proyecto Ados!, para una nueva iniciativa económica y social. En relación a la pacificación, es suficiente con decir lo que he dicho públicamente. Desde la discreción más absoluta, sin afán de protagonismo, el PNV está dispuesto a ayudar siempre y cuando se den las circunstancias. Es decir, cuando el mundo de la autodenominada izquierda abertzale haga una apuesta verdadera, sincera y definitiva por el camino que todo el mundo le demanda.
- ¿Puede la última remodelación del Gobierno ayudar a estabilizar Euskadi y a lograr la paz?
- No lo sé. Pero no hay que despreciar el hecho de que quien sigue siendo ministro del Interior sea vicepresidente primero. Ni tampoco hay que despreciar el conocimiento político de la realidad vasca que tiene el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui. Pero resumir que la remodelación de Gobierno pueda tener sólo este objetivo, es mucho resumir. En todo caso, creo que puede ayudar.
- ¿Jáuregui ha llegado al Gobierno para impulsar el desarrollo estatutario?
- No lo sé. El acuerdo fue suscrito antes de que hubiera remodelación de Gobierno.
- ¿Qué futuro post-ETA dibuja?
- Un futuro que ojalá sea hoy mejor que mañana y un futuro ilusionante en cuanto a lo que supondría de normalidad en el ejercicio de la política. Normalidad tanto en la relación entre formaciones, como en el hecho de que una aspiración política determinada se le tilde de estar al amparo de una justificación de la violencia.
- ¿En ese escenario será más fácil conseguir el derecho a decidir?
-Ayudaría a que todo se entendiera de una manera mucho más natural. El derecho a decidir no es más que un ejercicio, no es un proyecto ideológico o político. Yo lo veo con absoluta normalidad, hasta el punto de que me gustaría que se abrieran cauces de participación a la sociedad y que el derecho a decidir se llevara a otros muchos temas que no sean sólo los tótem.
- ¿Y ve a Zapatero aceptando un nuevo marco que contemple ese derecho?
- En este punto no deberíamos fijarnos sólo en Euskadi. Hay que enmarcarlo en el contexto de adecuación de la forma de hacer política a la realidad del siglo XXI, a lo que existe también en otros estados miembro de la Unión Europea.
- ¿Entonces?
- No sé quién será el presidente del Gobierno español...
- ¿Si sigue él?
- Con cualquier gobernante, un escenario de ausencia de violencia se presenta como una oportunidad para entender las cosas con una mayor naturalidad.
Otegi, discurso interno
- ¿Cree que las palabras de Otegi refuerzan la idea de que la apuesta de la izquierda abertzale es definitiva?
- No por las palabras de Arnaldo Otegi. Yo, en todo caso, soy cauto y prudente. En estos momentos, creo que una parte importante de la autodenominada izquierda abertzale es muy consciente de cuál es su situación, y está dispuesta a dar unos pasos. De las palabras de Arnaldo Otegi me quedo con que es un discurso para su ámbito propio, que refuerza lo que otros dirigentes de ese mundo ya vienen diciendo. Quizás su papel de referente refuerce la tesis en su propio mundo. No tomo las palabras de Otegi como un mensaje para el Partido Socialista ni para el PNV, ni mucho menos una referencia por la que los demás nos tengamos que mover. Son una referencia para que su propio mundo se mueva.
- Pero sí parece que Batasuna se desliga cada vez más de ETA...
- A mí me habría gustado que hubiera dicho tajantemente que no debería haber más atentados. Y me habría gustado también que en lugar de decir que los pasos que da la izquierda abertzale atienden a la petición de los agentes políticos internacionales, que son pasos que responden a la demanda de la sociedad vasca. No es correcto el planteamiento de que los demás nos movemos porque la izquierda abertzale se está moviendo. Lo más correcto es decir que ese mundo se puede estar moviendo porque los demás estamos siendo tajantes y firmes en nuestro discurso ante ETA y ante ella, y que si realmente la izquierda abertzale da el paso definitivo por las vías políticas se abre un escenario diferente.
- ¿Ve más factible que la izquierda abertzale se desvincule de ETA antes de que ésta lo deje?
- Es la incógnita que tengo desde hace mucho tiempo. Hace más de un año ya dije que no descartaría una escisión y es una incógnita que mantengo abierta. Parece que hay un esfuerzo para que todo ese mundo llegue unido hasta el final, pero entiendo que es muy difícil cerrar la persiana de 50 años de historia, una historia negra, sin nada que ofrecer como triunfo, como logro en base a sus postulados. Aunque ojalá que piensen lo importante que podría ser cerrar 50 años de esa historia incluso para ellos mismos.
- ¿Se ha resituado el PNV tras su escepticismo inicial?
- No. Insisto en que los demás nos moveremos, aunque me cuestiono que tengamos que hacerlo, siempre y cuando quien se tiene que mover primero lo haga. No es escepticismo que torna en ilusión y en credibilidad, es un escepticismo que acompaño con cautela y prudencia, y con la manifestación rotunda de decir tajantemente a ETA lo que le tenemos que decir y a la izquierda abertzale también. Y es probable que de esa postura franca, alguno haya tomado conciencia de que no se puede andar enredando, que hay que ir más directo.
- ¿Qué responde a la última invitación de la izquierda abertzale a una estrategia común en «defensa de la identidad de Euskal Herria» y «de todos los derechos»?
- Parece que habla del PNV de una forma diferente a como lo hizo hace quince días. No sé qué ha pasado. En cualquier caso, yo me quedo con que su objetivo es suplir al PNV. Aquí cada uno tenemos nuestro proyecto, y yo quiero trabajar el mío. No confundamos lo que son los grandes posicionamientos en cuanto a abertzales o nacionalistas con lo que tiene que ser el proyecto que cada uno quiera defender.
- ¿Qué les transmitió Currin?
- Son conversaciones privadas... Va en línea con lo que el PNV está haciendo en el ámbito internacional, que puede servir de cobertura para que haya un apoyo a la normalización y la convivencia política en nuestro país. Ahí enmarco nuestra relación con Brian Currin.
- ¿Qué importancia otorga al papel de los mediadores?
- Los mediadores hacen una labor de pedagogía, de referencia por los otros procesos que han asistido, y de hacer ver a quien tiene que quitarse la venda de los ojos. Ése es el papel que les otorgo. Lo demás, lo de construir una convivencia normalizada corresponde a los partidos políticos con representación en Euskadi y en el Estado español.
- ¿Cree que ETA dará su brazo a torcer y asumirá el alto el fuego verificable?
- A mí me gustaría que el anuncio fuese el del cese definitivo y que no tuviéramos que andar con interpretaciones. Pero insisto en que es muy difícil cerrar la persiana de 51 años de una organización terrorista que ha pretendido y sigue pretendiendo ser una organización político-militar. Por eso, es importante no sólo lo que ETA pueda decir sino lo que el mundoque quiere hacer política pueda decir.
- ¿Cuándo va a activar su iniciativa con los partidos que rechacen la violencia?
- Ese trabajo ya lo estoy haciendo, de manera discreta.También con la izquierda abertzale.
- ¿Cree que el lehendakari puede hacer más en este tema?
- Es uno de los temas que yo le planteé en mi última reunión con él, allá por el mes de enero. Creo que todos tenemos nuestro grano de arena que aportar. Hasta ahora cuando he dicho que estoy dispuesto a un ejercicio de diagnóstico con las fuerzas políticas he recibido una respuesta del Gobierno de que quien lidera estas cuestiones es el lehendakari. Pero no creo que en esto haya liderazgos, creo que hay un trabajo compartido y cada uno puede hacer una aportación. También el lehendakari.
- ¿No la está haciendo todavía?
- Que a mí me conste, no.
- ¿Han recibido la invitación al diálogo discreto?
- No. No sé si ha estado con alguien aparte de con el PP, que es su socio preferente y único.
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