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M. ALVAREZ
Domingo, 4 de julio 2010, 05:35
Antton Zubiaurre no sería capaz de pasar las pruebas de acceso a los selectos cuerpos de espionaje del Mi6 británico, del Mossad israelita o de la CIA. No sólo aparece su dirección electrónica para dar por «recibido» un email que el actual director técnico de Sprilur había enviado a otra persona, no a él -lo que levantó las primeras sospechas y desató una investigación policial-, sino que deja su teléfono conectado en momentos 'delicados'.
En la tarde del pasado miércoles, este periodista trató de hablar con él para conocer su versión sobre lo ocurrido en la supuesta trama de espionaje al Gobierno Vasco. El ex director de Sprilur respondió a la llamada en su teléfono móvil, pero, tras identificarse el periodista, Zubiaurre zanjó de forma contundente la conversación. «¡Perdone, perdone, no tengo tiempo!», dijo en voz alta y con tono de mal humor. Sin embargo, no acertó a pulsar la tecla roja de su móvil y la línea telefónica permitió, durante varios minutos, escuchar con bastante claridad la conversación que mantenía con otra persona.
-Llamaba un periodista...esto es la leche...
-Tranquilo, Antton, tranquilo. Ya te he dicho que esto no es tanto como parece, de verdad. Tienes que estar tranquilo.
-Ya, ¡pero si no sabemos lo que tienen...!
-No tienen nada. ¡Seguro! Bueno, tienen lo de ese email. Ese email, nada más. Eso, como mucho, es revelación de secretos. Tranquilo, por eso como mucho te caen entre uno y cuatro años. De uno a cuatro años.
-Ya, pero ¿y si han hecho un barrido, siguiendo....?
-No se ha hecho, yo me hubiese enterado.
-¿Y si se ha hecho de forma extraoficial?
-Tampoco. También me hubiese enterado, ¡coño! No hay nada de eso.
-No sé, no sé...
-Fíjate, si hasta la juez te ha dejado salir sin fianza ni nada. ¿Tú crees que, si de verdad llegan a tener algo, te deja marchar así? Te hubiese metido 'pa dentro', como está mandado. Eso es que no tienen nada importante, que te lo digo yo. Ese email, sólo ese email. Tranquilo, joder.
-Tengo que hablar con el abogado...(A partir de ese momento, el ruido que provoca el roce del teléfono con algún objeto impide entender el resto de la conversación).
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