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Viernes, 2 de julio 2010, 04:46
El sábado 19 de junio, el ambulatorio dejaba de abrir sus puertas, como consecuencia de la entrada en vigor de la reorganización del servicio de atención primaria, durante los fines de semana y festivos, puesta en marcha por Osakidetza. La medida no caía nada bien en la localidad, no sólo por sí misma sino porque en Ordizia llovía sobre mojado.
A la semana siguiente, la cuestión llegaba al pleno, curiosamente de la mano de Carlos González, quien en marzo pasaba a ocupar en el Consistorio la silla correspondiente a Ezker Batua, que hasta octubre del pasado año había ocupado Maialen Galparsoro, quien en aquella fecha renunció a su cargo.
Donostiarra de cuna, Carlos González ha vivido la mayor parte de sus días en Errenteria, desde donde, hace ya un tiempo, se trasladó a vivir con su familia a Ordizia. Precisamente, en las últimas elecciones se presentó en quinto lugar por la coalición Ezker Batua-Aralar, tándem del que ahora ejerce como portavoz en el consistorio ordiziarra.
Carlos González reseña que la decisión del departamento de Sanidad de Gasteiz no era otra que eliminar por decreto un servicio, en Ordizia y en 44 localidades más. «Se dio además la circunstancia de que ese sábado tuve que ir, con uno de mis hijos, a Pediatría a Beasain, de donde nos remitieron al Hospital de Zumarraga porque habían eliminado la especialidad».
«Desde mi punto de vista, añade, se trata de un problema de mala planificación de los recursos laborales por parte de Osakidetza. De esta manera, el texto de la moción recogía que una medida similar fue anunciada por el anterior consejero de Sanidad a principios de 2009, y después retirada ante las fuertes críticas recibidas, especialmente por parte del PSE».
Reseñaba que «por poner un ejemplo, aún podemos leer las declaraciones del portavoz socialista en el Ayuntamiento de Bilbao: es una medida absurda. Supone disminuir la calidad del servicio sanitario, ocasionar molestias a los usuarios de la sanidad pública y, en el caso de personas mayores con problemas de movilidad o de familias con niños pequeños, crearles más problemas de los que ya tienen».
El anuncio de esta medida, proseguía, «ha ocasionado lógica inquietud en las organizaciones sindicales sanitarias así como en los municipios afectados».
Perjuicio a la ciudadanía
«Entendemos, añadía la propuesta, que si se cierran los ambulatorios los sábados se creará un grave perjuicio a la ciudadanía, que se verá obligada a acudir a un centro distinto del habitual y en muchos casos a desplazarse de su municipio y a los servicios de urgencias hospitalarias que inevitablemente verán incrementada el número de personas que acuden a los mismos con patologías de poca gravedad».
La austeridad de gasto en Osakidetza y la crisis económica no debe ser la coartada para el recorte de prestaciones ni para el deterioro del servicio sanitario. En consecuencia solicitaba al pleno que aprobara: manifestar nuestra oposición al cierre del ambulatorio de Ordizia, y del resto de ambulatorios que se pretenden cerrar los sábados a la mañana por entender que supone un deterioro claro de la asistencia sanitaria primaria. Dar traslado del presente acuerdo al Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco y a la Mesa del Parlamento Vasco.
Iñaki Dubreuil, cabeza de lista del PSE-EE, considera que «si desde una perspectiva general la reordenación del servicio puede resultar positiva, en el caso de Ordizia no lo es ya que representa una nueva merma de un servicio sanitario que antes vio cómo desaparecía, planificación familiar, el servicio de ginecología... De seguir así, ¿a dónde vamos a parar?», remata. A la hora de la votación, la propuesta fue aprobada por unanimidad.
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