«Los dialectos del euskera son el reflejo de una lengua rota»
«Los dialectos y el euskera batua se complementan, cada uno debe encontrar su lugar», asegura
NEREA AZURMENDI nazurmendi@diariovasco.es
Viernes, 11 de junio 2010, 10:19
Tras haber publicado en euskera más de media docena de libros que se han convertido en referencia obligada a la hora de hablar del euskera, sus dialectos y la lengua unificada, el lingüista eibarrés Koldo Zuazo presenta su primer trabajo en castellano. 'El euskera y sus dialectos', editado por Alberdanía, tiene dos objetivos: dar a conocer a los vascos que no hablan euskera una parte sustancial de la historia de una lengua con la que conviven y trasladar, sobre todo a la comunidad científica, su tesis sobre el origen de los dialectos, que no coincide con las más asentadas.
- ¿La falta de información sobre el euskera se ha suplido con mitos y prejuicios?
- Sí, y algunos le han hecho mucho daño. Uno es que es una lengua muy difícil, y otro que los dialectos son muchos y muy complicados. Le dices eso a uno de fuera, y se le van las ganas de aprender euskera...
- Pero es innegable que son muchos.
- En mi opinión, en la actualidad el euskera tiene cinco dialectos, once subdialectos y veinticuatro variedades locales. Que una lengua con menos de un millón de hablantes, en un país tan pequeño, tenga tantos dialectos y tan distantes unos de otros no es normal, muestra que algo ha pasado.
- Sin embargo, esa variedad se ha considerado un síntoma de salud, no el reflejo de un problema.
- Volviendo a los mitos, siempre hemos pensado que los dialectos son una fuente de riqueza, y se ha hecho una apología de los mismos, considerándolos 'naturales' y contraponiéndolos al euskera batua, que se ha considerado 'artificial' y de laboratorio, lo que no es cierto, porque se ha construido sobre un dialecto, el dialecto central. Los dialectos son naturales sólo hasta cierto punto porque, en definitiva, son la consecuencia de la situación que ha vivido el País Vasco, el reflejo de una lengua rota. Las lenguas fuertes que siempre han gozado de buena salud también tienen dialectos, pero están mucho más cohesionadas. Debemos estar orgullosos porque el euskera haya sobrevivido, pero también tenemos que ser consciente de cómo nos ha llegado. La fragmentación que reflejan los dialectos es uno de los peajes que ha pagado por sobrevivir.
- Sostiene que son más recientes de lo que se cree.
- Esa es la parte más novedosa del libro. Larramendi, en el siglo XVIII, decía que los dialectos venían directamente de Babel. Hay otra tesis, que es la que está en boga, que cree que corresponden a las antiguas tribus vascas. A mi juicio son más recientes, posteriores a la romanización en cualquier caso, y los vinculo a la ruptura del Reino de Navarra, que fractura también la comunidad lingüística. Desde entonces, el pueblo vasco pasa a depender de administraciones distintas y, si a eso se le une la situación de marginación de la lengua, sobre todo en la enseñanza, tenemos como consecuencia una lengua oral, rota en un montón de dialectos que, a partir de la Edad Media, van evolucionando cada uno por su cuenta.
- Durante siglos el euskera, en general, estuvo marginado. ¿El euskera batua marginó a los dialectos en particular?
- Hemos pasado muchos años, desde que se empezó a unificar la lengua, pensando que el batua y los dialectos eran antagónicos. Ya nos hemos dado cuenta de que no lo son, sino que son complementarios. Ahora tenemos que ver cuáles son los ámbitos del estándar, el creado para que todos nos entendamos, y cuáles los de los dialectos. Muchas veces las rivalidades que ha habido entre los propios dialectos, o entre los dialectos y el batua, han tenido efectos negativos. Debemos entender que todos son la misma lengua, pero que cada uno tiene sus funciones.
- La recuperación de los dialectos y las variedades locales es evidente. ¿Qué le aporta al euskera?
- Esa recuperación es muy positiva, porque el dialecto, con su función local, oral y coloquial, nos aporta identidad. Además, la relación entre el batua y los dialectos se está reequilibrando, el batua es cada vez más natural, más próximo a cómo habla la gente. Creo que todos estamos de acuerdo, por ejemplo, en que en la enseñanza hay que utilizar el euskera batua, pero no puede ser el mismo en Lekeitio, en Oiartzun o en Altzürükü. Del mismo modo, no puedes hablar en una radio de ámbito general como si estuvieras en el bar de tu pueblo, o viceversa. Es cuestión de dar a cada uno su sitio. Tenemos que trabajar mucho todavía en desarrollar los estándares locales, imprescindibles, partiendo de la lengua común y no del dialecto, como a veces se ha hecho. En cualquier caso, en las últimas décadas se está produciendo un proceso de convergencia, y eso es bueno.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.