«La libertad de Sudamérica empezó por encima del color de la piel»

«La libertad en el mundo hispánico comenzó en 1810 por encima del color de la piel. Indios, negros, mulatos e indígenas empezaron a participar en política hace dos siglos». Ésta es una de las reflexiones que el historiador e investigador del CSIC Manuel Lucena Giraldo presenta hoy en San Sebastián. La cita tendrá lugar en el Aula de Cultura DV, a la que vuelve por segunda, vez tras seis años, con nuevo libro, 'Naciones de rebeldes'.

-Dos siglos de independencia. ¿Hay motivos para celebrarlos?

-Celebrarlos, conmemorarlos y recordarlos. Lo que ocurrió hace 200 años, el proceso de explosión del imperio español, ese ciclo de cambio político que crea las naciones de ciudadanos en el antiguo imperio, es un elemento fundamental en la fundación de la libertad moderna. Habría que hablar sobre qué tiene ese ciclo de virtuoso. Existe un matiz importante, que no debemos olvidar, y es que hay una libertad política que trasciende el color de la piel; blancos, negros y mulatos tienen derechos políticos y luchan por ser ciudadanos.

-En su visita a Donostia en 2004 criticó el papel de la Compañía Guipuzcoana en Sudamérica. Desde una óptica histórica, ¿somos 'madre patria'?

- Me referí entonces a que en la última etapa de su existencia la Guipuzcoana tuvo unos comportamientos monopolistas completamente contrarios a la teoría económica al uso, que era la de poner en marcha un comercio libre. Pero esta pregunta origina otra: ¿qué es lo que queda de un imperio? La lengua, la religión, un cierto estilo de vida y un comportamiento social. En este sentido, el término 'madre patria' designa la pertenencia a una nación cultural, que hoy serían las 22 repúblicas americanas, España y Estados Unidos, donde ya hay más hablantes de español que en España. Cruzamos el Atlántico y nos entendemos en la misma lengua. Es un milagro.

-Hay mucho protagonista guipuzcoano. Hace seis años habló del azpeitiarra José de Iturriaga, y hoy lo hará de Vicente de Emparan, también nacido en Azpeitia.

-Es otro elemento interesante que nos habla de la universalidad de la experiencia española en general y guipuzcoana en particular. Iturriaga y Emparan son expresiones de esa construcción de mundos, de ese sentido aventurero. Emparan fue nada menos que Capitán General de Venzuela, y fue depuesto por la aristocracia caraqueña que pretendía poner en marcha los procesos de emancipación. Es toda una figura que se retiró para evitar un derramamiento de sangre. Fueron otros, como el propio Simón de Bolívar, los que tuvieron ese nefasto papel de 'hombres de la violencia'.

-¿Qué hubiera sucedido de fructificar el sueño de Bolívar de la 'unidad americana'?

-Los británicos entonces buscaban el principio de la vieja política romana, 'divide y vencerás'. Bolívar dice: «La libertad es el único bien que hemos ganado a costa de todo lo demás». Es consciente de que la libertad de España se ha logrado a costa de la unión de la América española, y eso crea unas situaciones de desventaja frente a los grandes imperios emergentes: Gran Bretaña, Francia y luego Estados Unidos.

-¿La creación de las juntas autonomistas fue el inicio de un proceso irreversible de emancipación?

-Durante los primeros años de la Guerra de la Independencia, aquí en la Península, los americanos son fieles a la Corona, no tienen ninguna idea de emanciparse. Este proceso se pondrá en marcha y será viable en 1815, cuando Fernando VII instaura el Absolutismo. Entonces se crean las juntas autonomistas porque ellos no quieren independizarse de la España liberal, la de la Constitución de Cádiz de 1812, sino del Absolutismo. Eso es lo que celebramos este próximo lunes.

-Los golpes de estado se han sucedido durante años en países suramericanos. ¿Hoy en día existe riesgo de nuevas involuciones?

-La conferencia de hoy está basada en mi nuevo libro, que plantea la necesidad de cambiar el relato de estos 200 años, mirarlos desde otro punto de vista. ¿Dónde no ha habido golpes de estado y dictaduras? Me gustaría que alguien respondiera esto. Hay mucho más de constitucionalismo en buena parte de Iberoamérica de lo que se pretende pensar. Y los mayores caudillos del siglo XX han sido europeos.

-Lula, Evo Morales, Chávez... ¿Son los 'salvadores'?

-Quizá deberíamos dejar de hablar de personas, que no son más que ficción, y centrarnos en sociedades. Algunas de ellas son muy complicadas, como la nuestra. Desde aquí les mandamos ONG para asesorarles, y eso es un disparate. No se sabe que son sociedades fuertes, y, como decía Octavio Paz muy sabiamente, «América es el extremo occidente de Europa y está lleno de sueños y futuro». Aquí tenemos una idea muy equivocada basada en la ignorancia. Y no hay que olvidar que más de dos millones de españoles cruzaron el charco entre 1870 y 1920 en busca de una vida mejor.

-Usted es historiador y también científico del CSIC.

-La labor de la Historia tiene que ver con el arte y con la ciencia. Con el arte de 'artesano' que tenemos para escribir para todo el público, no sólo para exquisitos. Y con la ciencia porque necesitamos verificar datos para contar la verdad; lo nuestro no es novela histórica.