Capellán: «A Elkoro y a mí nos llamaban la pareja religiosa y a Koka-Taberna, la viciosa»

Miguel Capellán se despide de la pelota profesional el domingo en el Adarraga de Logroño, donde se le tributará un merecido homenaje después de 18 años como profesional. Ha sido un ejemplo dentro y fuera de las canchas y será recordado siempre por su profesionalidad. El voleísta de Hervías seguirá en activo con Garfe para matar el gusanillo junto a viejos compañeros de fatigas como Mikel Goñi, Lasa III, Agirre o Koka.

- ¿Cómo andamos de nervios las jornadas previas a un día tan señalado en su vida?

- Estoy muy tranquilo. No me retiro de la pelota. Se trata sólo de una despedida. Tengo ganas de que llegue el domingo para darle las gracias a toda esa gente que me ha apoyado a lo largo de estos años.

- ¿Sabe si le han preparado algo especial en el Adarraga?

- Prefiero no enterarme. Lo único que sé, y de rebote, es que la empresa me va a dar una placa y que el Gobierno de La Rioja va colocar dos banderas regionales en el Adarraga para que los aficionados puedan poner una dedicatoria. Me imagino que también habrá alguna que otra sorpresa.

- ¿Será capaz de contener la emoción?

- No lo sé. Será un día especial. Estará toda mi familia... Me imagino que me emocionaré un poquito y caerá alguna que otra lagrimilla.

- Casi dos décadas como profesional dan para mucho. ¿Cómo empezó su relación con la pelota?

- En mi familia ha habido siempre mucha afición. Mi abuelo Antonio y mi tío Juan, que llegó a ser profesional -Del Val II- me llevaban a los frontones. Además, de crío estaba todo el día en el frontón de Hervías. Allí nos juntábamos todos los chavales del pueblo. De todas las edades. Coger sitio para jugar era una odisea.

- ¿No había otra cosa?

- No. Entonces, en los pueblos de ambiente rural como Hervías sólo había el frontón.

- ¿Dónde se vistió por primera vez de blanco?

- Fue en Baños de Río Tobía. Tendría siete u ocho años. Me dieron la oportunidad de disputar el Interpueblos porque el alevín que era titular no podía jugar. De ese día hasta hoy.

- ¿Siempre ha sido delantero?

- Siempre. Alguna vez he jugado de zaguero, pero de chavales.

- ¿No se haría precisamente rico como aficionado?

- No, eso seguro. Mi primer sueldo llegó con ocasión de la inauguración del frontón de Briones. Tendría diez años. Me dieron 500 pesetas de las de antes. Era un dineral. Ya no me acuerdo qué hice con ellas, pero llegué a casa más contento que unas castañuelas.

- Y llegó el ansiado día del debut como profesional, con la empresa Eskulari.

- Fue en el Adarraga, el 25 de octubre de 1992. Jugué con Beloki ante Unanue y Tolosa Perdimos 22-21, pero la gente salió contenta del frontón.

- ¿Su primer contrato?

- En Eskulari me pagaban 70.000 por partido y tenía asegurados 60 al año.

- Ha pasado por todas las promotoras posibles.

- Empecé en Eskulari y cuando desapareció firmé por Asegarce. Luego recalé en Aspe. Soy uno de los pelotaris fundadores de la empresa de Eibar.

- Pero no lo deja...

- Voy a seguir jugando a pelota, en una empresa no tan importante como Aspe. Lo hago para divertirme. Creo que me quedan todavía algunos años como pelotari. Nos reuniremos la vieja guardia.

- Sus mayores logros han sido los dos campeonatos de Parejas que conquistó con Beloki y Elkoro, uno de España y otro de Euskadi.

- Cuando pasan los años te das cuenta de lo que has conseguido, de lo complicado que es ganar una txapela, y aprendes a valorarlo. Estoy contento con mi palmarés como pelotari profesional.

- Cuando jugaba con Aitor Elkoro en los frontones les llamaban la pareja religiosa...

- Eso es. Capellán-Elkoro, la pareja religiosa. Pero las más viciosa era la que formaban Koka y Taberna.

- ¿Le ha quedado clavada alguna espina?

- Hombre, me hubiera gustado haber hecho algo más en el Cuatro y Medio, pero no es fácil ganar un campeonato en Primera. Creo que tenía condiciones para haber llegado más arriba en la jaula, pero ya es tarde para lamentarse.

¿Cuántos partidos ha jugado como profesional?

- No he llevado nunca la cuenta, pero tu compañero Nafarrate me dijo que había pasado holgadamente del millar de partidos.

- ¿Con cuál se queda?

- Sin duda alguna, con el del debut.

- ¿Y alguno que quiera olvidar?

- Ninguno.

- ¿El mejor compañero?

- Muchos. A lo largo de todos estos años he conocido a gente magnífica. He tratado de llevarme siempre bien con todos. Hombre, luego hay más 'feeling' con unos que con otros. Mantengo una gran amistad con Rubén Beloki y también con Aitor Elkoro.

- ¿El peor rival?

- Martin Alustiza, sin duda alguna. Era terrible. Todos los delanteros le temíamos. Sabías que si jugabas contra él ibas a estar seguro hora y media en el frontón, y además probablemente perderías.

- ¿Un frontón?

- El Adarraga de Logroño.

- Se lo habrán preguntado muchas veces, pero si no llega a coincidir con Titín, su figura hubiera brillado aún más.

- Augusto ha puesto el listón muy alto y yo he llegado hasta donde he podido. Cada vez que he jugado con él me ha hecho más grande.

- ¿Con qué se queda de la pelota?

- Con todo. Tengo la satisfacción de haber sido un pelotari que siempre lo ha dado todo en la cancha. Estar tantos años ahí arriba, en la élite, no es sencillo. He procurado cuidarme, hacer vida sana y nunca he descuidado la preparación física. Desde que comencé hasta hoy.

- Los pelotazales le respetan porque nunca ha sido un pelotari que haya levantado la voz, que haya hablado más de la cuenta..

- Yo nunca me he quejado, esa es mi forma de ser. Para bien o para mal. No sé si he sido listo o tonto, pero esa es mi forma de ser.

-¿Qué va a echar más de menos?

- Sobre todo el día a día con mis compañeros, el ambiente del vestuario.

- A partir de ahora va a tener tiempo para aburrirse...

- Qué más quisiera yo. Llevo varios años comprometido con la escuelas de pelota de Santo Domingo y Ezcaray, donde hay un grupo de chavales con mucha ilusión por llegar a ser algo en la pelota en un futuro próximo. De ahí han salido Merino I y Cecilio. Pronto van a dar el salto a profesionales Gorka y Merino II y es un orgullo para mí.

- Pero eso son sólo unas horitas a la semana.

- Además, tendré que echarle una mano a mi padre en una explotación agraria de su propiedad.

- ¿Qué productos recolectan?

- Trigo, cebada, guisantes y judías verdes sobre todo.

- ¿Hay algún Capellán II por ahí?

- Mi hijo Rubén tiene siete años y lleva uno entrenando en la escuela de Santo Domingo. Es muy joven aún, pero le gusta mucho la pelota. El domingo pasado estuvo en el Astelena y me hizo un dibujo del frontón que me dejó boquiabierto. Esos detalles demuestran que tiene mucha afición.

- ¿Tiene trazas de delantero?

- Sí, por las posturas que tiene con ambos brazos de costado. Lo que más le gusta es entrar de volea. Me pregunta cómo puedo hacerlo con tanta fuerza. Le digo que sea paciente, ya tendrá tiempo de aprenderlo.

- Mejor maestro, imposible.

- Eso digo yo (carcajada).