Tolosa
«Aquí se está más tranquilo que en la costa»Caserío Korteta. El agroturismo se consolida como una opción cada vez más solicitada por los amantes de la naturaleza y la vida rural
Josu Collantes Gutierrez
Tolosa
Viernes, 29 de agosto 2025, 20:47
Tolosa se caracteriza por sus paisajes verdes y su profunda relación con la agricultura, puesto que está rodeada de numerosos baserris que mantienen vivas las tradiciones rurales de la zona. Esta combinación de naturaleza y vida agrícola representa un atractivo para aquellas personas que visitan la comarca, en un ambiente reinado por la tranquilidad y lejos de la rutina de un hotel convencional. Es por ello que cada vez son más los turistas que optan por alojarse en agroturismos. El caserío Korteta se presenta como un claro ejemplo de estos establecimientos, ofreciendo a sus huéspedes la oportunidad de sumergirse en la vida y costumbres de Tolosaldea.
Situado en el barrio San Esteban, en un alto desde donde se puede contemplar la localidad de Tolosa en su conjunto, el caserío se encuentra en medio de un entorno natural privilegiado. Desde su apertura en 2007, este proyecto tomó forma gracias a la iniciativa de Asun Urkula, puesto que en un primer momento, este baserri tan solo era un lugar donde se trabajaba con las hierbas recolectadas en los pastos. Con el paso del tiempo, y con el objetivo de diversificar la actividad del establecimiento, Urkula decidió orientar la actividad del espacio al turismo rural, «decidimos abrir el alojamiento en este lugar por el entorno natural que lo rodea, y porque siempre he vivido en este barrio», señala la propietaria.
El alojamiento que cuenta con un apartamento y seis habitaciones, recibe a visitantes que buscan un entorno relajado y auténtico. «Estamos en el centro de Gipuzkoa, por lo que la cercanía juega un papel crucial. Además, estamos rodeados de montes y naturaleza», lo que permite que muchos huéspedes aficionados al senderismo puedan disfrutar de un paisaje abierto y sereno. Es por ello, que este atractivo entorno atrae a diferentes tipos de visitantes dispuestos a sumergirse en la vida agrícola. Entre ellos la mayoría de los visitantes que se hospedan vienen en pareja, aunque también se alojan familias con niños, pero a menor escala, ya que la experiencia que se ofrece está orientada a la tranquilidad.
En cuanto al perfil de turista más habitual, se sitúa generalmente entre los 35 y 65 años, y se caracteriza por su interés en la riqueza cultural y gastronomía local. En este sentido, el establecimiento brinda a sus huéspedes la oportunidad de disfrutar y adquirir productos locales, como las famosas piparras de Ibarra o las alubias de la casa.
Este establecimiento acoge a personas que llegan de todos los rincones, interesadas en descubrir la comarca y su entorno. Según relata Urkula, el caserío recibe visitantes tanto a nivel nacional como internacional, siendo julio y agosto los meses de mayor afluencia: «Durante el mes de julio recibimos más visitas de carácter internacional, principalmente de Francia e Italia, mientras que en agosto predominan los nacionales, sobre todo procedentes de Valencia, Barcelona y Madrid». Un claro ejemplo de esta tendencia son Agnes Wehr y Francesc Xabier Renau, una pareja que se desplaza desde Sant Pere de Ribes (Cataluña) con el objetivo de descubrir los lugares más emblemáticos de los alrededores de la comarca, como el Chillida Leku de Hernani. Este tipo de visitantes llegan hasta lugares como Korteta en busca de un equilibrio entre la tranquilidad y cercanía a otras localidades de interés. «Preferímos buscar la tranquilidad en lugares menos masificados como este, pero que tengan fácil acceso a Donostia y a la costa», aseguran. Sorprendidos por el emblemático paraje que rodea el baserri, «el contraste tan brusco entre valle y montaña», ambos destacan la diferencia con Cataluña, donde los paisajes son más secos y calurosos.
En definitiva, la creciente preferencia por los agroturismos refleja un interés cada vez más común en aquellas personas que buscan conectar con la vida rural, disfrutar de paisajes auténticos, y sumergirse en las tradiciones locales. Lugares como el caserío Korteta son un claro ejemplo de ello, donde los visitantes pueden conectar con el entorno característico de un baserri.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión