Tolosa

«El taller de teatro se ha enfrentado a retos constantes para evolucionar»

– Treinta años del taller, cuándo echa la vista atrás, ¿qué es lo primero que le viene a la cabeza?

– Me vienen la pasión, la juventud, la frescura y la entrega casi a ciegas; como cuando te enamoras. En este caso, a un trabajo que siempre fue mucho más que eso y que me ha acompañado todos estos años.

– Siempre ha defendido que el taller es mucho más que preparar una obra de teatro...

– El teatro obliga a conocerse, a hacer frente a tus miedos, a los demonios, a tus limitaciones, a las frustraciones. Es obligado conocerse si se quiere construir personajes y conocer sus motivaciones. Por eso tiene un poder transformador en la vida cotidiana de cada persona.

– Los alumos se liberan y pierden los miedos, ¿Es algo así?.

– El taller es un espacio donde las emociones se intensifican y se liberan de las limitaciones impuestas por la sociedad o por las convenciones establecidas. Nos damos permiso para experimentar de manera desinhibida y liberadora, casi sin ser muy conscientes de esa evolución que empodera porque hace a todas las personas que lo intentan más conscientes, da herramientas para afrontar situaciones y superarte a ellas mismas.

– ¿Qué cree que aporta el taller de teatro a Tolosa?

– Me emociono si lo pienso, ya que yo tenía expectativas muy ambiciosas y eso me llevó a cierta frustración en algunos momentos. Quería llevarlo a lugares que como taller municipal no se podía. Nunca fue para mí lo que se esperaba desde fuera o incluso puede que desde el propio Ayuntamiento: un taller de aficionados que hacen algo para fin de curso. Para mí fue algo mucho más ambicioso. De nos ser así, hubiera caído en el aburrimiento, la mediocridad tal vez, la risa fácil o el entretenimiento, un taller para pasarlo bien y pasar el rato.

– ¿Ha habido que evolucionar cada año? ¿Qué principios considera inalterables a la hora de enfocar las clases?

–El taller se ha enfrentado a retos constantes para superar su nivel y evolucionar. Tolosa tiene un grupo que ha ido creciendo en número, en técnica y la ilusión se ha trabajado a diario para que la cultura sea para todas y todos, donde la voluntad y el compañerismo, la convivencia en la diversidad y el respeto son los ejes fundamentales del grupo. Estos son valores que se fueron afianzando y que hemos logrado como taller a nivel humano y grupal. No fue fácil a veces, sobre todo al principio cuando los egos y la inexperiencia juegan malas pasadas. He aprendido mucho y el «estrellato» no existe en este equipo.

– Si tuviera que resumir el legado que deja el taller, ¿cómo lo haría, qué destacaría?

– Tolosa tiene un grupo de teatro que se ha mantenido en el tiempo y que ha estrenado obras, en mi opinión, de forma profesional y con lo mejor del teatro aficionado que es el amor por la profesión y la ilusión. Una de las cosas que más me satisface es haber contribuido a que jóvenes de Tolosa hayan decidido hacer arte dramático y que hayan empezado aquí, en este taller. Y también, el nacimiento de mi grupo de teatro 'Evaren alabak' , cuyas componentes nacen de esta fuente inagotable de creación y experimentación.

– Se habrá encontrado con alumnos de todo tipo y edad, ¿qué es lo que esperan cuando entran?

–A veces hay personas que se apuntan como si esto fuera Lourdes, y otras tienen una creencia muy determinada sobre lo que es el teatro y el primer día suelen quedar fulminadas.

– ¿Algún momento especial que recuerde y quiera destacar?

– Contaré algo que me parece precioso y es que, en este país donde tanto se sufrió con la violencia, hubo personas enfrentadas que se apuntaron. Personas que no se saludaban por la calle y a las que el teatro les hizo verse de otra forma. Fue su afición en común y su espacio compartido el que las unió para siempre.

– Le he oido decir que el taller es como una gran familia...

– Sí que lo es. He tenido que regular mi lugar para que no se malinterpretaran las cosas y a veces los dolores, para entender que aunque puedan surgir amistades, que las hay y para siempre, éste es un lugar para trabajar en equipo. Para ello ha sido fundamental insistir en el sentido de unidad, en una respiración común en ser una parte del todo y apartar los protagonismos de la ecuación. Por eso creo que es bastante intenso esa especie de sentido de pertenencia que tenemos y de cuidado hacia nuestras compañeras y compañeros de escena. Estoy muy orgullosa del ambiente que se repira.

–¿ Y a partir de ahora qué?

– Estoy trabajando desde hace 17 años en Baketik y mi implicación es muy grande. También tengo mi grupo de teatro. El taller me obliga no solo a impartirlo a horas tardías, sino que me ocupa un espacio mental muy grande y una inversión potente de energía. Me ha costado mucho tomar esta decisión aunque creo que debo dejar ese espacio libre para ver qué pasa y dejar llegar lo que tenga que llegar. Soy impaciente por naturaleza.

– Un último mensaje en la hora del adiós...

– Mi agradecimiento por haber podido expresarme con libertad a través de las obras de teatro. La libertad es un tesoro y aquí, donde vivimos, tenemos mucha suerte, debemos luchar por conservarla más que nunca. También agradecer a todas las personas que han confiado en mi y han dejado que les dirija, que les vea de verdad. ¡He aprendido tanto con ellas! Y un deseo: que el ayuntamiento, las instituciones luchen por sus trabajadores y trabajadoras, todas las personas que son contratadas por empresas que concursan sabiendo que lo que puntúa más es lo más barato. Que lo revisen, para que cuente la profesionalidad de esas personas y quieran conservar su puesto de trabajo y logren contratos de los que enorgullecerse.