Tolosa
El legado de El Arado de BasterretxeaEn homenaje a Antxon Elosegui y Koldobika Jauregi, DV publica una serie sobre el circuito de esculturas al aire libre de Tolosa
Viernes, 2 de agosto 2024, 20:56
Antxon Elosegui, uno de los principales impulsores del proyecto del circuito de esculturas al aire libre, y Koldobika Jauregi, uno de los artistas cuya obra se incluye en esta iniciativa, han fallecido este año. Es un buen momento para recordar, en homenaje a ellos, el legado que nos han dejado, y destacar también la relevancia de este proyecto, dedicando una sección específica a cada una de las esculturas.
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La serie se abrió, de hecho, antes del fallecimiento de Antxon y Koldobika, con el reportaje dedicado a 'Atauts', de Jorge Oteiza, que publicamos el pasado 27 de abril, dedicado a la escultura que inauguró el circuito, hace justo ahora hace treinta años.
Nestor Basterretxea (1924-2014), dejó como legado en el casco urbano de Tolosa, en los jardines de Emeterio Arrese, su escultura 'Goldea', inaugurada en febrero de 2000. Una obra que justamente se ha reparado este verano, dentro del proceso de mejora de estas instalaciones artísticas, iniciado el año pasado.
«El arado es como una estructura abstracta, como una herramienta que abre la tierra»
Así explicaba el gran Basterretxea las características de su escultura. «He tratado de simbolizar la imagen de un arado, una herramienta de trabajo del campo, un útil para nuestra cultura rural, hoy superada», decía entonces. «He intentado recuperar ese pasado relacionado con el mundo agrícola que se está perdiendo», añade el artista, que precisaba a continuación: «Esta recuperación del tiempo, esa plasmación del arado, la he traducido en una escultura abstracta, con lo cual también fusiono tradición y vanguardia».
En su día, la comisión de esculturas del CIT -impulsora del proyecto-, sugirió a Néstor Basterretxea que elaborara una obra que tuviera relación con el carnaval tolosano. El artista diseñó un juego de máscaras que finalmente desechó, debido a su alto coste, y optó por llevar a cabo una creación totalmente distinta: un arado semifigurativo de cinco metros de altura, pintado en un tono gris oscuro plateado. Así nació Goldea.
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El acto de inauguración, presidido por el entonces alcalde Antton Izagirre y su antecesor Joxe Gurrutxaga, se abrió con la intervención de un bordondan-tzari y se cerró con los bertsos de Txomin Garmendia. A la ceremonia acudieron ediles y ex-concejales del Ayuntamiento, y representantes del Centro de Iniciativas (CIT), con su presidente Joselu Andueza al frente, así como ciudadanos de la villa relacionados con el mundo de la cultura.
«He intentado recuperar ese pasado relacionado con el mundo agrícola que se está perdiendo»
Antton Izagirre agradeció a quienes habían hecho posible la colocación de la obra: al artista, al CIT, a su antecesor José Gurrutxaga y a los constructores Muno y Peñagarikano, que se encargaron de la urbanización de la zona. «Goldea es un homenaje a nuestros antepasados, a los baserritarras que labraban la tierra, es un testimonio de la Tolosa rural», dijo.
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«El mejor destino para una obra de arte es la calle», aseguraba Basterretxea a Mikel G.Gurpegi en el libro 'Esculturas para el pueblo'. «En los municipios, la gente va al museo una vez en su vida pero todos los días pasan por delante de una escultura al aire libre y se acostumbran a sus formas. Tiene algo de educativo. Los niños siempre las aceptan, con esa mente tan abierta que tienen, como algo que pertenece al pueblo. Los artistas no creamos para los padres, sino para los hijos, que ya nos entenderán».
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