Hoy nos vamos de bares. Arostegieta kalea, el Txalupa, 1981. ¿Cómo será el gentilicio de Gaintza? De allí es Kontxi Dorronsoro. Después ... de dos años en la cocina del Zarauztarra, se hace cargo del mítico Leku Zaharra. Su buena mano en la cocina le hará ganar clientela. Ay esos mondejus, los txipis... Serán marca de la casa.
PD1. En el bar de enfrente hay cambios. Kontxi, mi cuñada, y mi hermano dejan el bar persiguiendo un sueño: montar una tienda de deportes. En lugar de él, llega el hijo del carbonero de la calle Mayor: Ikatza Artutxa. En plenas vacaciones de agosto me llama mi hermano: «Javier, ya puedes buscar camarero nuevo. Ikatza está en la barra del Txalupa. Kontxi y él se han hecho novios. ¿Lo soñé? Debí intuirlo, cada vez que en la cocina alguien gritaba '¡Pedirle a Kontxi una cabeza de ajo!' allí que iba Ikatza corriendo».
PD2. Y en 2003, en la plaza Nueva, donde estuvieron el Itziar y el Arana, la pareja abrirá el Ikatza. Será un punto de encuentro para los amantes de la buena gastronomía. Llegan los hijos Irati, Josu, Ane, y lo tienen claro: no va a haber relevo generacional. Quizás por eso, me contó Josu: «La amatxo nunca nos enseñó a cocinar». Qué tiempos aquellos cuando en un Domingo de Carnaval vendieron 700 bocadillos. Una locura. La amatxo les decía que hoy en día llevar un bar como antiguamente es muy difícil. Tras 43 años de hostelería, 41 juntos, a descansar familia.
PD3. De la Parte Vieja a la parte nueva, al Iurre. La historia de este bar curiosamente se gestó también entre el Shanti y el Txalupa. Con Kontxi trabajó Mari nueve años, antes estuvo en el Orbela de Izaskun. En mi bar, entra Fran, un chaval que viene de la mili; sustituye a Martín, del Babes. Y la historia se repite. «¡Hace falta perejil, pedidle a Kontxi!». Y ahí se va Fran, volverá con un besito de Mari y sin perejil. Se casarán y volarán al Iurre, de Josemari Tuduri. Ahí, en 1998, comienza, con Idoia en la cocina, la vida de un bar de ambiente, donde nació el cañón de cerveza, y donde a cualquier hora podías comer algo, discutir de todo y echar risas.
PD4. Y llegó Lander, su hijo. Y si en algún momento Mari y Fran pensaban que iban a tener relevo generacional, nada de eso: Lander sí se iba a dedicar a la hostelería, pero a otro nivel. Estudia en el Basque Culinary Center, hará sus prácticas en Fagollaga y Disfrutar (Barcelona), pasará por Arzak y el fin de grado lo hará en Tabakalera. Lleva ya tres años en Arzak, de I+D. Buena suerte, familia.
PD5. Seguro que alguna vez has estado en el Irrintzi. Bar de los de siempre, donde el tiempo se para. En 1988, Juani y Jose, de profesión pescaderos, reforman el antiguo Antonio y nace el Irrintzi. Hará honor a lo del barrio de la jarana. En la barra estarán sus hijas Urra y Belén, que han aprendido el oficio en los bares Dulantxi y Uztargi de Amasa-Villabona. Y con Gonzalo llega la revolución, un tío que a las seis de la mañana, cuando abre el bar, lo mismo te cuenta un chiste que te hace un monólogo. Ellas ya se han jubilado, a Gonzalo le toca seguir cotizando, y él, que es un artista, también lo es en la parrilla de Bentaldea. Y llegan ellas, Karina y Kris, simpatiquísimas en la barra, y Rina, en la cocina. Y las tortillas son más gordas que las que hacías tú, Gonzalo. Suerte en la nueva vida que empezáis.
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