Tolosa

Concierto del solsticio en el día más largo del año

Lamentablemente, las malas previsiones climatológicas obligan a trasladar al concierto del bosque de Urkizu a las carpas de Gure Zirkua, como ya ocurriera hace dos años.

Migel Zeberio, director de Et Incarnatus, recuerda cuál fue la génesis de este concierto. «Queremos expresar que el verano viene tras la primavera y es símbolo de que la vida sigue. Entendemos esta cita como una simbiosis entre el hombre y la naturaleza. Es un concierto privado, fuera de los círculos oficiales, que hacemos por el simple placer de hacer música. Dentro de las actividades que promovemos a lo largo del año, ésta puede ser una de las más peculiares», confiesa el director tolosarra.

«Si en un principio comenzamos junto a la cima del monte Uzturre, enseguida nos dimos cuenta de que era una zona con un cambio de tiempo brusco y de escape difícil y entonces encontramos el hayedo mágico en el monte de enfrente, en las faldas de Erniozabal y Mendikute», recuerda Migel.

La orquesta ha vivido un sinfín de vivencias, partituras, estrenos, invitados y espectadores. «El tiempo y la pandemia no nos han amedrentado todavía y año tras año nos reunimos a esta singular fiesta espiritual con más ilusión que la del primer día», expone el director

«Desde toda Euskal Herria, o bien la víspera desde Barcelona en avión o bien terminando como podamos los trabajos del viernes y partiendo de Madrid en coche a las cuatro de la mañana, vamos a reunir a una cuadrilla de 40 personas para dar la bienvenida al inicio de verano. Volveremos a compartir emoción y emoción con los asistentes y recordaremos a los amigos que nos faltan. Nos uniremos a la eternidad al tender la mirada hacia arriba, en el bosque o desde el circo», concluye con emoción Zeberio.