El pimentón, otra forma de consumir el langostino de Ibarra
El caserío Arane trabaja para «darle una vuelta al producto», obteniendo «otro resultado con la misma planta»
MIRIAM ARANDIA
IBARRA.
Martes, 24 de septiembre 2019, 00:22
Quien decida conocer Ibarra y se acerque al corazón de la localidad piparrera, descubrirá casi a la llegada de la plaza un caserío que data del siglo XVI y que conserva su fachada original y majestuosa, una construcción que no pasa desapercibida. Estas paredes no solo aguardan memorias de generaciones que han trabajado la tierra con «mucho esfuerzo y orgullo», sino que conocen las aventuras de los familiares y amigos que se reúnen en torno al cultivo de la guindilla. Olatz, Garazi y Haritz Izagirre, última generación de la casa, abrieron sus puertas la pasada XX Feria de Piparra con el fin de dar a conocer el proceso de la producción del pimentón que se realiza íntegramente en su caserío, bajo la marca 'Arane 1559' y el lema 'Landatu, maitatu, on egin' (plantar, amar, buen provecho).
«Desde muy pequeños hemos vivido la guindilla en casa. Nuestro padre, Jose Ignazio Izaguirre, era del caserío Montes y miembro de la cooperación Ibarlur de la guindilla de Ibarra, y dedicó mucho esfuerzo para conseguir el label del producto. Ahora, en Arane trabajamos en familia y entre amigos, sobre todo, en la recogida de la piparra. Aun así, veíamos que hacía falta una nueva forma de consumir el producto». Es así cómo, tras cuatro años de investigación, decidieron presentar el pimentón Arane en la feria especial de Navidad de Tolosa hace dos años, dándole un «giro» al producto y obteniendo otro resultado con la misma planta.
A diferencia de la guindilla tradicional como seña de identidad de Ibarra, la de Arane propone un color y un sabor diferentes. Rojo y picante. «Como hacemos con el tomate, lo hacemos también con la piparra, dejándola madurar», cuentan los hermanos. Sin embargo, no es tan fácil, ya que «al dejar a la guindilla envejecer, la planta gana peso y sufre. Aún así, el sabor de una piparra roja cogida de la planta siempre será distinto». La mejor época para su recogida cuentan es a «finales de verano», y como no podía ser de otra manera, la familia inició la recolecta hace dos semanas.
El año pasado consiguieron elaborar 1.200 botes de pimentón
La visita de Arane continuó con las explicaciones de la producción del pimentón. A la hora de recolectar las piparras, seleccionan «los mejores ejemplares, esto es, aquellos sin hongos, y se procede a eliminar todas las impurezas para dejarlos secar durante un mes». El secreto, dicen, «está en que la guindilla quede crujiente». Una vez dado el visto bueno, se trasladan los mejores ejemplares a una especie de horno para eliminar su humedad, a 45 grados, y seguidamente, se les quita el rabillo, y se trituran en otra máquina hasta hacerlos polvo, listos para embotar.
El pasado año consiguieron elaborar un total de 1.200 botes de pimentón, «una cifra no muy alta, pero suficiente teniendo en cuenta el tamaño de nuestra plantación». Añaden que «al tratarse de un producto nuevo, hay que educar al consumidor». Además del pimentón Arane como tal, producen también botes de pimentón con sal de Leintz Gatzaga, gracias a una colaboración. «Ambos son ideales para aumentar el sabor de cualquier salsa, legumbre, verdura y todo tipo de pescados y carnes».
Y así quedó reflejado en la degustación final de la visita donde un puré de calabacín, una tortilla de patata y unos cacahuetes fueron elaborados o acompañados con un exquisito sabor a pimentón de Arane.
«La gente se asombra al contemplar el icono de esta localidad transformado en otro resultado; todos destacan su aroma». El producto rojo y picante que se está utilizando en restaurantes y cocinas muy selectas, ya ha despegado y parece que comienza un largo viaje.