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La saga de los Montero recupera el brilloLa saga de los Montero es bien conocida en Ordizia, aunque ha quedado en el olvido para las nuevas generaciones que desconocen las cinco victorias de Ricardo en la Ordiziako Klasika y los mundiales ganados por su hermano Luciano, ni la carrera del hijo del primero, también llamado Luciano. Emilio Quílez presentará este jueves el libro 'La Saga de los Montero. Una estirpe de campeones', en el palacio Barrena a las 19.00 horas, en un acto en el que estará acompañado por Abraham Olano, que ha escrito el prólogo.
Aunque ninguno de los tres protagonistas del libro nació en Ordizia, son unos ordiziarras más. Quílez tampoco conocía su historia, hasta que escribió sobre el primer mundial de ciclismo a la que fueron corredores españoles, en 1930 en Lieja: Ricardo Montero y Mariano Cañardo. Le llamó la atención «porque le llamaban el ciclista irunés, del Real Unión, criado en Ordizia», y tras dos años de investigación ha publicado el libro que este jueves presenta. «La verdad es que tienen una vida apasionante», subraya.
Los hermanos Ricardo y Luciano Montero Hernández nacieron en Gemuño (Ávila), en 1902 y 1908 respectivamente. De jóvenes se trasladan a vivir a Francia, primero a Saint Jean de Pied de Port, luego a Pernois y después a Boucau. Ricardo corrió su primera carrera en España en 1924, concretamente el Gran Premio Internacional de Irun. «Su padre habló con los directivos del Real Unión de Irun y desde ese día empieza a correr en el equipo». Un año después se proclamó campeón de España y «era tan bueno escalando que prepararon dos pruebas: la subida a Urkiola, en Vizcaya, y la subida al Escudo, en Cantabria. Ganó en las dos a Vicente Trueba 'La Pulga de Torrelavega', por el que se instauró el primer premio de la montaña en el Tour de Francia».
A pesar de haber vivido al otro lado de la muga, el mayor de los Montero nunca participó en el Tour, por un enfrentamiento que tuvo con Henry Desgrange, el patrón del Tour y director del diario 'L'Auto', organizador de la prueba. «Siempre se arrepintió», cuenta. Aún así, «tuvo una vida apasionante» y fue pionero en muchas cosas: junto a Mariano Cañardo fueron los primeros españoles en correr el Mundial en 1930, donde fue sexto, y dos años más tarde en Roma fue cuarto, «con toda la pléyade de figuras italianas a los que plantó cara. Perdió porque se paró a beber agua en una fuente». Ambos ciclistas fueron también los primeros españoles en correr el Giro de Italia. «Ganó muchas carreras, tanto en España como en el suroeste de Francia. No es más conocido porque no corrió el Tour».
Montero se casó con una mujer francesa, Rosa Rechou, con la que en 1930 tuvo a su hijo Luciano, en Baiona. Sus otras dos hijas, María Teresa y Mari Carmen, nacieron en Ordizia, a donde la familia se trasladó en marzo de 1932. La fábrica de bicicletas Orbea, de Eibar, para la que corría le ofreció la representación de Madrid, Burgos y Ordizia, y eligió la villa guipuzcoana porque ya había ganado la Prueba ahora centenaria, y en la que tiene el récord de victorias, con cinco triunfos en su haber. Pero tras el inicio de la Guerra Civil, deciden volver a Francia. «Su salida es un poco épica, porque llegan a San Sebastián y el barco que les tiene que llevar a Baiona no acepta súbditos españoles y Ricardo se tiene que quedar en tierra. Su mujer y los niños, que ya tienen dos, se quedan también con él. Tirando de amistades llegan de San Sebastián a Irun, donde era el capitán del equipo ciclista, muy conocido, y consiguen pasar la frontera. Esto tiene su importancia vital porque en el año 37 descuelga la bicicleta y vuelve a ganar un buen número de carreras en el sudoeste francés», explica Emilio Quílez.
Luciano, el hermano de Ricardo, fichó directamente por el Real Unión. El hermano mayor no le hizo sombra y realizó una prolífica carrera. Luciano fue tres veces campeón de España &ndash«Ricardo lo fue una vez»&ndash, y en 1935 ganó la medalla de plata, la primera medalla para el ciclismo español en un mundial de ruta. A raíz de aquello «le instan a vivir en París y allí se convierte en figura de los velódromos franceses corriendo tras motos». En este contexto, ganó el Gran Premio de Marsella tres veces seguidas, el Gran Premio Mont Roux, y en ruta participó en el Gran Premio de las Naciones, una contrarreloj de 146 kilómetros. En esa prueba, «en 1933, a falta de 10 kilómetros, es el que lleva el mejor tiempo, pero se cae dos veces, incluso el público no le deja levantarse de la bicicleta porque tiene toda la cara ensangrentada, pero finaliza la prueba. En 1934, 1935 y 1936, queda tercero, por detrás de Antoñin Magne, otra de las figuras de la época».
Corrió en una docena de países, y en 1937 aceptó una oferta para correr en Argentina, donde participó entre otras pruebas, en los Seis días de Buenos Aires y también en Uruguay. Cuando en 1941 estalló la Segunda Guerra Mundial decidió irse a Argentina, donde conoció a su mujer y se estableció. En ese país dejó también un récord para la eternidad: en 1943, corrió entre las localidades de Wilde y Mar de Plata. En total 393,6 kilómetros, que completó en 5 horas, 10 minutos, 11 segundos y 4 quintos, detrás de un automóvil dotado de cortavientos a una media de 76,14 km/h.
El último ciclista de la saga fue Luciano Montero Rechou, hijo de Ricardo. Nacido en Francia, nacionalidad que mantuvo siempre, se crió en Ordizia a donde la familia volvió en 1940, donde comenzó su carrera profesional y heredó de su padre la tienda Ciclos Montero. Luciano ganó el Campeonato de España en 1950, batiendo a Federico Martín Bahamontes. Ese mismo año, sufrió un brutal accidente bajando de Gaintza, lo que «cortó un poco la progresión de lo que podía haber sido», comenta el autor. «Tuvo muy mala suerte con las lesiones». Aun así, fue uno de los integrantes del primer equipo Kas de la historia, el Boxing Kas, que nació en Ordizia.
Residió en la villa hasta su fallecimiento hace 13 años, donde todavía queda parte de la saga: su hijo Ricardo Montero; su hermana María Teresa, junto con sus hijos Josean y Rosa Carrión; y en Donostia su otra hermana, Mari Carmen.
El prólogo de 'La Saga de los Montero. Una estirpe de campeones' lo firma Abraham Olano, quien aceptó la propuesta de Emilio Quílez. «Se sorprendió» al conocer la historia de la familia ordiziarra, y es que su carrera tiene algunos paralelismos con el de ellos: Olano ganó su primera carrera profesional en Ordizia, con el Lotus; también es campeón de España y doble campeón del Mundo, «el primero que supera la plata de Luciano, y era un extraordinario contrarrelojista, lo mismo que Luciano».
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