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Rosco de San Blas, tradición ordiziarraOrdizia atesora un buen número de tradiciones y ritos que se han mantenido durante siglos de generación en generación. Las más visibles se concentran en las fiestas patronales, donde se renueva anualmente aún la más antigua, la 'Eskudantza' de Santaneros que da la bienvenida a los casados en los anteriores doce meses con el ingreso en la Cofradía de Santa Ana desde el 26 de julio de 1509. Pero en febrero también nos encontramos otras tradiciones arraigadas en la localidad.
Los primeros días de este mes de febrero se rigen también por tres festividades envueltas en ese mundo que entrelaza lo religioso con lo festivo. Este domngo, 2 de febrero es el día de la Candelaria, este lunes San Blas y la víspera de Santa Ageda, el martes. Son festividades no solo locales, ya que se celebran en numerosos municipios aún, pero que en Ordizia cuentan con una tradición y arraigo, en algunos casos, más especial.
De esta forma, este domingo se llevará a cabo la bendición de las velas en la parroquia durante la misa mayor de las 12.30 horas y mañana, San Blas, obispo y mártir, abogado y protector de los males de garganta, se realizará la bendición de los alimentos, como siempre, a las 9.00 horas. El martes, para cerrar el triduo, se volverán a escuchar las coplas en honor a la mártir por las calles. Una tradición que algunos eruditos sitúan en el siglo XIV y que se completa con otra singularidad local: el repique de campanas en la parroquia en recuerdo, según la tradición oral del parroquia ofrecerán su mejor repique, en recuerdo, según la tradición oral, de aquel día en el que llegó hasta el Arciprestazgo la noticia de la beatificación del que luego sería San Martín, transmisión que según otras voces rememora el aviso de su martirio.
Más allá de los actos religiosos y festivos generalizados en numerosas localidades, es el día de San Blas el que guarda su singularidad en Ordizia. En los escaparates de las panaderías ya se han empezado a ver los roscos y rosquillas glaseadas, pero esta no deja de ser una 'tradición' relativamente reciente. Y es que la costumbre local entroniza al rosco de pan como el protagonista de la festividad. Una usanza que no se da en los demás municipios de la comarca, por lo que el rosco de San Blas supone algo muy representativo, podría decirse que exclusivo de Ordizia, y, por supuesto, centenaria.
El rosco, en cuanto a ingredientes y elaboración se refiere, no cuenta con ninguna peculiaridad, ya que viene a ser como el pan de cada día: harina, agua y levadura, amasadas y horneada, eso sí, en esa forma de aro distintivo y, tratándose del santo patrono, bendecido. Esta tradición ordiziarra que ha pasado de generación en generación hunde sus raíces en fechas lejanas, aunque no hay referencias escritas que aludan a sus orígenes. El legado heredado oralmente recuerda los días en los que la Iglesia prohibía la venta de los productos bendecidos. Únicamente se podían regalar o repartir entre familiares y amigos, aunque queda en evidencia que en algún momento esta norma derogó.
El tradicional rosco no ha faltado en las panaderías de la villa y aun se mantiene de la mano de Juango Garin, cuarta generación de la saga que recaló en Ordizia hace más de un siglo. Fueron Juan José Garin, nacido en Itsasondo, y su esposa Eulogia Alberdi, de Zizurkil, quienes tras aprender el oficio en Tolosa se establecieron en Ordizia en 1904. El local primigenio estaba ubicado en el número 5 de la calle Mayor, y contaba con una entrada, a su vez, por la calle Euskal Herria. Las siguientes generaciones ampliaron el obrador, que en la década de 1940 pasó a la calle Jose Arana y, de ahí, a San Bartolomé, donde actualmente continúa.
Juanjo Garin explica que «hoy en día tienes que estar muy atento a cuantas innovaciones surgen y a las expectativas de la clientela, lo que nos ha llevado a ofrecer una amplia gama de panes y a adentrarnos en el ámbito de la pastelería». Y, en el contexto, añade, «en casa siempre ha existido el rosco de San Blas, por supuesto bendecido, y hace un par de años, junto al de toda la vida, me propusieron elaborar uno como en Navarra. Se trata de un brioche, una masa confeccionada a base de harina, agua, leche, miel, mantequilla, azúcar, levadura y un toque de anís, que rotulamos». Sea con rosco, rosquillas o brioche, este año tampoco habrá excusa para no celebrar San Blas.
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