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Por primera vez en 513 años una mujer encabeza la eskudantza de santaneros de Ordizia
La Cofradía de Santa Ana ha cambiado los roles de género del tradicional baile
el diario vasco
Miércoles, 27 de julio 2022
La Cofradía de Santa Ana no ha faltado a su cita del 27 de julio y ha celebrado este miércoles su capitulo anual dentro de las fiestas patronales de Ordizia. Lo viene haciendo al día siguiente de su constitución, el 26 de julio de 1509, a excepción de circunstancias especiales o excepcionales. Un ejemplo es en 1873 por la guerra carlista, el 27 de julio de 1936 por la Guerra Civil, y de manera más reciente en 1996 por el asesinato a manos de ETA del empresario Isidro Usabiaga. El atentado llevó al Ayuntamiento a suspender las fiestas. Este año ha sido un hito que por primera vez en 513 años una mujer ha encabezado el baile.
Hasta ahora el papel de aurresku y atzezku estaba reservado a los varones, nacidos en Ordizia, detalle que a menudo coincidía por lo que a partir de ahí el descarte proseguía favoreciendo el hecho de ser alcalde o hijo de alcalde, y a partir de ahí concurría el árbol genealógico. Pues bien este año, en las parejas en las que ambos fueran ordiziarras han sido ellos quién lo han decidido. Esto ha provocado el hito histórico en cuanto a los roles de aurresku o atzesku.
La Cofradía de Santa Ana, que por tradición preside el alcalde de la localidad, invita a participar y a ser miembros a los casados durante el año festivo. La pandemia del Covid provocó la suspensión de las fiestas en 2020 y 2021. Por fin, la asociación ha podido retomar este miércoles la celebración de su capítulo anual. Al acto estaban invitadas las parejas que han contraido matrimonio (religioso o civil) en los años festivos del 2019 al 2022, en total algo más de 60. Al evento han asistido siete.
La entidad ha sobrevivido cinco centurias gracias a su capacidad de adaptación a los tiempos. Una prueba su constante renovación es que este año se han cambiado los roles de género. Entre las catorce personas concurrentes prevalecían las raíces ordiziarras, es decir, el árbol genealógico propio y de las generaciones anteriores para establecer los desempeños más importantes en la celebración. Sin embargo, por primera vez en 500 años, ha sido María Balluerka Alba a la que le ha correspondido abrir la cuerda; aurresku, acompañada en el cierre; atzesku, por Eñaut Gereñu.
De la misma manera, el papel de mayordomo reservado hasta ahora a dos varones, es decir, encargados de acompañar a la primera y segunda dama, Mirari Legorburu y Asun Lekuona, respectivamente, ha recaído este año en dos mujeres. Garazi Mujika y Larraitz Bueno han sido las elegidas para destacar en el recorrido desde la Casa Consistorial a la Plaza Mayor.
Antes del tradicional baile, a las 10.30 de la mañana, en el salón de plenos, en un cónclave presidido por el alcalde de Ordizia y presidente de la cofradía, Adur Ezenarro, Iñaki Hidalgo ha procedido a la lectura del acta de la sesión. Ha realizado un emotivo recuerdo a los fallecidos por la Covid en la localidad. A continuación, ha reclamado a los nuevos cofrades que mantengan estas antiguas tradiciones, y a las figuras más destacadas de la eskudantza cumplir bien y fielmente su cometido. A continuación, les ha demandado a todos ellos que respeten la costumbre de asistir a misa y a la vuelta participar en la Plaza Mayor en la sokadantza, luciendo las mujeres los tradicionales mantones de Manila y los hombres camisa blanca.
Por último, los nuevos cófrades han firmado en un antiguo libro de actas que tiene por nombre Santaneros y que data de 1792. Se ha dado la circunstancia de que Garazi Mujika, Larraitz Bueno y Saioa Barandiaran no han estado acompañadas, por motivos laborales, por su respectivas parejas. Joseba Hierro, marido de Garazi Mujika se ha incorporado a la celebración a media mañana. En los otros dos casos finalmente no han podido estar presentes.
En ceremoniosa cuerda, que ha abierto el alcalde a los sones de los txistularis, los nuevos cofrades se han dirigido a la parroquia para asistir a misa mayor. Tras la celebración religiosa, han vuelto a a la Casa Consistorial, para desde allí, manteniendo los ritmos e incorporaciones de la Eskudantza, interpretar, aurresku y atzesku, en la plaza, el desafío, agurra y zortziko. Y todos los nuevos santaneros, fandango y arin arin, prueba de fuego en la que cada uno hace lo que puede. Tras el también tradicional almuerzo las cuatro parejas han regresado al Ayuntamiento para poner fin al emotivo y evento que tiene más de quinientos años de historia.
Ha sido un acto solemne, ceremonioso, cargado de simbología, que supone la presentación pública y bienvenida a los nuevos matrimonios en los que se asienta no sólo la renovación y futuro de la colectividad, sino que a su vez, pone a prueba la habilidad y destreza personal, en especial de las figuras destacadas, calibrada a los ojos e interpretación de los enrevesados ritmos de los bailes tradicionales que recopilaron y conservaron entusiastas maestros del folklore vasco como Juan Ignacio Iztueta, todo ello y por momentos, en un desafiante ritual coreográfico en alusión al liderazgo de la colectividad, etc. Poco que pedirles en el desempeño del arin arin, etc, a la chilena Kristel Kittel, esposa de Eñaut Gereñu, o a Eugenio Polo (Cáceres) marido de Asun Lekuona.
La Cofradía de Santa Ana representa una de las agrupaciones más antiguas de Euskadi, que permanece en activo. Entidad que el 26 de julio de 1509, renueva sus ordenanzas, aprobación que tuvo lugar «en la iglesia de San Bartolomé de Herdizia, en la cámara de arriba», tal y como se lee en el encabezamiento de las citadas ordenanzas, documento que se conserva en el archivo municipal. Junto a esas ordenanzas, el documento que también se conserva, y más se usa, es el 'Libro de elecciones y cuentas de la Cofradía de Santa Ana, instituida en esta nuestra villa de Villafranca.' Manuscrito que data del 27 de julio de 1792.