Ordizia

Cónclave, también en Ordizia

El pub Amonane, ese rincón donde el vino se sirve con risas y los debates se encienden con cada ronda, se respira ya un aire de cónclave, aunque a su manera. Por tercera vez, este local emblemático del pueblo ha lanzado su ya esperada porra papal, una tradición tan local como el mercado de los miércoles, pero con un ojo puesto en Roma.

Fue en 2005 cuando, tras la muerte del papa Juan Pablo II, Koke Crehuet tuvo la idea de organizar una porra papal. Tras comentarlo con los hermanos Arana propietarios del bar, la iniciativa se puso en marcha y logró un éxito inmediato. En 2013, con la abdicación de Benedicto XVI, repitieron la experiencia. Ahora, tras el fallecimiento del papa Francisco, Ordizia vuelve a mirar al Amonane para revivir una tradición que ya forma parte de su historia reciente.

La porra, que como en ediciones anteriores, vuelve a ser tema de conversación obligada, está en marcha desde el lunes y todo aquel que quiera puede acercarse al bar para dejar su pronóstico eligiendo entre los numerosos cardenales que suenan en las quinielas.

El plazo permanecerá abierto hasta que, desde el Vaticano, la esperada fumata blanca anuncie la elección del nuevo Pontífice. Cada apuesta es de 3 euros y en las dos ocasiones anteriores ya hubo acertantes, así que la misión no es del todo imposible, a pesar de lo difícil que parece. El ganador se llevará todo el bote acumulado. En caso de haber más de un acertante, se repartirá entre los agraciados.

Mientras tanto, las predicciones vuelan de boca en boca y las cábalas llenan las tertulias del poteo, a la espera de que el cardenal protodiácono asome al balcón central de la basílica de San Pedro y pronuncie el esperado 'Habemus Papam'. Quienes quieran participar disponen en el local información sobre los 133 aspirantes que componen el colegio cardenalicio para probar sus dotes adivinatorias con el sistema de selección que más guste. El pueblo aguarda expectante, sabiendo que, además de un nuevo Papa, el Amonane hará su particular bendición al ganador de la porra. El resto, como siempre, quedará en manos del cielo... y de la barra.