Beasain

'Behin Batean Beasain', historias que tejen relaciones

En el Molino de Igartza se clausura este domingo la exposición fotográfica 'Behin Batean Beasain', un proyecto que ha buscado tejer un puente entre generaciones. Esta iniciativa, impulsada por el Ayuntamiento de Beasain en colaboración con la Asociación Estudiantil Junior Empresa MAWA, es mucho más que una muestra fotográfica: es un testimonio vivo de las conexiones humanas, el aprendizaje mutuo y el valor de compartir historias.

La exposición, abierta al público por última vez de 12.00 a 14.00 y de 18.00 a 20.00, ha reunido a jóvenes de entre 17 y 25 años con mayores de más de 70 años, creando un espacio para el diálogo y el entendimiento mutuo. Las fotografías que adornan las paredes del molino son más que imágenes; son reflejos de encuentros, de conversaciones profundas y de vínculos que trascienden edades.

El objetivo principal de'Behin Batean Beasain' ha sido fomentar las relaciones entre generaciones, permitiendo a los participantes compartir modos de vida, experiencias e inquietudes. Algunos de los mayores ya conocían a sus interlocutores más jóvenes, mientras que para otros, la participación en este proyecto ha supuesto el inicio de una nueva relación.

El intercambio no solo ha sido enriquecedor para las personas involucradas, sino también para el pueblo en su conjunto. Las experiencias compartidas revelan cómo la memoria colectiva de Beasain se entrelaza con los cambios que ha experimentado el municipio a lo largo de las décadas. Cada conversación y fotografía refuerza el tejido comunitario, recordando la importancia de preservar tanto las tradiciones como los valores humanos.

Uno de los elementos más destacados de la exposición son los testimonios de los participantes, que reflejan la evolución del pueblo y la vida en comunidad. Aunque no nos centraremos en los detalles de cada historia, en conjunto, los relatos evocan un Beasain que ha cambiado con el tiempo, pero que conserva su esencia de cercanía y unión.

Los mayores comparten recuerdos de un Beasain lleno de vida, donde los barrios eran como grandes familias y las tradiciones se vivían con intensidad. En contraste, los jóvenes aportan una visión fresca, destacando el orgullo por sus raíces y la importancia de mantener vivo el euskera y las costumbres locales. Las conversaciones muestran cómo el pueblo ha evolucionado: desde el impacto del crecimiento de los supermercados frente a los pequeños comercios, hasta los retos que plantea la digitalización en la vida diaria.

Uno de los aspectos más valiosos de la exposición es la transmisión de valores y aprendizajes entre generaciones. Los mayores, con una vida repleta de experiencias, ofrecen consejos llenos de sabiduría: desde vivir el presente hasta valorar los lazos familiares y las pequeñas cosas del día a día.

Los jóvenes, por su parte, se muestran receptivos y abiertos a aprender de quienes les preceden. Este intercambio de perspectivas ha permitido a ambas generaciones comprender mejor el mundo desde diferentes ángulos. La importancia de la fortaleza ante las adversidades, el optimismo y la gratitud por los momentos compartidos son temas recurrentes en las conversaciones.