Beasain

Beasain conquista La Florida y se gana a pulso el pase a la final por el ascenso

El planteamiento de Mikel Arruabarrena en Portugalete fue eficaz. El técnico guipuzcoano apostó por un bloque sólido, sin concesiones, con líneas compactas y una presión inteligente en campo propio. Sabía que el Portu, con la ventaja teórica de 1-1 de la ida, podía llegar a caer en la trampa de la ansiedad si el partido no se ponía de cara. Así fue. El primer tiempo fue una batalla táctica, trabada, sin grandes alegrías en ataque. Hubo respeto mutuo, vigilancia constante y poco margen para las sorpresas. El Beasain se sostuvo desde el orden, sin despistes, y esperó su momento.

Ese primer acto dejó pocas llegadas claras, pero sí señales. El Beasain insinuó con una combinación entre Bengoetxea y Pita, bien resuelta por el arquero Portugalejo, y Eizagirre lo intentó sin fortuna. Por su parte, el Portu buscaba a Okolo como referencia ofensiva, pero sin continuidad. Zorrilla, siempre peligroso, fue vigilado de cerca. Solo al borde del descanso el partido se abrió ligeramente. Aitor Villar lo intentó con una vaselina desde muy lejos tras un robo que casi sorprende al portero beasaindarra Artetxe, y acto seguido el Beasain respondió con una contra rápida que acabó con un remate de Eizagirre al que respondió Ibon con una parada salvadora. Dos fogonazos en un primer tiempo espeso que confirmaban que cualquiera podía golpear primero.

Y lo hizo el Beasain. Tras el paso por vestuarios, el conjunto vagonero salió con otra energía. Dio un paso adelante y empezó a jugar más tiempo en campo rival. No fue un cambio brusco, pero sí sostenido y decidido. Fruto de esa ambición llegó el tanto que cambió la historia del partido. Bengoetxea, siempre inquieto, recibió un balón interior desde la izquierda, entró en el área y soltó un derechazo cruzado que superó a Ibon y silenció a La Florida. Un golazo en el mejor momento. El 0-1 obligaba al Portu a ganar, y al Beasain le daba la eliminatoria. Pero quedaba mucho, y había que resistir.

A partir de ahí, el Portugalete lo intentó con todo. El técnico local, movió el banquillo y llenó el campo de hombres de ataque. Los jugadores vizcaínos buscaron el tanto de cabeza, haciendose valer de centros, jugadas individuales, y hasta chilenas, pero no pudieron perforar la meta defendida por Artetxe. El Beasain, lejos de echarse atrás del todo, mantuvo su estructura y se defendió con disciplina. Zubillaga, Iriondo y Sansinenea firmaron un trabajo oscuro, pero decisivo, ganando duelos y despejando balones comprometidos.

No fue un triunfo brillante ni espectacular. Fue un triunfo de convicción, de creer en el plan y ejecutarlo. El Beasain no necesitó dominar la posesión ni arrasar en ocasiones. Le bastó con ser más equipo. Con saber leer los momentos, aguantar cuando tocaba y aprovechar su oportunidad. Así, sin alardes pero con cabeza, se llevaron una eliminatoria durísima y mandaron a casa al favorito.

Ahora queda el último escalón: el Cortes. Será otra guerra, otro desafío. Se medirán al conjunto navarro, disputando el partido de ida este sábado a las 18.00 en Cortes, y la vuelta en casa el fin de semana del 22 de junio.