Ormaiztegi

El Ayuntamiento denuncia varios actos vandálicos en espacios públicos

El Ayuntamiento ha hecho pública su profunda preocupación ante la reiteración de actos vandálicos que vienen produciéndose en el municipio, especialmente en la zona del frontón Zubipe, un área algo alejada del núcleo urbano y, según señalan, «recurrente en este tipo de sucesos».

El último de estos hechos ocurrió la noche del 25 de junio, cuando fue incendiado un contenedor de vidrio en la calle Gabirialde. La intervención de los bomberos fue necesaria para sofocar las llamas, que amenazaban con extenderse a otros contenedores colindantes, los cuales también resultaron dañados.

Pero no ha sido un caso aislado. Tan solo unos días antes, la noche del 21 de junio, varios individuos accedieron ilegalmente al recinto de la piscina municipal y arrojaron diversos objetos al agua, entre ellos la silla del socorrista, conos de obra y piedras. «Actos como estos pueden provocar daños graves en la lámina protectora del vaso o la contaminación del agua, lo que nos obligaría a cerrar la instalación, afectando directamente a toda la ciudadanía», alerta el alcalde Jon Enrique.

Además, con la llegada del verano y la inminente apertura de la piscina, el vallado perimetral ha sido vandalizado en múltiples ocasiones. Este año, concretamente, en tres puntos diferentes, obligando al Ayuntamiento a reparar o incluso sustituir completamente postes y tramos de valla.

Otra instalación que ha sufrido constantes ataques es la cancha de fútbol 5, recientemente inaugurada. «En el escaso tiempo que lleva en funcionamiento ya ha sido totalmente vandalizada: rotura intencionada del vallado, destrozos en las porterías, puertas arrancadas y arrojadas al río...», enumeran.

El frontón Zubipe tampoco se libra de los daños. Sus paredes, ventanas y persianas son objeto de pintadas frecuentes, incluso después de haber sido recientemente restauradas por el Ayuntamiento. Especialmente doloroso ha sido el ataque al gran mural del artista local Balu, considerado uno de los mayores de Europa y parte del patrimonio cultural de Ormaiztegi. «No entendemos cómo alguien que aprecie el arte urbano puede dañar una obra así», señalan con indignación.

Desde el Ayuntamiento no ocultan su frustración y desánimo. «Nos duele más aún saber que la mayoría de estos actos los protagonizan vecinos y vecinas del propio pueblo. El Ayuntamiento hace un llamamiento urgente a la responsabilidad colectiva, al respeto por lo común y a cuidar un entorno que es de todos. Porque, como recuerdan, «cada valla rota, cada pintada y cada daño cuesta dinero, esfuerzo... y convivencia».