Comienza la cuenta atrás

Visitamos algunos de los lugares más frecuentados en víspera de las fiestas. La primera parada en este recorrido es la calle Mayor. Son días frenéticos y de locura, en general, para las modistas y los habilidosos a la costura, pero en la conocida tienda de telas 'El Kilo', el negocio familiar de los Jauregi goza desde los últimos treinta años de observar la actividad y el trajín habitual de la confección de los disfraces de carnaval. Al otro lado del mostrador, y entre el caos ordenado de las telas de color, Edorta Jauregi es un experto vendiendo tejidos, pero lo es también ofreciendo consejos, reflejo del grado de experiencia que le ha dado la veteranía. Señala que aunque la campaña de este año está siendo más «corta» y «comprimida» que la habitual, las comparsas de tiempo libre comenzaron a organizarse en el mes de octubre, y que las cuadrillas más tempraneras, en cambio, se pusieron en marcha para Navidades. «Todavía quedan días por delante, y seguiremos vendiendo hasta el último momento. Hemos vendido el mismo sábado de caldereros para el disfraz de la tarde. No hay un patrón específico en carnavales para la gente a la hora de realizar su disfraz; si escogen una tela delgada se abrigan por debajo. He notado una subida en las chilabas de nuevo, poco a poco se está dejando de lado el famoso buzo y se está retomando la chilaba como prenda para los primeros días, sobre todo, entre la gente joven».

De los disfraces a la calle, y en su tránsito, observamos que todavía no son muchos los escaparates, balcones, ventanales y miradores vestidos con motivos carnavaleros. No nos olvidamos, sin embargo, de lo que Edorta nos ha contado al salir de su comercio. Y es que, seguramente para el asombro de muchos, la tradición de decorar los balcones y fachadas de las casas ha alcanzado sus fronteras, y ha llegado incluso hasta Leitza. Poco a poco, los comercios han empezado a dar señales de vida, o de carnaval, y en esta labor, cada vez más se opta por ideas más originales y llamativas basadas en la filosofía «hazlo tú mismo» que tanto se acerca a la identidad que esta fiesta adquiere en el municipio.

Pero, donde verdaderamente se respira el ambiente precarnavalero es en el Ferial y en Amaroz, lugares de residencia para las carrozas desde las Navidades, una fábrica de ideas y de sorpresas cuya magia no merece ser desvelada, y donde el trabajo se mezcla con el compañerismo, el humor, la paciencia y la imaginación. La prisa no ha hecho mella todavía en los grupos, todavía se respira un ambiente tranquilo en los mismos, aunque algunas carrozas han comenzado a coger ventaja sobre otras. «Es la primera vez que conozco el carnaval de Tolosa desde las tripas, aquí en el Ferial, y la verdad es que me ha embaucado totalmente. Vine a ayudar a mi amiga con vestimenta de paseo, y al final, me animó tanto que hoy he decidido volver, esta vez, con ropa de trabajo. Siempre he oído hablar muy bien de este carnaval, pero lo cierto es que los tolosarras tienen una gracia particular para todo. Me lo paso muy bien mientras trabajamos», afirma María, vecina de Hernani.

Sindy, vecina también de Hernani, ha venido decorando las carrozas de una de las comparsas más veteranas del Ferial en los últimos años, y en la semana que llevan trabajando, ha limpiado y retirado el material antiguo de su interior con la ayuda de María, a la que ya han lanzado su invitación para participar en la comparsa. Este año, de nuevo, su grupo de amigos ha optado por sacar las dos plataformas durante tres días; como es habitual, el motivo de una de ellas está ligada con el País Vasco, y la otra es el «ejemplo perfecto» de lo que es el iñauteriak. «Hace muchos años que yo me enganché a este carnaval. Decidí echarles una mano dibujando las carrozas con una condición, salir con ellos en la comparsa».