Aquí y ahora

Leire González

Jueves, 19 de noviembre 2015, 01:24

Inmediatez. Tal vez sea ésta la palabra que a todos se nos viene a la mente cuando pensamos en internet. Queremos saber lo que está pasando ahora, en este mismo momento. No importa donde estemos, no importa el tiempo del que dispongamos. La espera en una parada de autobús o en la consulta del médico se convierten en lugares y tiempos idóneos para sacar nuestro móvil del bolsillo y ponernos a navegar. Tal vez un vistazo a la portada son suficientes para calmar nuestra sed digital. Este fenómeno no entiende de edades y sólo hace falta levantar la cabeza de nuestros dispositivos móviles para darnos cuenta de que no somos los únicos enfrascados en nuestros aparatejos. Pero aunque nos cueste creerlo esto no siempre fue así.

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Echemos la vista para atrás. Al menos veinte años atrás. Si hacemos este viaje en el tiempo nos damos cuenta de que estas paradas de bus o estos ratos muertos antes de entrar en la consulta del médico son muy diferentes. Los móviles escasean y las conexiones a internet aún más. La información digital se consume en las casas y las conexiones se cuentan con cuentagotas. El consumo de la información no es tan inmediato y las actualizaciones prácticamente no existen. La inmediatez tan esencial hoy en día queda relegada a un segundo plano.

A lo largo de este tiempo, la transformación que ha motivado internet en la sociedad es brutal, tanto que ha cambiado nuestros hábitos de consumo y nuestra manera de relacionarnos. Nuestro día a día sin internet es impensable y aunque puedan existir diferentes niveles de inmersión en el mundo digital, vivir al margen de las nuevas tecnologías se convierte en una misión casi imposible. Las nuevas tecnologías han venido para quedarse y sólo nos queda disfrutar de ver cómo evolucionarán en los siguientes años. Dentro de veinte años hablamos de nuevo.

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