La tarde y la noche, sin tamborradas
Los festejos de hoy: A las siete y media saldrá la tamborrada de la Unión Artesana y a las doce menos cuarto la de Euskal ... Billera» (DV, 20 de enero de 1943).
La de Euskal Billera era la infantil, en su núcleo inicial. Y no crean que aquel titular resumía demasiado; el día 20 en 1943 solo interpretaron el repertorio de Sarriegui las dos citadas, más la tamborrada de los Luises del Antiguo, organizada por Istingorra.
La Guerra Civil había supuesto, también, un parón festivo que aún coleaba. Si en 1936 habían salido a la calle doce tamborradas más la infantil, después de la guerra el Ayuntamiento solamente autorizó dos, la de Gaztelubide en la noche del 19 al 20, para la izada, y la de la Unión Artesana, que mantenía su horario matutino. Hasta 1957 los de la Artesana no modificarían su horario y se ocuparían del hasta entonces inexistente acto de arriada.
Tras la Guerra Civil, al Ayuntamiento le costó autorizar tamborradas. Hace ochenta años solo pudieron salir las de Gaztelubide, en la izada, Unión Artesana y los Luises del Antiguo, a primera hora de la mañana del 20, y la reducida infantil
Al tándem Gaztelubide-Artesana se sumó en 1943 la antiguotarra y el regreso de la tamborrada infantil de Euskal Billera (aunque al año siguiente no salió, en protesta porque el Ayuntamiento vetó su idea para la arriada). Cuesta imaginar Donostia un 20 de enero sin escuchar tamborradas por la tarde ni por la noche, pero así fue.
Eran otros tiempos, con una tamborrada constreñida por unas autoridades franquistas que desconfiaban de las expansiones festivas. Como signo de aquella época, recordamos que en la plaza de la Constitución, entonces del 18 de Julio, antes de la 'Marcha de San Sebastián' sonaba el himno nacional.
Así lo contaron en nuestro diario: «A las doce menos cinco, en el balcón principal del Ayuntamiento, donde se encontraban el gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, señor Rodríguez Miguel, el alcalde señor Lataillade y otras autoridades y personalidades, se elevó la enseña de España, mientras la banda de música que acompañaba a la tamborrada que poco antes llegó a la plaza, interpretaba el Himno Nacional en medio de respetuoso silencio. Al terminar el último acorde del himno, el señor Rodríguez Miguel dió un viva a España que fue clamorosamente contestado».
«Al dar las doce campanadas de medianoche se izó la bandera de la ciudad, por mano del koshkerísimo José Zapiain. Los tamborreros de Luis Irastorza y Shotero Irazusta, con la banda de música, interpretaron la 'Marcha de San Sebastián', mientras la muchedumbre prorrumpía en aplausos. Al cesar éstos, el señor Lataillade dió un caluroso viva San Sebastián que encontró eco frenético en el inmenso gentío que abarrotaba la plaza».
Homenaje a cuatro hermanos
Lo más destacado de la fiesta patronal de hace ochenta años fue que la sociedad Euskal Billera organizó un homenaje a los hermanos Otamendi, cuatro ingenieros y arquitectos asentados en Madrid, donde participaron en la creación del Palacio de Comunicaciones o la primera línea de Metro. Julián, José María, Miguel y Joaquín Otamendi ningún año faltaban a la tamborrada.
Se apuntaron tantos donostiarras a la comida en su honor que hubo de trasladarse a la más amplia sede del Club Cantábrico. El homenaje, y otros que organizó Euskal Billera, quedaron como precedente del Tambor de Oro, distinción oficial que no nacería hasta 1967.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión