Una película de masas en acción
La Tamborrada Infantil parecía el rodaje de una superproducción con más de 4.700 enérgicos extras... O, a los ojos de sus familiares, protagonistas
Con miles de cámaras y varios drones al acecho, con una iluminación casi perfecta sobre el rico colorido, hasta con su suspense, con miles de ... niños avanzando como en una gran escena de masas, con las emociones y los bostezos de los rodajes cinematográficos, la Tamborrada Infantil parecía la filmación de una película. Lo que no tenemos muy claro es de cuál.
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'Frío sol de invierno'. Fue el tema de conversación recurrente. Tras días entre paraguas y partes meteorológicos, que solo hiciera mucho frío era lo mejor que podía pasarnos, se repetían los espectadores, pertrechados con plumíferos, gorros de lana y café caliente. La chavalería parecía entrar fácilmente en calor (¿proporcionarles tambores en casa podría ser un método eficaz contra la carestía energética?). Eso sí, rápidamente se establecieron clases. Quienes seguían el desfile desde la acera de los impares de Urbieta llevaban bien el aire fresco atenuado por el tibio sol. Los de enfrente tiritaban en la gélida sombra.
'Duelo de titanes'. Está cargado de energía ese rato en que las compañías se van acercando a Alderdi-Eder y, antes de diluirse en el conjunto, compiten con otras como si fuera un derbi y se singularizan con gritos de guerra particulares, repitiendo el nombre de su centro como remate a sus redobles. Sin embargo, detectamos un gesto feo de rivalidad mal entendida. Cuando desde el balcón de la Casa Consistorial van proclamando el nombre de las 48 compañías participantes y cada mencionada aporrea sus tambores, algunos otros les abuchean. Tarjeta amarilla.
'De repente, un extraño'. Hay gente para todo. Al mediodía de este viernes, con el Centro en ebullición alrededor de los pequeños tamborreros, un hombre solitario, con un detector de metales y una pala, se dedicaba a buscar tesoros enterrados en la arena de la playa de La Concha.
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'La bella y la bestia'. Es un misterio que en una ciudad tan dada a la polémica como la nuestra se esté dejando extinguir la tradicional figura de la Bella Easo sin el menor debate, sin un mísero comentario en 'Sirimiri'. Este viernes, la ikastola Zurriola prescindió de ella y en su lugar hablaron desde el balcón por turnos el Ciudadano, la General, la Ciudadana y el Alcalde (por cierto, traducidos al lenguaje de signos pero sin decir una sola palabra en castellano). Uno no tiene claro que sea cierto lo de que «las niñas ya no quieren ser princesas» y que prefieran hacer de un personaje de ficción como el de Notaria del siglo XIX (aunque Inge Beristain estuviera impresionante con su sombrero de copa y traje negros).
'¿Víctor o Victoria?'. Puestos a debatir, a la vista de la Tamborrada Infantil de este viernes, cabría preguntarse por qué es normal que las chavalas se vistan con trajes de oficios durante siglos masculinos pero que no haya chavales de aguador(a) o cantinera (los dos cantineros de Jakintza del año pasado no han vuelto ni creado escuela). Mejor no meneallo.
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'Pozos de ambición'. Casualidad o no, vimos durante el desfile a un pequeño gastador de Amara Berri y otro de la ikastola Aitor que agitaban sus hachas como dirigiendo a sus compañeros. Aprendices precoces de tambores mayores.
'El puente sobre el río Kwai'. En el plácido mediodía de recuperación de la Infantil en formato grande, el único roce estaba en los puntos en que quienes necesitaban pasar al otro lado del desfile se colaban entre quienes lo veían, molestándoles. ¿Para cuando una pasarela provisional, como la de la estación del Norte?
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'Magnolias de acero'. Siempre nos roban el corazón esas aguerridas cantineritas que, dos horas después, continúan sonriendo y saludando con su mano dentro de un guante blanco.
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