En 1973, fuegos artificiales y canarios
Hace cincuenta años solo salieron once tamborradas de mayores, pero hubo una colección pirotécnica, teatro en euskera y hasta una exposición ornitológica
Música de Sarriegui, redobles de tambores y barriles, animación al estilo donostiarra, buen comer y beber. La fiesta de San Sebastián siempre es igual, salvo guerra civil, estado de excepción o pandemia. Sin embargo, si entramos en detalles, hay que ver lo que ha cambiado... Lo comprobamos viajando a la edición de hace medio siglo.
La diferencia más llamativa es puramente numeral. Frente a las 158 compañías de adultos de 2023, medio siglo antes solo salieron a la calle once. O sea, muchísimos menos donostiarras participaban activamente en la fiesta percutiendo tambores y barriles. Todas las mujeres (excepto abanderadas y cantineras) y la gran mayoría de los varones lo hacían pasivamente, como espectadores, acompañando a las pocas tamborradas (lo que, dicho sea de paso, puede resultar aún más típicamente donostiarra).
La limitada presencia de compañías por las calles hacía que en el programa festivo aparecieran otras propuestas. Así, en la noche del 19 al 20 de enero de 1973 figuraban: «De 12.00 a 3.30 de la madrugada, gran baile en el salón de exposiciones del Excmo. Ayuntamiento. A las 12.30 de la madrugada, disparo de una colección de fuegos artificiales de la Pirotecnia Zaragozana».
Hubo críticas a la «recortada banda de música» que utilizó Gaztelubide, que se oía poco en la plaza
En los bajos de la Casa Consistorial solían organizarse entonces bailes populares para jóvenes, como se hizo en la gran noche festiva. Curiosamente, otra parte del Salón Municipal de Exposiciones (actual Biblioteca Central) estaba ocupada por una muestra inaugurada el día 18 y que permaneció abierta durante las fiestas: «Exposición de Ornitología, XIV Campeonato Internacional de Canaricultura Ciudad de San Sebastián».
A los pajarillos les molestarían los bailables y los estallidos de la colección de Pirotecnia Zaragozana, que no era habitual pero tenía una explicación. El Ayuntamiento donostiarra había invitado a la fiesta a la Corporación de Zaragoza, a la que agasajó con recepciones y la entrega del Tambor de Oro a su alcalde, Mariano Horno Liria (la otra distinción del año fue para el cirujano Mariano Fernández Zúmel). Se trataba de una devolución de visita tras la visita del máximo mandatario donostiarra Felipe de Ugarte y sus concejales a las fiestas del Pilar.
El alcalde y los ediles maños estuvieron, junto a «diversas autoridades provinciales y locales», en el balcón central durante la izada. Antes cenaron en un lugar inhabitual. Según publicó DV, «el Ayuntamiento donostiarra les ofreció una cena en los salones de la Biblioteca Municipal, situada en la antigua Casa Consistorial». ¿Dónde se haría el cocinado?
Relevo en Gaztelubide
Aquella izada de 1973, con buen tiempo, tuvo dos detalles que cincuenta años después llaman nuestra atención. «A las doce en punto, el alcalde de la ciudad dio el grito de 'Viva San Sebastián', comenzando la Tamborrada, que fue coreada por el público». O sea, que antes de las accidentadas izadas de los años de la Transición y del estruendoso jolgorio actual, el alcalde lanzaba un '¡Viva San Sebastián!' al estilo del chupinazo de San Fermín.
Otro detalle fue que ¡hubo críticas a Gaztelubide! Bueno, a un aspecto concreto, al que se refirieron en DV el 21-I-1973: «Hemos recibido algunas quejas sobre la Tamborrada del día 19, la del viernes, en la Plaza del 18 de Julio, en relación con la recortada banda de música que acompañó a Gaztelubide. Hace falta que la banda de música esté formada por más elementos». Que si no, las notas se perdían en el momento cumbre por la plaza de la Constitución, entonces aún del 18 de Julio.
El reglamento de la Tamborrada Infantil incluía órdenes de movimientos al estilo militar, a la voz de «¡ar!»
Aquella izada de 1973 ofreció un dato para la historia. Sería la última ocasión en que la protagonizara Joshé Aldanondo como tambor mayor de Gaztelubide, tras una década dirigiendo con su porte marcial. Un año después tomaría su relevo Manolo Múgica.
Si pudiéramos viajar en el tiempo hasta 1973, nos extrañaría tener que andar buscando tamborradas, ausentes en muchos barrios y momentos. Solo salían once de adultos. En la noche de la víspera, Gaztelubide, Ondar-Gain, Umore-Ona, Peña Taurina del Antiguo y Loyolatarra. En la mañana del 20, los Luises del Antiguo, Kresala, Kondarrak y Vasconia. Por la tarde, la Peña Anastasio y en la noche del 20 solo quedaba la compañía de la Unión Artesana, que protagonizó la arriada a las órdenes de Antonio Pacheco.
La Tamborrada Infantil, formada por «más de 1.200 niños», animó las calles del Centro. Por cierto, que la víspera publicó DV un muy estricto reglamento elaborado por el Centro de Atracción y Turismo: «Debe enseñarse a los participantes en la Tamborrada a obedecer las órdenes de firme, descanso, izquierda, derecha, media vuelta, al objeto de que se puedan colocar las formaciones en los lugares adecuados. La voz ejecutiva al objeto de unificarse será siempre la de 'AR'». Menos mal que estas y otras normas no se aplicaron rigurosamente...
El 20 de enero de 1973 hubo teatro en euskera en el Principal, y el 21, bertsolaris en homenaje a 'Basarri' en el Astoria. Al caer la fecha en sábado, el espíritu festivo se extendió al domingo 21, con la inauguración de las nuevas instalaciones de Zorroaga y un partido la Real en Atocha.
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