El 40% de los vascos que se hospedan en Airbnb lo hacen para llegar a fin de mes

Airbnb nació en 2007 cuando dos anfitriones recibieron a tres huéspedes en su casa de San Francisco y, desde entonces, ha crecido a más de 4 millones de propietarios que han acogido a 1.400 millones de personas en casi todos los países del mundo. Se trata, pues, de una plataforma que ha ido creciendo exponencialmente con el paso de los años, aunque su verdadero salto lo dio durante y tras la pandemia. Las restricciones en los hoteles y el miedo a las masificaciones y al contagio masivo hicieron que los turistas apostaran más por este tipo de alojamientos, que generalmente son los más asequibles para el bolsillo, sobre todo si se viaja en familia.

En 2022, casi 200.000 vascos usaron Airbnb para viajar dentro del país, mientras que más de 100.000 lo hicieron al extranjero. En total, los viajes de ciudadanos de Euskadi con esta plataforma crecieron un 45%. De esta forma, ha quedado patente el papel fundamental que desempeña Airbnb tanto para la economía local y familiar de los anfitriones, como para facilitar a los huéspedes opciones de viajes económicos.

Mientras el coste de la vida sigue aumentando, llama la atención que el 40% de los vascos que hospedan en Airbnb lo hacen para llegar a fin de mes. De ellos, más del 62% reconoce que ha utilizado el dinero ganado ofreciendo servicios de alojamiento como salvavidas económico para cubrir necesidades como básicas como comer, mientras que casi el 65% afirma que lo recaudado les ha ayudado a poder seguir viviendo en sus hogares. Según datos del año pasado, el anfitrión típico del País Vasco, cuya media es de 47 años, ingresó alrededor de 6.500 euros, casi dos mil más que la media a nivel estatal (4.750 euros).

Otra modalidad al alza es el alquiler de habitaciones privadas a través de Airbnb. En 2022, las noches en estas estancias crecieron aproximadamente un 85%, lo que supuso un ganancia de cerca de 2.000 euros para el anfitrión, lo equivalente a un mes extra de salario en España.

Existen dos beneficios: por un lado, es más asequible para los huéspedes. El año pasado, más del 80% de las estancias en habitaciones privadas en Europa costaron menos de 100 euros la noche, con una tarifa promedio de 50 euros por noche en España. Por otro, porque alojarse con un anfitrión es una excelente forma de promover conexiones y vivir la ciudad como un local. Un dato que así lo atestigua es que durante el primer trimestre de 2023, el 75% de las estancias recibieron la máxima calificación con cinco estrellas.

Muchos de los anfitriones de Airbnb son los verdaderos artífices de que los beneficios del turismo vayan más allá de las empresas hoteleras y recaigan en familias y negocios locales. Casi nueve de cada diez en el País Vasco hicieron recomendaciones en el barrio donde se encuentra su alojamiento y cerca de un 70% recomendaron a los huéspedes visitar lugares menos conocidos entre los turistas. Esto supuso que la mitad del dinero gastado por los visitantes durante su estancia –excluyendo alojamientos–, se hiciera en la comunidad en la que se ubicaba el anuncio.