Medio ambiente

Adiós al ticket de compra en tiendas y 'súper' de Francia

Según el Gobierno galo, en Francia se imprimen cada año 12.500 millones de recibos de caja. Algunos de ellos son muy pequeños, lo que «dificulta su recogida y reciclaje». En términos de impacto medioambiental, representan 150.000 toneladas de papel, 25 millones de árboles talados y 18.000 millones de litros de agua consumidos. La idea es evitar en torno a la mitad de ese consumo, ya que encuestas realizadas sobre este tema apuntan a que a en torno al 50% de los franceses no les importa dejar de recibir el ticket.

La iniciativa, que en España ya aplican algunas grandes superficies como Zara o Decathlon, cuyo personal pregunta al comprador si desea el ticket en papel o a través de la aplicación del comercio, deriva de una ley de economía circular aprobada en 2020 en el marco de la lucha contra el cambio climático y el impulso de la economía sostenible.

En principio, la intención era que la medida entrase en vigor el 1 de enero de 2022, aunque acabó posponiéndose hasta el 1 de abril de este año. La crisis de inflación por el encarecimiento generalizado de los precios llevó a París a retrasar la activación de la norma una segunda vez. El motivo fue que en un momento de escalada de precios, en el que el ticket de compra constituye el punto de referencia principal de los ciudadanos para hacer comparaciones, había que preservar esa referencia «hasta que pase el pico de inflación».

Así, la supresión del comprobante en papel 'de oficio' se aparcó hasta el 1 de agosto. Y a la tercera va la vencida. El Ministerio de Economía francés alega que «la inflación está bajando desde hace varias semanas» y «la previsión es que siga bajando». Además, el hecho de que la medida entre en vigor en pleno verano «dará tiempo a que se adopten los nuevos hábitos en otoño», añadió el gabinete de la ministra de Comercio, Olivia Grégoire.

Todos los comerciantes deberán colocar carteles cerca de las cajas «en los que se indique explícitamente que a partir de ahora corresponde al consumidor pedir el recibo de caja».

La Dirección General de Competencia, Consumo y Represión del Fraude efectuará controles a tal efecto y comprobará «la coherencia entre el precio expuesto en el lineal y el precio pagado en caja».

Existen excepciones en las que los comercios sí van a seguir imprimiendo los recibos sistemáticamente. Es el caso de restaurantes y hoteles; de aquellas compras en las que el ticket sirve como garantía, como electrodomésticos o aparatos electrónicos; de transacciones anuladas, o cuando el recibo se refiera a un servicio (peluquería, mecánico de taller, etc.) cuyo coste supere los 25 euros.