Un tercio de los vascos de entre 15 y 29 años no quiere tener hijos en el futuro
La crisis de natalidad se acentúa en los últimos años y la cifra de jóvenes que rechaza tener descendencia se ha duplicado desde 2015
El número de jóvenes que quiere tener hijos desciende año tras año en Euskadi. Uno de cada tres vascos de entre 15 y 29 años ... ya no desea tener descendientes en el futuro, o lo que es lo mismo, un 31,9% de los menores de 30 años rechaza ser padre o madre, según el diagnóstico de la situación de la juventud de Euskadi realizado por el departamento vasco de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, en colaboración con el Observatorio vasco de la Juventud. Si en 2015, hace siete años, el 84,7% de los jóvenes que no tenían hijos deseaban tenerlos, en 2021 este porcentaje bajó hasta el 66,9%, doblándose así el número de jóvenes que no contemplan dar este paso.
En plena crisis de la natalidad, las ganas de ser padres se han reducido notablemente entre quienes están en edad fértil. Es más, según este mismo informe, en la actualidad la tasa global de fecundidad se sitúa en un 33,1, mientras que el valor medio de la Unión Europea era de 43,1 alumbramientos. Así, de media, en Euskadi se dan 33,1 nacimientos por cada 1.000 mujeres de 15 a 49 años, frente a los 42,5 de hace una década.
Que la natalidad está a la baja es una realidad. Gipuzkoa, y también Euskadi, afronta una de las mayores crisis demográficas de la historia. ¿Pero, a qué se debe este cambio de tendencia en la forma de pensar de los jóvenes? «El nuevo papel social que juegan las mujeres, la precariedad económica y el cambio cultural y de las prioridades de la sociedad» son, según María Silvestre, profesora de Sociología en la Universidad de Deusto, los principales motivos que explican el contexto actual, en el que el porcentaje de quienes quieren tener hijos cae por momentos.
La pandemia ha sido «otro factor» que ha reducido aún más la natalidad porque «se generó un entorno de gran incertidumbre y aislamiento que no propiciaba la idea de traer hijos al mundo», explica la experta, investigadora principal del DeustoBarómetro. Después de la crisis sanitaria «se ha instalado un 'carpe diem' que tampoco prioriza comportamientos que impliquen compromisos a largo plazo», como el que puede suponer tener un bebé.
Precisamente por eso, la edad media de las mujeres que tienen su primer hijo lleva casi dos décadas por encima de los 30 años en Euskadi y recientemente ha superado los 32,3 años, frente a la media general europea, que se sitúa en los 29,5 años. Una evolución que ha entrado en la agenda social recientemente, pero que comenzó con «las revoluciones sociales, políticas y económicas del siglo XX», que impulsaron «el cambio en el rol y papel social de las mujeres: su acceso a la educación, a la política, al empleo, al control de la sexualidad... Todo eso ha cambiado instituciones tan importantes como la familia», reflexiona Silvestre. Hace medio siglo una mujer era educada «para ser madre. Estaba dentro de su código genético, de lo que debía hacer. Si no cumplía con ese deber se encontraba entonces con la penalización social. Esa concepción de la maternidad muchas veces idílica la hemos heredado, pero la principal diferencia es que las mujeres hoy no son educadas para ser madres únicamente, y antes sí». El cambio cultural se ha dado «radicalmente» y «en muy poco tiempo».
«Fenómeno social»
En una sociedad cada vez más envejecida, las instituciones apuestan por incentivar la natalidad con ayudas a familias con hijos. Sin embargo, cada vez hay más jóvenes, tanto hombres como mujeres, que no desean dar ese paso de formar una familia aunque a priori cumplan con las condiciones adecuadas, como un trabajo estable o un sueldo digno. Es más, Gipuzkoa encabeza el desplome de la natalidad en Euskadi. El segundo trimestre de este año los alumbramientos han caído un 11,4% en el territorio, según datos del instituto vasco de estadística Eustat, y un 6,3% en el conjunto de la Comunidad Autónoma Vasca. Esa bajada cada vez más acentuada de nacimientos y el cambio de comportamiento entre la sociedad actual en comparación con las generaciones anteriores preocupa a las autoridades, pero para Silvestre «la bajada de la natalidad no es un problema, sino un fenómeno social o sociológico que debe ser analizado».
Las claves
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31,9% de los jóvenes vascos menores de 30 años no quiere tener hijos en un futuro.
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33,1 nacimientos por cada 1.000 mujeres de entre 15 y 49 años se dan de media en Euskadi.
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Cambio de tendencia. Hace siete años el 87% de los jóvenes deseaba tener hijos, frente al 66,9% de ahora.
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Maternidad. La edad media de las mujeres que tienen su primer hijo lleva veinte años por encima de los 30.
Si se considera que la natalidad debe ser incrementada «por razones económicas o de bienestar» hay que «poner las medidas para que eso ocurra, pero no es un problema en sí mismo». De todas formas, «solo se convertiría en un contratiempo en caso de existir una distancia entre lo que la gente quiere y la gente puede hacer».
Sea como fuere, «hay formas de rejuvenecer una sociedad que no pasan necesariamente por el incremento de la natalidad, sino por tener una política migratoria mucho más flexible». El año pasado 182.849 personas de origen extranjero vivían en Euskadi, según Eustat, el 8,3% de la población total. La tasa de fecundidad entre las mujeres inmigrantes que residen en el País Vasco es «muy superior» a la de las vascas, 62,4 nacimientos por cada 1.000 mujeres de entre 15 y 49 años frente a los 29,1 de las locales. Además, mientras que en el caso de las madres jóvenes de origen extranjero la edad media es de 28,6 años, la de las vascas es casi cinco años mayor.
Conciliación
Pese a que todavía hay muchos jóvenes, el 66,9% de los vascos de entre 15 y 19 años, que no tienen hijos pero desean «mucho» o «bastante» tenerlos en un futuro, según el diagnóstico hecho por el Gobierno Vasco, este porcentaje baja paulatinamente. Hay quien retrasa la decisión por no tener las condiciones adecuadas para sacar adelante a un bebé, pero la realidad es que a las nuevas generaciones, y en concreto a las mujeres, «no se les educa para que su realización personal pase por la maternidad», aunque «social y culturalmente sigue habiendo un mandato muy poderoso en ese sentido». En cualquier caso, entre los 30 y los 40 años, a pesar de los cambios culturales vividos, «está la presión del reloj biológico y las dudas de si se está perdiendo una oportunidad».
Entre los factores que hacen a una mujer decidirse por ser madre o no está también el de la conciliación. El año pasado se tramitaron 21.673 expedientes de ayudas a la conciliación en Euskadi, según datos del departamento vasco de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, y se beneficiaron un total de 15.801 personas. «Es sumamente difícil conciliar el ser madre con la vida personal y laboral y nuestro modelo económico lo dificulta muchísimo porque prácticamente solo la viven las mujeres como una necesidad».
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