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Llegada de Morate al juzgado. José del Olmo (Efe)
El juicio contra Sergio Morate llega a su recta final

El juicio contra Sergio Morate llega a su recta final

El sábado, las partes darán a conocer sus alegatos y conclusiones finales

J. V. Muñoz-Lacuna

Toledo

Viernes, 27 de octubre 2017, 15:18

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Sergio Morate, el conquense de 34 años que en agosto de 2015 mató presuntamente a su exnovia, Marina Okarinska, de 26 años, y a una amiga de ésta, Laura del Hoyo, de 24, en Cuenca, conocerá en pocos días el veredicto del jurado popular una vez ha finalizado este viernes la presentación de las pruebas testificales, documentales y periciales de las partes personadas en el juicio que se celebra contra él en la Audiencia Provincial de Cuenca.

Antes, el sábado, la fiscalía, la acusación particular y la defensa formularán sus alegatos y conclusiones finales y Sergio Morate tendrá la última oportunidad de dirigirse al jurado. En el primer día de este juicio, el pasado lunes, Morate ejerció su derecho a no declarar y ni siquiera quiso contestar preguntas de su abogado. Después de conocer las conclusiones finales y los alegatos de cada parte, el jurado popular deberá emitir su veredicto.

La tarde del 6 de agosto

Durante la sesión de este viernes, los peritos han demostrado que el teléfono móvil de Sergio Morate estuvo operativo desde la una de la madrugada del 6 de agosto hasta las 7:34 de la madrugada del día 7.

En ese intervalo de tiempo, queda demostrado que Marina habló con Sergio y también con Laura vía telefónica antes de dejar rastro alguno. De hecho, la última conversación entre Sergio y Marina se determina a las 5:31 minutos de la tarde de ese día cuando Marina se encontraba en el interior del coche de Laura, estacionado cerca del domicilio de Sergio Morate en la urbanización “Ars Natura” de Cuenca.

La clave de la investigación de centra en esas horas: según el testimonio de los forenses, Marina falleció estrangulada entre las cinco media y las seis y media de la tarde del 6 de agosto por una brida de plástico después de recibir un fuerte golpe en la parte posterior del cráneo. En cuanto a Laura, también murió estrangulada pero por una presión manual, y también recibió un fuerte golpe –en el pómulo- que pudo desequilibrarla. Laura, a diferencia de Marina, sí pudo defenderse de su agresor como lo demuestran los desgarros que presentaba su ropa cuando su cadáver fue encontrado días después. Dos años y dos meses después de aquellos hechos, sus familias reclaman justicia y esperan una dura condena para Sergio Morate.

Después de cinco días de juicio, las partes no han variado sus posiciones desde el primer día: la fiscalía mantiene su petición de 48 años de cárcel por el doble crimen, la acusación particular eleva esa pena a 56 años y la defensa pide la libre absolución. La fiscalía y la acusación basarán sus argumentos en diversas pruebas que se han presentado durante las sesiones. La principal, la botella de agua –de la Virgen de Lourdes- con ADN de Morate que apareció junto a los dos cadáveres semienterrados en cal viva en un paraje de Palomera (Cuenca) donde nace el río Huécar. También destacarán el testimonio de la esposa del amigo rumano que acogió a Sergio Morate en su presunta huida a Rumanía y que escuchó cómo Sergio confesaba haber matado a su exnovia.

En esta misma línea, varios policías que custodiaron al acusado en su repatriación a España han relatado durante el juicio que Sergio comentó en voz alta: “La he liado gorda, estoy jodido”. No obstante, en su presencia nunca llegó a confesar la autoría del doble crimen, una circunstancia que el abogado defensor tratará de aprovechar en su alegato final junto a otro hecho destacable: el ADN de Marina y Laura no se ha encontrado en ninguno de los tres coches que Sergio Morate utilizó en las horas y días posteriores a la desaparición de las dos chicas. Y tampoco se han hallado muestras genéticas de Morate ni en la brida con la que Marina fue estrangulada ni en los plásticos con los que apareció envuelta.

«Que se haga justicia»

El juicio que está a punto de finalizar también ha servido para reconstruir las últimas horas de vida de Marina y Laura. Agentes policiales de los grupos de homicidios y telecomunicaciones han confirmado este viernes que Marina Okarinska utilizó su teléfono móvil por última vez a las cinco y media de la tarde del 6 de agosto de 2015. Esa tarde había quedado con su exnovio para recoger unos objetos personales de la casa de Sergio donde ambos habían convivido durante cuatro años. Marina llegó acompañada de su amiga Laura, temerosa de la actitud violenta de Sergio, que seguía obsesionado con ella.

Según la fiscalía y la acusación particular, Sergio había planeado matar a Marina –unos días antes compró cal viva y preguntó a un amigo licenciado en Derecho sobre acuerdos de extradición y prescripción de delitos- pero cuando vio que su excompañera sentimental acudía a la cita acompañada estuvo a punto de cambiar sus planes.

La acusación y la fiscalía sostienen que Sergio sólo pensaba excavar un hoyo de unos dos metros de longitud en el paraje de Palomera que había elegido como fosa pero la violenta muerte de Laura y la dureza del terreno hicieron que tuviera que dejar los dos cadáveres semienterrados.

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