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Gabriel González
Pamplona
Lunes, 12 de mayo 2025, 10:09
La paralización la semana pasada de los trenes de alta velocidad entre Andalucía y Madrid debido al robo de cableado ha vuelto a poner sobre ... la mesa el problema de los robos de cobre, una realidad que ha ido a más en los últimos años debido al incremento de su precio y la renovación del cableado de telefonía. En Navarra, de los 51 casos registrados en 2022 se pasó a los 177 del año pasado. Y cuando se esclarecen por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad, queda reflejado el precio al que se paga esta mercancía. En una sentencia reciente de la Sección Primera de la Audiencia de Navarra, un condenado por vender cobre robado a centros de reciclaje obtuvo un total de 725,30 euros por un total de 421,5 kilos de cable.
El hombre era empleado de una empresa de instalaciones telefónicas. Fue condenado a 15 meses de cárcel por un delito de receptación (vender algo roba-do) y a indemnizar a la empresa propietaria del cableado con la cantidad obtenida en su venta.
La sentencia del Juzgado de lo Penal nº3 considera probado que el procesado compró a personas no identificadas diversas cantidades de cable PVC telefónico a pesar de saber que su procedencia era ilícita. A continuación, vendió el material a una empresa de reciclados de la comarca de Pamplona en varias tandas: el 13 de febrero de 2024 vendió 68 kilos, el 19 del mismo mes 64,5 kilos, el 3 de abril 129 y el 16 de abril 160 kilos. En total, obtuvo 725 euros. Pero dos días, después, la Guardia Civil se incautó del material vendido en la última transacción.
La sentencia liga estas ventas con cuatro denuncias presentadas por una empresa subcontratada por Telefónica por sustracciones de cable tras ser cortado ocurridas en Santacara (1.013 metros de cobre), Ororbia (1.230 metros), Lekunberri (4.450 metros y Beruete (5.300 metros).
El trabajador de telefonía condenado recurrió la sentencia. Afirma que no había prueba de que hubiera comprado el cable a pesar de conocer su origen ilícito. Aseguraba que lo que había vendido en varias ocasiones era cable que se utilizaba como guía y que al estar en punta era inservible, y que lo había acumulado al considerar que era chatarra. Pero la Audiencia analiza los testimonios prestados en su contra y no observa ningún error en la valoración de la prueba de la primera sentencia. Al contrario, destaca la labor «precisa, cuidada y rigurosa de la jueza», por lo que mantiene la condena.
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