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Oskar Ortiz de Guinea
San Sebastián
Domingo, 19 de enero 2025, 00:20
La muerte de un monitor y cinco jóvenes esquiadores en Candanchú en 1985 es la mayor tragedia vasca provocada por un alud en los Pirineos junto a la que en 1995 se cobró también seis vidas. Sucedío también en enero, el mes estadísticamente más trágico. El día de Reyes, seis montañeros vizcaínos fueron sorprendidos por una cascada de nieve en la subida al ibón de Respomuso. Regresaban del refugio del mismo nombre en el que habían pasado dos noches tras haber coronado el Baitús (3.144 m.). Las malas condiciones meteorológicas les obligaron a tener que darse la vuelta la víspera y volver al refugio, en el término de Sallent de Gállego.
Las víctimas de aquella avalancha de apenas 15 metros de ancho fueron cinco jóvenes del barrio bilbaíno de Santutxu -Harritzen Gonzalez, Asier Gorrotxategi, Ikerne Martitegi, Mikel Epelde y Ezker Alday- y otro de Morga, Ibai Garay.
Estos dos accidentes son los más graves registrados por un alud en el Pirineo aragonés tras el que tuvo lugar el 11 de marzo de 1991 en la Tuca Blanca de Paderna (Benasque), cuando fallecieron nueve militares.
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