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Empapados en la fiesta de siempre
Chupinazo ·
DV se sumerge en las primeras horas de los Sanfermines, que recuperan toda la liturgia tras el parón del CovidANDER BALANZATEGI
Miércoles, 6 de julio 2022
El parón de la pandemia no ha pasado factura a las fiestas de San Fermín, que vuelven a cumplir con creces toda la liturgia desde el primer momento, el del chupinazo. DV se sumerge en la fiesta y vive en primera persona las primeras horas de una jornada regada por la lluvia y las ganas de disfrutar en blanco y rojo. Como siempre, con los ingredientes que nunca pueden faltar, incluidos los autobuses llenos desde Donostia con cientos de guipuzcoanos preparados para la locura sanferminera. Antes del chupinazo, que descorchó el desenfreno hasta el próximo día 14, almuercico para coger fuerzas, abrazos recuperados en las peñas y muchas ganas de que arranquen los encierros y se cumpla el guion sin sobresaltos. La cuenta atrás para muchos ayer empezó temprano. Pero ya se sabe que en San Fermín, dormir es secundario.
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08.00
Los más madrugadores salen desde Donostia en autobuses
Se palpa la emoción en aquellos que no fallan un año a la cita de San Fermín. También el nerviosismo en los que eran primerizos. En la estación de autobuses de Donostia cientos de personas de todas las edades se embarcan hacia Pamplona. En los tres autobuses de las ocho de la mañana ya no entraba un pañuelo rojo más. Ander y Mikel, donostiarras de 45 años, se presentan en la estación, junto a su cuadrilla, preparados para quedarse en la capital navarra hasta el domingo. Otro grupo de veinteañeros, venidos de Oiartzun, comenta que su intención es volver hoy por la mañana de su primera aventura en Sanfermines. Las vestimentas son variopintas. Unos pocos llevan el conjunto entero y los demás combinan camisetas blancas con un pañuelo rojo o gerriko. Arrancan los autobuses y todos los presente ponen rumbo a la fiesta.
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09.15
Sanfermines presentes en cada rincón, como siempre
Los buses que han salido de Donostia llegan a la estación y sus viajeros se empiezan a mezclar con los llegados de Araba, otras zonas de Navarra, Bizkaia, La Rioja y el resto de España. Las prisas se hacen notar y todo el mundo sale disparado hacia el Casco Viejo. Una cuadrilla de Beasain indica a dos mujeres chilenas qué direcciones deben tomar para llegar al centro. A su lado, una pareja brasileña venida desde Bilbao también se interesa por conocer los puntos más interesantes de San Fermín.
En las dársenas, también hay quienes deciden guardar sus mochilas, ropas y pertenencias en las taquillas. «Traemos ropa de repuesto porque después del chupinazo nos va a hacer falta», augura Ane, de Ordizia. No se equivocó.
Y antes de salir de la estación, el puesto de Miguel Ángel. Allí se coloca desde 1998 para vender cualquier tipo de prenda sanferminera a los foráneos. «Este año se nota que hay un poco de bajón, antes para las ocho ya estábamos vendiendo sin parar y hoy no hemos empezado hasta las diez», comenta. Allí se queda Miguel Ángel, mientras un joven cambia sus pantalones cortos por unos blancos del puesto, y la gente ya empieza a encarar los bares del Casco Viejo.
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10.30
Almuercico para coger fuerzas y lo que venga...
De camino a la Plaza del Castillo, en la calle Tudela, todas las mesas de los bares están hasta arriba. Con las reservas cerradas hace días, las cuadrillas, por lo general mayores de 40 años, cogen fuerzas con unos platos de txistorra, huevos y jamón con tomate. Cinthya, camarera del bar Café Manterola, ajetreada de un lado al otro, afirma haber sacado unos 40 platos en la última media hora.
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El chupinazo más esperado de la historia
Los más jóvenes optan por una dieta algo diferente. Casi todos los grupos de veinteañeros tenían sus botellas de Don Simón y Coca-Cola, un rotundo éxito para el kalimotxo. Unas bebidas que tienen que llevar en recipientes de plástico, ya que hay fuertes controles de la policía para evitar que las de vidrio entrasen en las calles más concurridas. Los hosteleros del casco antiguo muestran su alegría por volver a las fiestas y a las ventas. Desde la ventanilla del bar Castillo, su camarera, espera que «todos los días sean como hoy porque parece que hemos vuelto al 2019». Servido el kalimotxo recibía el dinero. «El vaso normal 4 euros, el katxi 7», repetía. Poco a poco el ambiente y la música que ha congregado a muchos jóvenes durante la mañana en la Plaza del Castillo se traslada a la del ayuntamiento. Se acerca el chupinazo.
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12.00
Un chupinazo con tres años de espera
La plaza del Ayuntamiento todavía ofrece la oportunidad de adentrarse a falta de 15 minutos. La lluvia retrasa la llegada en masa, pero poco antes de la hora ya no cabe un alfiler. «Hay menos gente pero la sensación de agobio es mayor», comenta Naia, una vecina de Iruñea que se deja la voz en la plaza. Se escucha a Unzué, pañuelos al cielo, se dispara el chupinazo y se desata la locura. Y, por supuesto, se ducha de vino todo aquel que está presente. No sale de la plaza ninguna camiseta ni pantalón blanco con su color original. Este redactor da fe de ello. El ambiente es de total festividad, sin incidentes, más allá de los empujones necesarios para desplazarse en aquel mar rojiblanco.
Una vez terminado y dado comienzo a los Sanfermines, las calles de salida se van llenando y sus bares también. Además, los dulzaineros arrancan su kalejira en la plaza y van recorriendo las calles del Casco Viejo. Algunos vecinos sacan mangueras y cubos para mojar a quienes se ponen debajo. Y no hay pocos. Los más animados, esperan el agua al grito de «bota ura».
Una de esas cuadrillas, a las que les cayó un balde de agua encima mientras posan para este periódico, señala que «era un día para disfrutar lo que no habían disfrutado en los últimos dos años y para pasarlo bien con los amigos y familia». También destacan que se notan «muchas más ganas» por parte de toda la gente que ha llegado a Pamplona en este primer día.
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13.00
Dulzainas, txarangas y DJs; la música no para las 24 horas
Con las fiestas inauguradas oficialmente, ya solo queda seguir disfrutando del primer día de las fiestas más conocidas del mundo. Las dulzainas recorren las calles de la ciudad arrastrando a gente de todas las edades y los propios dulzaineros sonríen ante la respuesta del público. «El tiempo no nos está acompañando pero notamos el calor de la gente», asegura Sergio, mientras aparta la dulzaina y se lleva una cerveza a la boca.
Otro de los grupos que más atrae al público es la charanga Banda del Maestro Bravo, que con sus intrumentos y canciones populares estaban acompañados de un público joven. Aunque allí bailan también Arantxa e Inma, veteranas en Sanfermines. «Nosotras llevamos ya 40 años saliendo en las fiestas y estas las vamos a disfrutar hasta que nos aguante el cuerpo», sonríe Arantxa. Y allí se quedan, bailando con los paraguas abiertos.
Además, en la Plaza del Castillo los DJs ambientan con música una zona que está a rebosar de gente. La lluvia persistente no es un problema para que el público responda al espectáculo. Así comienzan estos esperados Sanfermines 2022, con decenas de actividades, gigantes, cabezudos, fuegos artificiales, toros de fuego, música... hasta que el que el cuerpo aguante. Si hace falta hasta el primer encierro de este 7 de julio. San Fermín.
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