Irene Echeverría Altuna | Investigadora del Centro para la Actividad Cerebral Humana de la Universidad de Oxford

«El sistema nervioso puede estudiarse a múltiples niveles y todos son esenciales»

- ¿Cómo llega una donostiarra de apenas 27 años de edad a trabajar en uno de los mejores centros de investigación del mundo y a presidir una sociedad de científicos?

- Hice la educación Primaria en Zuhaizti, la ESO en Manteo y el Bachillerato en Zubiri, todas ellas escuelas públicas. Desde muy joven me interesó mucho la biología y también la psicología. A los 17 años, en segundo de Bachillerato, descubrí que existían las neurociencias y pensé que eso era exactamente lo que yo quería hacer: algo que combinara la biología con la psicología. En el Reino Unido existían las neurociencias como grado y es por eso decidí irme a Londres a hacer la carrera en la University College London (UCL). Después, hice un máster entre Londres (UCL) y París (entre École Normale Supérieure y Sorbonne Université) becada por la Caixa, lo que me permitió estar involucrada en tres proyectos de investigación antes del doctorado.

- ¿Y a partir de ahí?

- Una vez me convencí a mí misma de que la investigación era lo mío y después de hacerme a la idea de que tenía que escoger algún tema para especializarme, pedí la beca de doctorado que tengo actualmente, la del Welcome Trust, y, una vez aquí, me uní al grupo liderado por la profesora Kia Nobre, el Brain and Cognition Lab, en la Universidad de Oxford.

- ¿En qué se centra ahora su investigación?

- Hasta ahora, mi investigación en neurociencias ha tratado temas diversos como el dolor crónico, el sueño, el claustro y la atención, entre otros, y he utilizado metodologías muy diferentes para estudiar estos temas. Por tanto, se caracteriza por su incoherencia que, me gusta pensar, nace de que mis intereses son amplios. Si hablamos de nuevo dentro de cinco años, espero que mi línea de investigación sea algo más coherente. Para entonces se habrán publicado, al menos eso espero, algunas de las cosas en las que estoy trabajando ahora. La investigación es lenta y lo que tengo publicado actualmente es trabajo de hace un par de años.

- ¿Qué es la neurociencia?

- Las neurociencias son las ciencias que estudian el sistema nervioso, su anatomía, su fisiología y sus funciones, y, por tanto, son también las ciencias que investigan los procesos mentales y cognitivos que emergen del sistema nervioso. Por tradiciones filosóficas como la dualidad cartesiana, que están bastante integradas en nuestra manera de entender el mundo, la biología del sistema nervioso se ha estudiado por un lado y la mente o psicología por otro. Las neurociencias cognitivas, que son a las que yo me dedico, tratan de hilar ambos campos.

- El departamento al que pertenece se dedica a cuestiones mixtas.

- Efectivamente. Únicamente si consideramos ambas, la parte biológica y la psicológica, podemos entender el funcionamiento del cerebro. Cuando me decidí por las neurociencias pensaba que su objetivo era explicar el lazo entre las funciones cognitivas como la memoria, la atención, la lengua y sus sustratos biológicos en el sistema nervioso. Luego aprendí que esto era mucho más difícil de lo que parecía en un principio. El sistema nervioso puede estudiarse a múltiples niveles y todos ellos son esenciales. Una división que se utiliza mucho es la que distingue entre el nivel molecular, el nivel celular, el nivel llamado de sistemas y el nivel cognitivo.

- ¿En qué consisten estos niveles?

- El nivel molecular es el que se dedica a investigar las moléculas del sistema nervioso y las interacciones entre las mismas. Por ejemplo, en el sistema nervioso hay proteínas que actúan como pequeñas puertas por las que solo pueden pasan ciertas sustancias y es gracias a esta propiedad que las células del cerebro, las neuronas, tienen la capacidad de comunicarse entre ellas a través de señales eléctricas. El nivel molecular investiga el funcionamiento de estas proteínas y, gracias a esto, hemos aprendido muchísimo sobre enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer. Por otro lado, el nivel celular se ocupa de investigar propiedades de las neuronas, como sus propiedades eléctricas o sus afinidades con ciertas sustancias, así como de otras células del cerebro como la glía. El tercer nivel, el llamado de sistemas, se encarga de estudiar interacciones entre células en circuitos locales y en circuitos que conectan zonas del cerebro más lejanas. Finalmente, el nivel cognitivo es el que más protagonismo da a las funciones psicológicas o cognitivas que todos conocemos, como la memoria, la atención o la lengua, a la hora de estudiar el sistema nervioso. Dicho de otra manera, las neurociencias cognitivas tratan de investigar el cerebro humano cuando este está inmerso en los procesos cognitivos para las cuales se ha desarrollado: el habla, la memoria, la locomoción, la percepción, etcétera.

- ¿En qué consiste la investigación en las neurociencias cognitivas?

- El día a día es variado. Cuando hacemos experimentos, solemos pedirles a las personas interesadas en participar que vengan al laboratorio y les colocamos un casco que mide la actividad eléctrica proveniente del cerebro. Les pedimos que miren a una pantalla de ordenador y que den respuestas específicas a una serie de estímulos. Por ejemplo, les pedimos que discriminen si las barras que les enseñamos están giradas hacia la izquierda o la derecha. Con estas tareas, intentamos desarrollar marcadores comportamentales de la función cognitiva en cuestión y, simultáneamente, medimos la actividad del cerebro. Así, intentamos ver si la función cognitiva que estamos estudiando a través de ese marcador comportamental está correlacionada con la actividad cerebral que medimos con el casco; si cuando varía, digamos, la actividad del cerebro, también varía el marcador comportamental de la memoria.

- ¿Puede señalar un descubrimiento reciente en el área en el que desarrolla sus investigaciones que tenga importancia para los humanos?

- A veces nos metemos muy a fondo en las cuestiones de investigación básica y se nos olvidan las aplicaciones que estas tienen o pueden tener. Uno de los descubrimientos más relevantes de las neurociencias contemporáneas en términos de aplicaciones son las interfaces cerebro-computadora. Por ejemplo, las prótesis que permiten a personas completamente inmovilizadas mover brazos prostéticos para realizar actividades y recuperar algo de movilidad. Además de mejorar la calidad de vida de estas personas enormemente, su funcionamiento es realmente fascinante y representativo de la enorme plasticidad que tiene el sistema nervioso. En resumen, son pequeños sensores que normalmente se insertan en el cerebro y que leen la actividad cerebral de esa persona. A través de un aprendizaje de ensayo y error, la persona va aprendiendo a modular su actividad cerebral y el sensor va aprendiendo a leer la actividad cerebral de la persona, hasta que esta termina siendo capaz de controlar la movilidad de un brazo artificial conectado al sensor, únicamente con su cerebro. Esta tecnología no solo funciona para mover brazos prostéticos, sino que también ha sido utilizada para producir habla artificial y para aumentar las capacidades visuales y auditivas de pacientes.

Irene Echeverría preside la Sociedad de Científicos Españoles en Reino Unido (CERU).

- ¿Qué es la CERU?

- CERU es la asociación de investigadores españoles que residen y desarrollan sus actividades profesionales en Reino Unido. Es una red que posibilita que esta comunidad intercambie experiencias profesionales y personales. Por otro lado, traslada la investigación de sus miembros a la sociedad a través de la divulgación. Además, representa a la comunidad de investigadores españoles en Reino Unido ante instituciones británicas y españolas y trata de fomentar vínculos entre organismos del ámbito de la I+D+i en ambos países. Fue la primera de las 22 asociaciones que conforman la Red de Asociaciones de Investigadores y Científicos Españoles en el Exterior (Raicex). De hecho, CERU está representada en Raicex a través de mí, ya que ejerzo como vicepresidenta de la red.

- ¿Qué labor realizan?

- Los investigadores españoles en el exterior, por ejemplo en Reino Unido, conocen los sistemas de I+D+i tanto en España como en su país de residencia y, por tanto, pueden resaltar las virtudes de estos sistemas en contraste con el sistema español. De hecho, CERU ha redactado dos informes de recomendaciones en base al sistema de I+D+i de Reino Unido y Raicex acaba de publicar su informe 'Atrae' de propuestas para fomentar la atracción de talento y el retorno a España. Por ejemplo, se han comenzado a reconocer en España los títulos de doctorado expedidos por universidades en el exterior, que era una de las trabas que nos encontramos los investigadores en el exterior para un posible posterior retorno.

- ¿Qué significa para usted ser presidenta de CERU?

- Significa representar a la comunidad de investigadores españoles en Reino Unido y formar parte de un equipo extraordinario que desarrolla iniciativas variadas como premios a la excelencia académica, programas de movilidad entre universidades españolas y británicas, iniciativas de divulgación científica...