Más restricciones. Daniel López Acuña es epidemiólogo y fue directivo de la OMS. Paloma Ucha
Daniel López Acuña (Exdirectivo de la OMS)

«El virus no hace recesos en Navidad, hay que quedarse en casa»

El epidemiólogo cree que la tercera ola «está en camino» y recuerda que la vacuna tardará entre 6 y 8 meses en proteger a toda la población

Amaia Chico

San Sebastián

Domingo, 20 de diciembre 2020, 07:25

Esta Navidad «tenemos que tener una conducta parecida a la de marzo a junio». Quedarse en casa, no viajar y realizar las actividades esenciales, propugna ... el epidemiólogo y exdirector de Acción Sanitaria de la OMS en Situaciones de Crisis Daniel López Acuña (México, 1954). «El virus no hace receso en navidad», advierte, y la vacuna no logrará inmunizar a la población al menos en 6 u 8 meses.

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- ¿Cómo celebrará la Navidad?

- Limitándome a la unidad de convivencia, que somos mi mujer y yo. Cenaremos solos los dos juntos. Lamentablemente no nos reuniremos, no podemos ni debemos, con los hijos y la nieta que están en Suiza y en Suecia.

- Tras relajarse las medidas, ahora vuelven a repensarse. ¿Se han relajado excesivamente las medidas? Ahora vuelven a replantearse un endurecimiento.

- Desde mi punto de vista, tomamos medidas demasiado laxas el 2 de diciembre. Otros países europeos que han tenido situaciones semejantes están tomando medidas restrictivas muy tajantes, muy draconianas, como Alemania o Italia. Creo que tenemos que privilegiar la seguridad sanitaria a la idea de que vamos a tener unas celebraciones como habitualmente se tienen.

- ¿Hay miedo entre las autoridades a 'suspender' las fiestas?

- La gente puede celebrar en su domicilio, pero hay que evitar agrupaciones y aglomeraciones ligadas a la iluminación navideña o a las campañas comerciales, como en Black Friday o como ocurrió en Estados Unidos.

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- ¿Usted qué medidas propondría?

- Que la gente se quede en su casa, que no se desplace de sus lugares de residencia, que tengamos una restricción en la movilidad, y que nos restrinjamos a las actividades esenciales. Que tengamos una conducta parecida a la de marzo a junio, la tenemos que asumir como necesaria porque es lo que nos va a permitir tener menos interacciones y prevenir una tercera ola justo después de las navidades.

- ¿La relajación en las medidas es percibida por la ciudadanía como una carta blanca?

- Lamentablemente, sí. Hay una noción, aunque sea un pensamiento mágico, de que el virus va a hacer un receso en Navidades, que podemos tener una permisividad especial. El virus no distingue de fechas, de celebraciones, y en la medida en que reduzcamos la distancia, el uso de la mascarilla y nos congreguemos en un número excesivo en interiores, vamos a tener una situación donde la transmisión y la incidencia se va a incrementar.

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- ¿Teme una tercera ola?

- Definitivamente. Creo que estamos ya en camino y se trata de mitigarla lo que podamos. Lo peor que nos puede pasar es entrar de lleno en una tercera ola en medio del invierno más crudo, más actividades interiores, con presión asistencial todavía alta e incidencias altas. Y encima con el desafío de organizar una buena campaña de vacunación. Necesitamos tener la mejor preparación para reducir a su mínima expresión la posible tercera ola.

- ¿En qué punto está la epidemia en España? Las últimas restricciones no han logrado rebajar la curva como se esperaba...

- Las medidas restrictivas que hemos tenido han permitido que no siga aumentando más la curva, pero no la han bajado. Lo que tenemos ahora es el efecto de lo que ocurrió hace dos semanas o tres, en el Black Friday y las iluminaciones de Navidad. Luego se han agregado reaperturas del comercio y hostelería o de actividad del ocio nocturno en algunas comunidades, y eso es un caldo de cultivo.

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- En Euskadi las medidas se relajaron el pasado sábado. ¿Cuándo se notarán su efecto?

- Alrededor de Navidad. Son dos o tres semanas de decalaje entre las medidas y lo que ocurre epidemiológicamente. Si ahora se aplican medidas, se contendrá un brote en los primeros días de enero. Espero que se reflexione de manera adecuada y se plantee que hay que ser más restrictivos. Ha quedado al arbitrio de cada comunidad, pero es un momento en que hay que ir a una entre todos.

- ¿Qué supondría una tercera ola después de una segunda tan extensa?

- Es la temporada invernal, que llegamos con cifras altas, es el hecho de que hay más infecciones respiratorias de otro tipo, y justamente lo que más quisiéramos es no congestionar la infraestructura sanitaria, incluida la atención primaria y hospitalaria en un momento en que hay que poner un gran esfuerzo y energía en armar la campaña de vacunación.

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- ¿Se ha aprendido alguna lección de lo pasado?

- No suficientemente, ni en España ni en el mundo entero. Nos sigue faltando una mayor capacidad anticipatoria en la toma de decisiones en las medidas que se toman, y no ir por detrás de la curva, tenemos que ir por delante. Pero eso exige algunos sacrificios, y no esperar a que lleguemos hasta que las aguas se desborden para tomar acciones, sino hacer todo lo necesario para prevenir que se desborden.

- ¿El vaivén de abrir y cerrar la mano puede generar más desasosiego y rechazo entre la ciudadanía?

- Sí, este encendido/apagado, frenado/acelerón, tira y afloja no ayuda, crea incertidumbre, crea resistencias, es parte de lo que contribuye también a la fatiga pandémica. El planteamiento de medidas de más largo alcance, con visión de mediano y largo plazo es mucho mejor. Cuando Merkel dice vamos a cerrar del 16 de diciembre al 7 de enero lo que busca es no estar haciendo medidas de medio día o de una semana, sino decir que necesitamos un aliento más largo para poder abatir la curva.

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- La primera vacuna está ya a la vuelta de la esquina, ¿qué expectativa debemos tener?

- Supongo que el dictamen para la vacuna de Pfizer y más adelante para la de Moderna serán favorables. Y que la acción europea ofrecerá una garantía mayor de seguridad y eficacia que Reino Unido y EE UU, que hicieron la aprobación exprés. Lo más importante de entender es que empezar con la vacunación no significa que estemos controlando la pandemia inmediatamente. Es una apuesta de mediano y largo plazo, primero porque la vacuna de Pfizer va a requerir un mes para poder desarrollar inmunidad adecuada y requiere dos dosis. No será hasta finales de enero o principios de febrero cuando quienes sean vacunados en la primera ronda tengan protección. La vacunación empezará según la disponibilidad de dosis por grupos prioritarios, pero el proceso nos va a ocupar de 6 a 8 meses cuando menos. Y más para llegar al mundo entero. Porque hay una distribución muy desigual, solo es Europa y Norteamérica y algún país más los que empiezan en enero. Y en Europa, mientras se completa la cobertura a toda la población, no podemos bajar la guardia de las otras medidas. Podemos estar en plena fase de vacunación pero seguir teniendo una curva con incidencias incrementadas. Hay un proceso dual, de estrategia de vacunación, pero al mismo tiempo seguir con las medidas restrictivas hasta alcanzar proporciones adecuadas de personas inmunizadas.

- ¿Qué proporción es esa?

- Alrededor del 70% de la población para conseguir la inmuinidad de rebaño. En España, 30 o 35 millones de personas.

- Hay cierto recelo a vacunarse antes de conocer todos los efectos. ¿Cómo tranquilizaría a esas personas?

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- Hay tres mensajes que trasladar. Uno, que una vez que la vacuna esté aprobada se puede tener certeza de que es segura y eficaz. No alimentar escepticismos innecesarios. Una vez aprobada, hay que colaborar y deponer las reticencias para lograr las coberturas más amplias para protegernos individual y colectivamente. Y tercero, es que cualquier medicamento o vacuna tiene que seguir un proceso de farmacovigilancia, un seguimiento exhaustivo y detección temprana de posibles efectos secundarios. Ningún medicamento está exento de algún efecto colateral.

- ¿Usted se vacunará?

- En la primera oportunidad, tan pronto como sea posible.

- ¿Cuándo recuperaremos la 'vieja normalidad', o no va a volver?

- Pienso que para final de verano o principios del otoño. Más que un verano 'normal', aspiremos a una Navidad de 2021 lo más normal que podamos. No pensemos que vamos a lograrlo de manera precipitada.

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«Hay que invertir más en Salud Pública para luchar contra nuevas pandemias»

- Se ha hablado ya de mutaciones de este virus y de la posibilidad de nuevas pandemias. ¿Este es el primer capítulo de otros?

- Es habitual que los virus tengan una alta tasa de mutación y estos coronavirus experimenten muchas. Está ocurriendo con el SARS-Cov-2 pero, por fortuna, ninguna de ellas parece poner en jaque el desarrollo de la vacuna, que inmuniza o neutraliza la infectividad de este virus en todas sus cepas. Se ha identificado una cepa reciente en el Reino Unido que nos lleva a pensar en una alta contagiosidad, pero no necesariamente en más severidad ni pone en entredicho la vacuna. Dicho esto, por supuesto que tenemos un riesgo incrementado (de nuevas pandemias) a medida que tenemos más interacciones humanas con zonas que antes eran reservorios animales impolutos o vírgenes. Hay más saltos de infecciones de animales a humanos y como consecuencia un riesgo de otras pandemias, por otros virus, de la familia de coronavius o de otros agentes infecciosos. En las últimas dos décadas hemos tenido el SARS, el Mers y la Covid-19. Lo que es importante es que entendamos que las pandemias son un riesgo para el que tenemos que estar preparados, hacer mucha vigilancia epidemiológica, en animales también, y muchos planes de contingencia para estar listos para cualquier pandemia.

- ¿Ha servido esta pandemia para revisar la gestión sanitaria y priorizar la investigación científica? ¿Hemos cambiado el chip?

- Hay un poco más de sensibilidad o receptividad, pero no creo que hayamos cambiado suficientemente el chip. Tenemos que hacer varias cosas: invertir mucho más en Salud Pública y vigilancia epidemiológica, invertir mucho más en reforzar los dispositivos de Atención Primaria y por supuesto, reforzar la investigación científica. Mucha de la capacidad que tengamos en el futuro para luchar contra una posible nueva pandemia o continuar la lucha contra esta, si aún continúa, depende de la inversión en salud pública que hagamos.

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