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El Covid reduce en Gipuzkoa la demanda de cuidadores a domicilio y eleva la carga familiar

El Covid reduce en Gipuzkoa la demanda de cuidadores a domicilio y eleva la carga familiar

El miedo a posibles contagios y el confinamiento hacen que la demanda de asistentes personales para dependientes baje

Macarena Tejada

San Sebastián

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Domingo, 7 de febrero 2021, 07:27

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Nunca ha habido dudas al respecto. Desde comienzos de la pandemia, el de las cuidadoras domésticas ha sido un trabajo esencial. Sin embargo, la crisis sanitaria que comenzó en marzo no ha hecho más que reducir la demanda de estas trabajadoras en Gipuzkoa, lo que ha supuesto un aumento inevitable de la carga familiar. Las solicitudes de la prestación económica de asistencia personal PEAP en el territorio, destinada a a contribuir en la cobertura de los gastos de la contratación de trabajadoras del hogar que faciliten la autonomía de las personas con dependencia, bajaron en más de un 15% en 2020.

Desde marzo a noviembre, coincidiendo con el confinamiento domiciliario de primavera y el peor mes de la segunda ola, el departamento de Políticas Sociales de la Diputación de Gipuzkoa registró un total de 1.413 peticiones, frente a las 1.626 de ese mismo periodo en 2019 o 1.642 en 2018, un descenso que tanto la institución foral como diferentes empresas del sector atribuyen, sobre todo, al miedo a posibles contagios y al encierro obligatorio entre marzo y junio.

Durante el estado de alarma de primavera, la frenada fue mayor, casi total. «Hubo semanas, incluso meses, en los que la actividad se paralizó al completo», explican desde Assis, empresa dedicada al cuidado de mayores y servicios de limpieza. En teoría el servicio estaba activo, pero en la práctica apenas había usuarios. «Muchos servicios nuevos no salieron y el resto se paralizaron temporalmente», una situación que causó «angustia y miedo», a partes iguales, en el sector. Sin tener en cuenta la sobrecarga familiar que supuso en muchos casos tener a los más mayores en casa sin ningún tipo de asistencia.

213 solicitudes menos

La diferencia del último año con respecto a 2019 es de 213 solicitudes de PEAP menos en todo Gipuzkoa, lo que supone una bajada de demanda del 15%, pero en las empresas de ayuda a domicilio la pandemia ha tenido una afección mayor. En Assis, de Donostia, no fue hasta verano cuando comenzaron a trabajar al 70%. «Se ha notado mucho la diferencia. Con todo el esfuerzo que hemos hecho para adaptarnos a las nuevas circunstancias, compra de material incluida, no hemos llegado a las cifras del curso anterior», aclaran.

Donde más estragos ha causado el coronavirus ha sido en los nuevos servicios. La mayoría no han salido adelante. «Las familias o los mayores han aguantado más que en otras ocasiones en sus domicilios. Solo han pedido ayudas cuando no podían esperar más». Hasta ese momento los hijos, mujeres en muchos casos, han llevado el peso de los cuidados de los más mayores, viéndose obligados a compaginar el teletrabajo -en la mejor de las opciones- con la ayuda a sus progenitores.

Las cifras

  • 70% Muchas empresas de cuidados recuperaron el 70% del trabajo en verano pero aún no han vuelto al 100% de actividad.

  • 15% es lo que ha bajado la demanda de las PEAP en 2020, cuando hubo 1.413 solicitudes frente a las 1.626 de 2019.

  • 6.000 personas dependientes, incluidos mayores de 65 años, son beneficiarios de las PEAP en Gipuzkoa en la actualidad.

  • 40% del colectivo vulnerable que no está en residencias hizo uso de esta prestación económica el año pasado.

Primero llegó el confinamiento. El encierro obligatorio hizo que decenas de familias que tenían contratadas las ayudas PEAP pidieran congelarlas. «No querían perderlas, pero sí pararlas temporalmente». Estando en casa, podían encargarse de cuidar a sus mayores o dependientes sin necesidad de asistencia personal. Muchos guipuzcoanos perdieron su trabajo en primavera y otros se fueron al ERTE. Fueron los peores momentos para el sector, que aunque seguía en funcionamiento apenas tenía servicios que cubrir. Parte de las empleadas de las empresas de cuidados domésticos y limpieza también se vieron sin trabajo durante semanas, incluso meses.

Después del aislamiento llegó el teletrabajo, con la progresiva desescalada. La situación no cambió mucho para empresas como Assis o Adas, también en San Sebastián, que arrancaron de nuevo a finales de junio y comienzos de julio. La desescalada ya estaba finalizando y parecía que llegaba la famosa 'nueva normalidad', el momento de retomar la rutina. «A todas las personas que habían paralizado las ayudas les hicimos bolsas de horas para disfrutar del servicio perdido, como los paseos, que fueron los últimos que pusimos en marcha de nuevo», cuentan desde Adas, que buscaron alternativas para mantener a sus usuarios aunque fuera meses después.

El sector aún no está al 100%

Parece que ya en 2021 los servicios de asistencia doméstica vuelven a recuperar fuerza, pero las trabajadoras todavía aprecian ese «miedo» entre los solicitantes de las PEAP, ayudas que a diferencia de en otras parte del Estado en Gipuzkoa incluyen también a las personas mayores, el colectivo más vulnerable hacia el SARS-CoV-2 y con el que más se ha cebado el virus hasta ahora. Precisamente por eso, aún «queda mucho» para que los usuarios de estas prestaciones se sientan seguros de nuevo. A la espera de la evolución de esta tercera ola, que parece que empieza a estabilizarse en Euskadi, las trabajadoras de asistencia doméstica realizan a diario su trabajo «con todas las medidas de seguridad».

Pese a que todavía el sector no está al 100%, -«aún hay quien prefiere prescindir de nuestra ayuda por miedo a los contagios»- ha comenzado a recuperarse tras unos meses «muy duros». Tras el bajón del año pasado, se espera que este servicio vuelva a funcionar con normalidad próximamente, al tratarse de «asistencia esencial para quienes la necesitan. No solo ayudamos a los mayores o dependientes, también a sus familiares».

62 millones

En 2020 el gasto de las PEAP en el territorio superó los 62 millones de euros. Solo en Gipuzkoa casi 6.000 personas dependientes (incluidos los mayores de 65 años) contaron con el servicio de asistencia personal. Es decir, pese a la frenada de la demanda, casi el 40% del colectivo hizo uso de esta prestación económica para contratar asistencia persona. En diciembre de 2013 había 9.000 dependientes atendidos por personas cuidadoras no profesionales y no llegaban a 1.900 los usuarios de las PEAP, según datos de la Diputación, que también recogen que de las 7.942 personas beneficiarias de las PEAP en todo el Estado, 5.958 están Gipuzkoa, es decir, el 75% del total. De ellas, muchos son mayores, que, siendo el colectivo más vulnerable al Covid-19 han vivido con especial temor esta crisis sanitaria.

Ni la crisis en las residencias en los peores meses de la pandemia, entre marzo y junio, consiguió aumentar la demanda de las cuidadoras domésticas en Gipuzkoa, un colectivo que, en esta ocasión en la que ha resultado «más necesario que nunca», se ha sentido «olvidado».

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