La mitad de los vascos no se pondría ahora la vacuna del Covid
El Deustobarómetro revela que cuatro de cada diez personas esperarían «un tiempo prudencial» y que una de cada diez rechaza la inmunización
alba cárcamo
Viernes, 18 de diciembre 2020, 12:17
A finales de mes, si se cumplen los plazos marcados por la Unión Europea, empezarán las primeras vacunaciones contra la Covid-19. Serán la avanzadilla de un plan que busca alcanzar la inmunidad de grupo antes de que finalice el próximo año, una solución para arrinconar al virus a medio-largo plazo. Sin embargo, el optimismo de algunos es el recelo de otros. Porque no todo el mundo se la pondría. El último Deustobarómetro, que en su edición de invierno analiza cómo está afectando la pandemia a las condiciones de vida, economía y estado de ánimo de los vascos, revela que casi la mitad de los residentes en Euskadi no quiere, al menos por ahora, inocularse el 'antídoto' contra el virus.
Según los datos recogidos por la Universidad de Deusto, presentados esta mañana, el 40,5% de los encuestados esperaría «un tiempo prudencial» antes de inmunizarse, mientras que casi un 10% no tiene intención de hacerlo en ningún momento. Las dudas también surgen entre los más predispuestos, ya que el 21,6% de los participantes en el estudio lo harían, pero «con alguna reserva». Las personas de entre 55 y 64 años son las más favorables al pinchazo, y una de cada cuatro se vacunaría «sin ninguna duda», mientas que solo el 6,8% descarta participar en las campañas de inoculación.
El porcentaje de quienes rechazan la inmunización crece a medida que los tramos de edad son inferiores. En ese sentido, el 17,1% de los jóvenes de entre 18 y 24 años y el 16,2% de los vascos de 25 a 34 años no piensan inyectarse la solución. En cualquier caso, no son un grupo prioritario, ya que en Euskadi la vacunación arrancará con 20.000 usuarios de residencias y personal sociosanitario.
El estudio pone de manifiesto asimismo que, pese al esfuerzo de las instituciones por demostrar que el transporte colectivo es seguro, la percepción de los vascos va en dirección opuesta. De los 15 espacios públicos recogidos en los cuestionarios, el transporte es el que más inseguridad genera. Solo el 7% de los encuestados dice que «se dan las condiciones necesarias» para sentirse tranquilo, por detrás del interior de bares y restaurantes (10,5%), terrazas (25,6%), hospitales (27,5%), colegios y escuelas (27,6%)... De hecho, entre las medidas más apoyadas para luchar contra la propagación del virus estaría limitar el aforo en trenes, autobuses..., una iniciativa que verían con buenos ojos siete de cada diez personas.
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También cuentan con un importante aval de los vascos los cribados masivos de PCR (72,9%), el uso de la mascarilla en espacios interiores (68,8%) y exteriores (57,6%) y la implementación del teletrabajo obligatorio donde sea posible (54,4%). En el lado opuesto, menos de la mitad (47,9) apoyan el toque de queda de 10.00 a 6.00, el confinamiento perimetral de la comunidad (45,9) y a nivel de municipio (30,3) y el cierre de la hostelería (30,1). Tampoco dispondría de apoyo social un eventual cierre de cines y teatros (solo el 20,6% estaría de acuerdo), escuelas e institutos (15%) y volver a un confinamiento domiciliario total como el de marzo (18,1).
Suspenso a la gestión
Y es que, además de estar en contra de algunas de las medidas de contención, los participantes en el Deustobarómetro destacan las dificultades para comprender algunas de ellas. Seis de cada diez personas consideran poco o nada claras las restricciones del Gobierno central, mientras que la mitad opinan lo mismo de las decretadas por el Ejecutivo vasco. En ambos casos, además, suspenden la gestión de la pandemia. Preguntados por si las administraciones toman decisiones eficaces para contener el avance del patógeno, la nota que dan es de un 4,9 al Gabinete de Urkullu y de un 4,2 al de Sánchez. Y no aprueban tampoco en la valoración que hacen los vascos sobre si rinden cuentas de forma transparente, hacen una administración eficiente del dinero público, representan adecuadamente los intereses de la ciudadana, desarrollan políticas para reducir la desigualdad social.
En opinión del 60,1%, a la hora de gestionar debería darse más importancia a los criterios sanitarios, y solo el 3,4% creen que deben primar los intereses económicos pese a que más de la mitad reconocen que la irrupción del SARS-CoV-2 ha tenido un impacto «negativo» en su economía doméstica y que siete de cada diez personas en paro ven poco o nada probable encontrar un empleo en los próximos meses.