Euskadi afronta el verano con un fuerte aumento de contagios y hospitalizaciones
El número de positivos ha subido un 42% en la última semana y los ingresos en las UCI se han duplicado
Euskadi se adentra en los primeros días del verano con un significativo aumento de contagios por Covid que se está dejando notar en los ... hospitales. En los últimos siete días se han registrado 7.882 infectados frente a los 5.072 del pasado lunes, lo que supone un incremento del 42%, y eso que no todos los casos positivos acaban comunicándose a los servicios sanitarios. Esta subida ha traído consigo un aumento del 23% en el número de ingresos hospitalarios, que han pasado de los 410 de hace una semana a 504, y en las unidades de cuidados intensivos, donde permanecen en la actualidad 23 pacientes en estado crítico, once más que el pasado lunes. La única cifra positiva es el descenso de fallecimientos con el virus como causa directa. Esta última semana se han contabilizado 22 muertes, ocho menos que en el período precedente.
Los datos semanales que facilitó ayer Osakidetza revelan la realidad de una séptima ola de la pandemia que ya se ha asentado entre nosotros y que amenaza con expandirse aún más gracias a las fiestas patronales que están llamando a la puerta en todo Euskadi. El Departamento de Salud del Gobierno Vasco advirtió ayer de que en las últimas semanas se está produciendo «un aumento en el número de casos diagnosticados y en el número de ingresos con Covid-19». El pasado domingo, última jornada de la que se tienen datos, «la incidencia acumulada en siete días, en mayores de 60 años, ha sido de 736,07 casos por 100.000 habitantes y el número de personas ingresadas 504, lo que representa un incremento en los últimos 15 días del 91% y del 47%, respectivamente», señaló la consejería.
Otra tasa, la de casos por 100.000 habitantes en los últimos catorce días, también está disparada. En el conjunto del País Vasco se ha situado en 612 casos, 159 más que hace siete días. Gipuzkoa es el territorio donde más sube ya que ha superado en este periodo de tiempo la barrera de los 600 casos al pasar de 498 a 682, un 27% más. Le sigue en incidencia Bizkaia, con 587, y Álava, 515. Las cifras son aún más altas entre los mayores de 60 años, donde la incidencia es de 1.249 positivos por 100.000 habitantes.
Miedo al estío
El temor de las autoridades sanitarias es que el número de contagios se acelere este verano, el tercero desde que se desencadenó la pandemia. Es el mismo miedo que han experimentado en los dos veranos anteriores aunque en situaciones muy diferentes. En julio de 2020, cuando la pandemia parecía vencida con unas cifras mínimas de contagios, el mayor motivo para la alarma eran los brotes activos que habían empezado a surgir en diferentes zonas del País Vasco. En Gipuzkoa los contagios afectaban a todas las comarcas excepto el Bajo Deba y habían provocado el cierre y precinto de un establecimiento hostelero en el barrio donostiarra de Egia. Los temores no eran infundados. El 3 de julio de 2020 hubo en Euskadi quince contagios. Dos semanas después la cifra había ascendido hasta los 197 y seguía subiendo.
También en 2021 los números de la pandemia eran mucho mejores que los actuales y, sin embargo, el Gobierno Vasco se replanteó las medidas de flexibilidad que habían puesto en marcha dos semanas antes. El 3 de julio de 2021 los brotes por las fiestas juveniles habían disparado los positivos a 248 en Gipuzkoa, 434 menos que en la actualidad, y su tasa de incidencia había superado los 150 casos. En cuanto a los hospitales, ese mismo día había en los centros sanitarios 50 personas con covid en planta y 35 en las UCI.
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Algo más de dos semanas después, el LABI dio marcha atrás en sus medidas de flexibilización al adelantar los horarios máximos de cierre para todo tipo de actividades comerciales, hosteleras, culturales y sociales a la 1.00 de la madrugada, frente a las 2.00 vigentes desde el 19 de junio. Además, recortó los aforos de los establecimientos hasta el 35%. Por aquel entonces, las mascarillas eran obligatorias en los locales cerrados y en la hostelería solo estaba permitido prescindir de ellas durante la ingesta de comida o bebida, tanto en interiores como en terrazas.
Hubo que esperar al pasado 20 de abril para desprendernos de las mascarillas en lugares cerrados. Ese día cayó la última restricción del Gobierno Vasco que se mantenía en vigor. El 94,7% de la población vasca mayor de 12 años estaba inmunizada gracias a la vacuna y los datos de contagios retrocedían a gran velocidad. La víspera del fin de las mascarillas el País Vasco había registrado 299 nuevos contagios y las UCI, con diez pacientes, tenían el menor número de críticos en dos años.
Cambio de percepción
Ese día había comenzado también el camino hacia un cambio en la percepción social de la pandemia, cuya sombra amenazante parece haberse diluido en un magma de nuevos problemas como el aumento de los precios. El covid es algo de lo que se habla cuando lo contrae uno mismo o alguien conocido, y poco más. Ya no es aquel enemigo silencioso que acechaba entre las multitudes sino una enfermedad algo molesta pero tampoco demasiado. Por este motivo, el Departamento de Salud del Gobierno Vasco recordó ayer que el virus sigue existiendo y que, ante el incremento de las posibilidades de contagio debido al aumento «de las interacciones sociales en el período estival, es importante mantener la prudencia, especialmente por parte de los grupos de personas con criterios de vulnerabilidad».
En la misma línea, la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) hizo un nuevo llamamiento a la prudencia para recordar que «la pandemia todavía no ha terminado y que la responsabilidad individual es la herramienta fundamental para evitar contagios y que disfrutemos de un verano tranquilo». La organización recomendó a los ciudadanos que «vuelvan a hacer uso de la mascarilla en espacios interiores concurridos, especialmente en el caso de las personas vulnerables». En cuanto a los trabajadores que presentan algún síntoma de infección respiratoria aguda, aun cuando no sea un caso confirmado de Covid-19), la SEE es partidaria de que se les conceda el teletrabajo y, si no es posible, la baja laboral.
Por su parte, el Sindicato de Enfermería (Satse) denunció que la «falta de previsión e incapacidad» de las administraciones sanitarias van a convertir los hospitales en una auténtica «bomba de relojería» este verano, «al tener previsto cerrar 8.600 camas cuando la repercusión de la séptima ola de Covid-19 es cada vez mayor en los centros y sus profesionales están totalmente saturados, exhaustos y sobrecargados».
Según los datos recopilados por el sindicato, en Madrid se cerrarán al menos 1.800 camas, en Andalucía 1.400, mil en Cataluña, 900 en País Vasco, 726 en Galicia, 500 en Aragón y 380 camas en Asturias. En lo que respecta a Castilla y León, la previsión es 466, en la Comunidad Valenciana unas 400 camas y en Extremadura, 200.
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