«Esta epidemia no es el fin del mundo; sabemos que va a acabar»

Su artículo 'Diez buenas noticias sobre el coronavirus', publicado el 1 de marzo en 'The Conversation' ha tenido ya más de 20 millones de lectores. Ignacio López-Goñi, catedrático de Microbiología de la Universidad de Navarra y @microBIOblog en Twitter, es uno de los científicos que más y mejor están explicando al mundo la epidemia.

- ¿No le parece estar viviendo una película de ciencia ficción?

- Estamos viviendo algo nuevo para nuestra generación. Una situación de confinamiento como las que hemos visto en películas y que me contaba mi madre sobre la Guerra Civil. Por eso nos resulta tan impactante.

- Después de una semana parece cundir un cierto desánimo.

- Es que todos pensábamos, yo el primero, que el virus se iba a quedar en China. En enero, el 98% de los casos estaba en China, y confiábamos en que se iba a quedar allí. Ahora ves los datos de Italia, y que España va detrás, y lógicamente te impresiona. La gente está con un cierto desánimo, más que por la mortalidad del virus -aunque poco a poco todos tenemos algún conocido que está sufriéndolo en sus carnes-, por las consecuencias de la epidemia.

- Y miramos por la ventana con añoranza por el tiempo pasado.

- Esto puede sacar también lo mejor de nosotros. Es un tiempo para aprovecharlo para otras cosas. Y no me refiero solamente a limpiar las ventanas, que probablemente estén muy limpias. Es un tiempo para la familia, para estudiar, para leer, para la cultura… Hay que mirar al futuro con esperanza. Esto pasará. Llegará el verano y nos podremos besar, abrazar, querer, ir a la playa… Esta epidemia no es el fin del mundo. A veces se ha comparado con una guerra; pero las guerras no sabes cuándo acaban. Esto sabemos que va a acabar.

- Así que hay que ser optimista.

- Sí, porque toda epidemia acaba. Tiene un pico y luego disminuye. Según avanza, el número de personas susceptibles de infectarse disminuye, y la curva baja. Esto pasará, aunque nos puede dejar muy tocados. Otra buena noticia es que la ciencia jamás había estado tan bien preparada para luchar contra una epidemia de esta envergadura. En tres meses se han publicado más de 1.500 artículos sobre el coronavirus. En el caso del sida, tardamos dos años en identificar al virus; aquí ha sido cuestión de días. Hay preguntas pendientes, pero sabemos muchísimo.

- Están teniendo un gran impacto público artículos que hablan de varias cepas, reinfecciones…

- A raíz de todo esto, se harán tesis doctorales sobre cómo comunicar en tiempos de crisis. Esa ciencia exprés que tenemos, combinada con las redes sociales y los medios de comunicación -que necesitáis dar información al público-, en el fondo también es una bomba de relojería. La ciencia necesita que publiques el hallazgo, que lo revisen expertos, que se repita el experimento… Tiene su ritmo. Pero, como estamos ante ciencia exprés y en abierto, cualquiera puede coger un artículo y lanzar una noticia espectacular que luego se ve que no es correcta. Esto crea a veces más alarma que la realidad.

- Esta epidemia no va a ser la última que vivamos, ¿verdad?

- No, no. Hemos tenido varios avisos: el SARS, el MERS, la gripe de 2009… Desde hace años la OMS tiene una lista de patógenos a los que hay que prestar especial atención. En esa lista hay un término: enfermedad X. ¿Qué es la enfermedad X? La OMS decía que había que estar atentos a un virus de transmisión respiratoria que tuviera mayor virulencia que la gripe. Hay un artículo de 2007 en el que los autores dicen que la existencia de virus parecidos al SARS en animales exóticos que se consumen en China es una bomba de relojería. Esto se veía venir. Este virus es uno, pero pueden aparecer otros dentro de dos, tres, cuatro, diez años… Por lo tanto, hay que estar preparados.

- Cada muerto, que lógicamente es una tragedia, lo percibimos como si este virus fuera lo peor.

- No quiero hacer predicciones porque los virus son muy puñeteros. El gran problema de este es la rapidez con que ha estallado, que puede llevar el sistema sanitario al colapso. Por gripe, mueren entre 200.000 y 500.000 personas al año, según la OMS. El problema es que este brote ha sido explosivo. No son lo mismo diez casos en diez días que cien en un día.

- ¿Servirá esto para que se reconozca el valor de la ciencia?

- No me cabe ninguna duda. Ahora todo el mundo está diciendo la vacuna pa' cuando, como el anillo de la canción, y mira a la ciencia. Y hay que decir: mira, la ciencia en España la has tenido estrangulada durante una década. Esto nos tiene que alertar de que hay dos cosas que tenemos que cuidar especialmente, la ciencia y la sanidad. Solo la ciencia nos sacará de este tipo de problemas. Afortunadamente, había en todo el mundo muchos grupos de investigación trabajando en vacunas de virus similares. La OMS ya tiene una lista de 41 prototipos de vacuna contra este virus. Ahora hay que someterlas a ensayos clínicos, lo que nos puede llevar un año o un año y medio. Pero las vacunas son preventivas, son para la siguiente oleada.

- ¿Y hasta entonces?

- Tenemos antivirales que se han utilizado contra otros virus y de los que ahora empiezan los ensayos clínicos contra este. De toda esa cantidad de información que tenemos sobre otros virus, seguro que salen un tratamiento y una vacuna.

- Así que tenemos que animarnos.

- Yo creo que sí. Esto es una ola epidémica que nos va a dejar tocados, pero va a pasar. Tenemos las herramientas científicas para superarla. Luego habrá que hacer una reflexión sobre lo que podemos aprender de este golpe.

- También tenemos un sistema sanitario público…

- Que hay que mejorar, proteger y cuidar porque, nunca mejor dicho, nos va la salud en ello.