El 'delivery', coge fuerza en hostelería
Restaurantes guipuzcoanos ponen en marcha el servicio a domicilio para seguir trabajando en tiempos de confinamiento
Qué razón tiene el dicho de «renovarse o morir». Vale que el servicio a domicilio de novedoso tiene más bien poco, pero resulta curioso abrir el tupper que acaba de dejarte el repartidor en la puerta de casa y ver que en lugar de los clásicos platos de comida rápida aparece un arroz con carabineros, un tartar de atún rojo o focaccia rellena con mortadela. En días de confinamiento, cualquier detalle que haga un momento de las 24 horas del día algo más especial se valora, y mucho. Y eso viene como resultado de «darle vueltas a la cabeza» y «abrir nuevas vías».
En Euskadi hay más de 67.000 personas trabajando en hostelería afiliadas a la Seguridad Social, de los que más de 15.000 son autónomos. Este sector es de los más castigados por las consecuencias del estado de alarma provocado por el coronavirus y muchos, ya sea por la viabilidad económica de sus empresas, por salud mental o por un poco de ambas, han abierto nuevas líneas de negocio para seguir prestando un servicio hasta que la normalidad se restablezca.
Los establecimientos hosteleros y de restauración recibieron la orden de bajar la persiana a partir del domingo, pero en cuanto Luis Tovar y su socio Antonio Beloti, de Casa 887 de Donostia, escucharon que el servicio a domicilio estaba permitido, no dudaron en reinventar su negocio temporalmente. «Mantenemos nuestros platos habituales, llenos de creatividad y con productos de temporada, pero además hemos incluido otros más clásicos, como las hamburguesas», cuentan.
Notan una mayor demanda por las noches, aunque reconocen que para haber empezado hace un par de días están funcionando bien. E incluso hay alguno que otro que ya ha realizado reserva para que le acerquen el pedido el Día del Padre, que se celebra mañana y este año será algo diferente.
Respecto a las normas de higiene y de prevención de contagio, insisten en la utilización de medidas de protección para manipular los alimentos. «Además, somos una plantilla reducida, por lo que no resulta complicado mantener las distancias exigidas».
La situación generada a cuenta del Covid-19 ha llevado a algunos a abrir nuevas líneas de negocio y a otros, a acelerar esos proyectos complementarios que ya tenían en mente pero por alguna razón no habían terminado de materializar. Es el caso de la trattoria Da Filippo, del chef Paulo Airaudo, en la calle Prim donostiarra. El estado de alarma ha supuesto el empujón que necesitaba para poner en marcha un servicio a domicilio «diferente» y que le está viniendo de cine para «mantener la cabeza ocupada», porque esto va más allá de lo estrictamente económico», reconoce.
«Cuando se pide pasta a casa, muchas veces no llega de la mejor manera», por lo que ha optado por enviarla cruda, pero con un manual de instrucciones para cocinarla cuando a uno le apetezca. «Así se puede comer en buenas condiciones o incluso dejarla para el día siguiente».
Iniciativas solidarias
La semana pasada «parecía que se acababa el mundo» y la familia Agirre-Iturrioz, que regenta elrestaurante Gandarias, en la Parte Vieja donostiarra, empezó a darle vueltas a la cabeza. El restaurante debían cerrarlo pero al contar con una tienda de alimentación en la misma calle, optaron por ofrecer comida a domicilio con un plato cada día, al mismo tiempo que pusieron a disposición de las personas más necesitadas lo que han bautizado como 'comida solidaria', que puede recogerse entre las 11.00 y las 15.00 horas. «Está dirigido a personas sin hogar, gente que no tiene recursos o mayores que no pueden salir de sus casas a hacer la compra. Lo importante es que nadie se quede sin comer», comentaban.
Ya ayer por la mañana habían recibido numerosas llamadas de centros que requerirían de sus servicios y todo apunta a que la demanda irá creciendo. «No sabemos cómo evolucionará todo esto, pero si alguien quiere aportar a esta iniciativa solidaria comida o lo que considere, para que nosotros lo cocinemos y luego lo repartamos, bienvenido será».
Ante situaciones adversas, el espíritu solidario de los guipuzcoanos siempre aflora. Cada uno aporta en la medida de sus posibilidades. Así, Angélica Idiaquez, por ejemplo, ha dejado de cobrar el servicio a domicilio. Su establecimiento La Perola, en la calle San Marcial, se dedica a preparar cocina tradicional para llevar, pero reconoce que estos días no solo ha bajado la demanda, sino que el perfil del cliente ha cambiado por completo.
«Nuestro principal cliente es gente que trabaja en oficinas en el Centro de San Sebastián o personas mayores que viven solas y no cocinan», pero ante el cierre de muchas empresas y el teletrabajo son «los operarios que están realizando las obras del Metro quienes están adquiriendo buena parte de los platos» al no tener otros establecimientos abiertos. «Aunque el servicio a domicilio lo seguimos haciendo», dice Angélica. Y en tienda «usamos todas las medidas de protección. Solo dejamos entrar de uno en uno».
Mugaritz cocina la imaginación y sorteará comidas cada semana
«Lo que más tenemos ahora es tiempo, y lo que más necesitamos es entretenernos. Así que vamos a dar de comer a nuestros clientes de una forma distinta». Bajo esta premisa, los seis restaurantes de Ixo Grupo -Mugaritz, Ni Neu, Topa, Bodegón Alejandro y los bilbaínos Neru y Drinka- se dedicarán a ofrecer en redes sociales «fórmulas para cocinar nuestra imaginación». En el caso de Mugaritz, publicarán a diario una palabra con el fin de que los usuarios encuentren la definición o aquello que les sugiere dicha palabra. En la cuenta del Topa colocarán cinco preguntas relacionadas con Euskadi y Latinoamérica. Y en Bodegón Alejandro, por ejemplo, darán a conocer recetas tradicionales con el objetivo de que «la gente las elabore en sus casas y comparta con nosotros su truco para que les queden deliciosas».
Todos los restaurantes celebrarán un sorteo semanal entre aquellos que participen en las publicaciones de redes sociales y los cuatro guipuzcoanos, en concreto, ofrecerán una comida o cena para dos personas cuando todo vuelva a la normalidad.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión