Los casos de tosferina se disparan y Euskadi se sitúa como la comunidad con mayor incidencia

Las autoras del documento apuntan que a partir del verano de 2023 se ha producido un rápido crecimiento de los casos que ha marcado «el inicio de una nueva onda epidémica» tras un periodo, entre 2020 y 2022, que coincidió con la Covid-19, en el que «la incidencia de tosferina se redujo drásticamente». En 2020 se registraron 761 casos de tosferina, 147 en 2021, 250 en 2022 y 2.560 en 2023, una cifra que, sin embargo, todavía estaba por debajo de los 3.503 contabilizados en 2019, el último año antes de la pandemia.

En valores absolutos, Euskadi fue la segunda comunidad autónoma que más casos de tosferina notificó. Fueron algo más de medio millar, concretamente 504, una cifra que solo fue superada por Cataluña, con 662. En toda España las infecciones superaron los 2.500 casos.

Aunque no se detallan todos los casos por comunidades, sí se ofrece un perfil general. El 5,6% de los casos declarados de tosferina se hospitalizaron. Los menores de un año registraron el mayor porcentaje, con un tercio de casos hospitalizados, seguido de los adultos mayores de 50 años, con el 14,7%. Asimismo, se notificaron más casos de tosferina entre la población femenina en todos los grupos de edad. En los menores de un año y en los grupos de 10 a 14 años y de 15 a 49 años, se declararon más casos hospitalizados en hombres. El mismo informe alerta de la muerte de un lactante de un mes durante el primer semestre del pasado año por tosferina, sin condiciones de riesgo, cuya madre no se había vacunado durante la gestación.

En Euskadi los casos de tosferina fueron en aumento desde 2011 hasta 2020. En los últimos tres años se había dado un descenso en la casuística por la pandemia que ahora ha vuelto a repuntar. Según el boletín epidemiológico que publica semanalmente el Instituto de Salud Carlos III, que recoge los datos de las Unidades de Salud Pública y Vigilancia de las comunidades autónomas, Euskadi ha notificado en los dos primeros meses del año un total de 204 casos de tosferina, prácticamente la mitad de todos los notificados durante los 12 meses del ejercicio precedente.

En ese sentido, Gipuzkoa es el territorio donde menos impacto está teniendo la enfermedad, que dejó un brote de 45 casos a comienzos de junio del año pasado. Este 2024 los principales focos se han concentrado en Bizkaia yAraba hace unas semanas. A finales de enero la dirección de Salud Pública y Adicciones remitía una nota informativa a los facultativos vizcaínos en la que les indicaba que en lo que iba de mes se habían declarado 72 casos, frente a los 61 diagnosticados en todo el año anterior.

Para evitar un aumento de los casos, las expertas afirman que «es clave dirigir los esfuerzos a vigilar las coberturas de vacunación en las gestantes y en los niños en el primer año de vida». En Euskadi el programa de vacunación frente a la tosferina recoge la recomendación de administrar en el calendario vacunal de la infancia una pauta de primovacunación con dos dosis a los 2 y 4 meses, con la administración de una primera dosis de recuerdo a los 11 meses y una segunda dosis de recuerdo a los 6 años de edad. «La pauta de primovacunación busca proteger a los niños menores de edad, que son las que tienen mayor riesgo de padecer enfermedad severa. La pauta de recuerdo busca mantener la inmunidad en el tiempo para reducir la transmisión de la infección», explican desde el Departamento vasco de Salud. Las recomendaciones del programa también recogen la administración de una dosis de vacuna a mujeres gestantes.

En este sentido, la Asociación Española de Pediatría ha propuesto recientemente añadir una nueva dosis de recuerdo contra esta enfermedad entre los 12 y los 14 años, además de vacunar a los adultos que trabajen con niños pequeños para garantizar una mayor inmunidad. Actualmente, Asturias es la única comunidad autónoma del Estado que ofrece una inyección extra de recuerdo a los niños a los 13 años.

La tosferina es una enfermedad de declaración obligatoria que se presenta como un simple resfriado al que le sigue una tos seca durante semanas que solo se puede quitar administrando antibiótico. Además, obliga durante cinco días a los más pequeños a una exclusión escolar una vez se inicia el tratamiento.

La enfermedad se contagia con mucha facilidad y evitar el contacto con otras personas es el modo de frenar los casos. Se transmite por vía aérea, por contacto directo con las secreciones respiratorias o por diseminación de gotas. La clínica se inicia con un cuadro catarral que no se distingue de otras infecciones respiratoria de las vías altas. Lo habitual es que en una o dos semanas se desarrolle en una tos paroxística, que provoca ataques intermitentes de tos violenta e incontrolable.