Las restricciones a la pesca recreativa desatan la indignación entre los aficionados

Hay grandes recortes de los cupos. Se pasa de permitir la captura de cinco besugos diarios por licencia a uno anual. De cinco atunes blancos al día, a tres. Y el bonito patudo tendría un limite por jornada y licencia de una sola pieza cuando hasta ahora eran cinco. La nueva regulación del Ministerio de Agricultura y Pesca aumenta las tallas mínimas permitidas en los ejemplares que se capturan -con grandes diferencias con la pesca profesional-.

El ministerio justifica las duras limitaciones que quiere aplicar porque «es una actividad que ha experimentado un gran auge en los últimos años» y es necesario «un desarrollo sostenible, compatibilizando los beneficios tanto económicos como de ocio». La asociación para la defensa del cazador y pescador en Euskadi, Adecap, defiende que «no existen datos científicos que justifiquen estas restricciones, terribles para los pescadores», denuncia su portavoz, Valentín Velasco.

La agrupación asegura que no hay cifras concretas de las capturas que se hacen desde el sector de la pesca recreativa, por lo que la normativa se basa en «especulaciones». De hecho, una de las nuevas medidas que se quieren implantar es la de realizar ese registro. El colectivo defiende que no están en peligro los stocks de pesca de atún y bonito porque gracias a las vedas que se han aplicado «se han incrementado» y que, en todo caso, el impacto en la pesca de este colectivo es mínimo. Recortar de ese modo las capturas respondería a «intereses de las grandes industrias y las cofradías», que «nos ven como una competencia, algo absurdo», resalta Velasco.

La asociación de defensa de los pescadores denuncia que ya hay una regulación suficiente en España de esta modalidad, «más que en el resto de Europa», y que el nuevo decreto acabaría con esta práctica. «Hacemos un gran esfuerzo en la compra de un barco, en su mantenimiento, el gasto en el gasoil... para que limiten la pesca del besugo a uno al año. No tiene sentido. Los dueños de barcos no somos millonarios, compramos las embarcaciones con esfuerzo, renunciado a otras cosas y salimos unas cuantas veces al año a pescar y cocinar en un txoko lo que pescamos», añade.

La Confederación Española de Asociaciones de Clubes Náuticos, que también presentará alegaciones a la normativa, critica con dureza la reducción de los cupos. Sus portavoces valoran que «limitar la pesca de besugo en el Cantábrico a uno por licencia y salida al año es un insulto y sinónimo de prohibir su pesca, pero sin decirlo». Rechazan también las restricciones del material que se puede llevar a bordo, como carretes eléctricos o anzuelos de más de cuatro centímetros. Los carretes eléctricos son «indispensables», explican, para la pesca de gran fondo en la que se requiere sacar una pieza desde 200 metros de profundidad.

La nueva regulación afecta también a la modalidad deportiva de competición. Pretende excluir la lubina y el mero de los concursos de pesca submarina, solo se podría capturar un ejemplar al día con caña y desde embarcación. Además, sería obligatorio el registro de los barcos que busquen esas especies y la declaración de esas capturas.

El proyecto del Ministerio va más allá en sus limitaciones. Plantea también la prohibición de la práctica de la pesca desde «cualquier artefacto flotante no regulado como kayaks o patos». «No se puede ya ni ir en un bote o en un flotador y tirar una caña. Es demencial», critica Adecap.