La 'reina' de los mares
Los avistamientos de enormes cetáceos, como la ballena o 'rorcual común', que murió hace días en la playa de Sopelana, son ahora más frecuentes en la costa vasca
Un cetáceo, más concretamente un 'rorcual común', se acercó a principios de mes a morir a una playa de Sopelana, en Bizkaia. Hace poco ... más de un año, otro ejemplar de la misma especie, 'Balaenoptera physalus', de extremada delgadez y posiblemente enfermo, apareció extraviado en el puerto de Getaria. En 2011, un cachalote moribundo permaneció varado en la playa de Zarautz... Son algunos de los casos que de manera esporádica aparecen en los medios de comunicación.
El ejemplar que murió en Sopelana es uno de los animales más grandes que han existido nunca –puede llegar a medir 27 metros de longitud–, solo superado por su pariente mas cercana, la ballena azul. Nada muy rápido (por eso los balleneros le llamaban 'el galgo del mar') y puede hasta alcanzar los 40 km/hora. En las costas vascas se alimentan de antxoas, sardinas, pequeños verdeles y txitxarros. Lo hacen abriendo las mandíbulas mientras nadan a una velocidad relativamente rápida –a once kilómetros por hora– y engullen más de 70 metros cúbicos de agua en cada ingestión. A continuación cierran las mandíbulas y expulsan el agua al exterior, filtrándola con sus barbas, impidiendo así la salida de los peces engullidos. Pueden consumir hasta 1.800 kilos de comida al día y sumergirse a profundidades de mas de 200 metros.
Abundancia de comida
Esta especie se considera en peligro de extinción y se encuentra en todo los mares del mundo. En estos últimos años, los avistamientos de estos y otros cetáceos han aumentado en las costas vascas, posiblemente debido a la existencia de comida en abundancia por el aumento del stock de antxoa, a raíz del paro biológico de hace unos años que trajo como consecuencia la recuperación de la especie. Su único depredador natural es la orca.
¿Por qué vienen a morir a las playas? En Euskadi se registran entre 10 y 20 varamientos de cetáceos al año, en su mayor parte delfines y calderones. No se conoce exactamente cuál es la causa. Posiblemente se trata de individuos debilitados que por estar enfermos, heridos o viejos no tengan fuerza para oponerse a las olas y corrientes, por lo que terminan siendo arrastrados a la costa. En muchos casos, la culpa de estas muertes es por el ser humano, debido a todo tipo de contaminación que se vierte en el mar, desde tóxicos, derivados del petróleo, plásticos... Más de una vez se han encontrado kilos de plásticos en el estómago de ballenas muertas y varadas en playas. Algunos medios apuntan al suicidio como la causa de estos embarrancamientos y muertes. No obstante, esta tesis tiene menos lógica.
En muchos casos, como en el del rorcual muerto en Sopelana, los animales varan vivos y tienen una agónica muerte por asfixia ya que el enorme peso de su cuerpo les impide respirar, por lo que no pueden hinchar los pulmones para inspirar el aire.
De la tierra firme al mar
Cetáceos y ballenas son animales marinos con pulmones, que respiran aire. Pero, ¿quiénes son estos magníficos animales? Cuando observamos que tienen pulmones, respiran aire y sus aletas parecen manos, queda claro que hubo un tiempo en el que estos gigantes marinos vivieron en tierra firme. Hace unos 60 millones de años, unos mamíferos terrestres emparentados con los hipopótamos actuales optaron por adentrarse a vivir en el mar ya que allí podrían conseguir una mayor cantidad de alimento. Con esa intención comenzaron una larga aventura evolutiva para colonizar los océanos.
Sus antepasados los 'Rodhocetus', que vivieron hace 46 millones de años y eran parecidos a las actuales morsas, ya poseían adaptaciones a la vida marina aunque aún se apareaban y tenían sus crías en tierra firme. Poco a poco, la evolución y la adaptación al medio marino hizo que las fosas nasales se desplazaran hacia arriba para poder respirar mejor, tomaron formas mas hidrodinámicos, las manos y pies se convirtieron en aletas y se alejaron de las costas para adentrarse en mar abierto.
El fósil más antiguo, relacionado directamente con las grandes ballenas, es el 'Aetiocetus', que vivió hace unos 35 millones de años. Estos animales ya tenían «barbas o ballenas» para filtrar el agua y alimentarse de pequeños crustáceos y peces.
Tienen unas adaptaciones sorprendentes para vivir en el medio marino. Su sangre, por ejemplo, tiene una enorme cantidad de glóbulos rojos, que además son capaces de transportar mayor cantidad de oxígeno que los humanos. Los músculos de los cetáceos son capaces de almacenar mucho oxígeno. Esto junto una mayor tolerancia a concentraciones altas de CO2, permite a los mamíferos terrestres hacer «apneas» de hasta una hora. Para evitar la pérdida de calor se han cubierto de una gruesa capa de 'Tocino' subcutáneo que les mantiene fuertemente aislados térmicamente.
La forma en la que duermen también es sorprendente ya que durante el sueño desconectan la mitad de su cerebro, mientras que la otra mitad se mantiene despierta con un nivel de atención bajo, lo que les permite respirar y estar alerta ante posibles peligros. Después de unas horas, invierte el proceso durmiendo la mitad del cerebro que ha estado activa y despertando la parte dormida. De esta manera, pueden seguir moviéndose mientras duermen.
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