Vista panorámica de Radicondoli, en la Toscana italiana.

El pueblo de una de las zonas más bellas de Europa que paga 20.000 euros a sus nuevos vecinos por vivir con ellos

El municipio ofrece una subvención de hasta 20.000 euros a quienes compren y residan al menos diez años en una de las propiedades vacantes del pueblo

J.M.

Miércoles, 29 de octubre 2025, 15:20

Entre colinas cubiertas de olivos, viñedos y cipreses, Radicondoli parece la postal perfecta de la Toscana italiana. A poco más de 40 minutos de Siena, este pequeño pueblo medieval conserva el encanto de las viejas calles empedradas, las casas de piedra rojiza y las vistas ondulantes de una campiña donde el tiempo parece haberse detenido y con él la llega de nuevos habitantes al municipio. Sin duda, una de las zonas más bellas de Europa en el corazón de Italia.

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Así, en las últimas décadas, este antiguo centro lanero del siglo XIV ha visto cómo su población caía de unos 3.000 habitantes a menos de 1.000. Las generaciones jóvenes, en busca de empleo y oportunidades, se trasladaron a las ciudades y muchas de las viviendas del casco histórico quedaron vacías. Hoy, unas 100 de las 450 casas del municipio están deshabitadas.

Frente a esta tendencia, el ayuntamiento ha decidido pasar a la acción. En 2023, el alcalde Francesco Guarguaglini, natural de Radicondoli, puso en marcha un ambicioso plan para repoblar el pueblo basado en ofrecer hasta 20.000 euros a quienes se muden a vivir allí con el objetivo de atraer nuevos vecinos, revitalizar la economía local y devolverle vida a este rincón de la Toscana.

Radicondoli, el pueblo italiano con incentivos reales para combatir la despoblación

El programa de ayudas de Radicondoli está pensado para quienes deseen establecerse de forma duradera. A diferencia de las conocidas iniciativas italianas de «casas por un euro», aquí no se trata de adquirir ruinas simbólicas, sino viviendas con valor y en su mayoría en buen estado.

El municipio ofrece una subvención de hasta 20.000 euros a quienes compren y residan al menos diez años en una de las propiedades vacantes del pueblo. Actualmente hay disponibles alrededor de un centenar, que van desde acogedores apartamentos en el centro histórico —con techos de vigas y muros de piedra— hasta grandes casas de campo rodeadas de olivares y viñedos en las afueras. Los precios oscilan entre 50.000 y 100.000 euros, y algunas viviendas requieren pequeñas reformas, con costes aproximados de unos 10.000 euros.

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A ello se suma una ayuda adicional de 6.000 euros para cubrir gastos básicos como calefacción o transporte, así como incentivos destinados a familias con hijos, que pueden beneficiarse de becas universitarias y vales para libros escolares.

En 2025, el plan se ha ampliado para incluir a quienes prefieran alquilar en lugar de comprar. Los nuevos inquilinos que se comprometan a vivir en Radicondoli durante al menos cuatro años pueden acogerse a una subvención que cubre la mitad del alquiler durante los dos primeros años.

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Un plan con buenos resultados y llegada de nuevos vecinos

Desde su lanzamiento, el programa ya ha mostrado resultados alentadores. En apenas dos años, se han financiado 23 compraventas y han llegado unos 60 nuevos residentes, en su mayoría italianos, aunque también algunos extranjeros, especialmente belgas. El ayuntamiento espera superar pronto el umbral simbólico de los 1.000 habitantes.

El presupuesto destinado a esta política alcanza los 400.000 euros anuales, pero el alcalde Guarguaglini considera que se trata de una inversión en el futuro del municipio. «Queremos devolver a Radicondoli la vitalidad que tuvo en el pasado. Aquí, las casas tienen valor, pero también lo tiene la comunidad», ha declarado.

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El plan de Radicondoli no se limita a atraer nuevos vecinos. La estrategia incluye subvenciones para rehabilitar viviendas abandonadas y convertirlas en alojamientos turísticos, con el fin de fomentar el emprendimiento y aprovechar el creciente atractivo del turismo rural en la Toscana.

Además, el municipio se distingue por su uso de energía geotérmica de producción local, una fuente renovable que abastece a buena parte del pueblo. A esto se suman su gastronomía típica toscana, sus artesanos tradicionales, festivales culturales y rutas de senderismo que recorren el paisaje entre colinas, viñedos y bosques.

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