El pueblo que busca comerciantes para su mercado de los domingos: «Teníamos una frutería pero cerró»
El actual mercadillo cuenta con dos puestos y una tienda permanente a la espera de la llegada de nuevos negocios
J.M.
Jueves, 30 de octubre 2025, 11:22
Contar con un pequeño mercado los domingos con comerciantes venidos de localidades próximas y comarcas cercanas. Ese es el sueño de los vecinos de Folligny, un villa francesa de poco más de ochocientos habitantes que trabajan para acercar el comercio local a sus calles, de la mano de la iniciativa de Arnaud y Sandra, los propietarios del único negocio del municipio que se han lanzado a la aventura de montar un mercadillo dominical.
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Un nuevo paso que llega un año después de la apertura de su tienda Vie la Joie con la que se han convertido en los pilares de la vida comercial local, ofreciendo una gran variedad de servicios que van desde la venta de tabaco y comestibles hasta un espacio de coworking, pasando por un servicio de paquetería y que en septiembre de 2025 ha ido un paso más allá con la apertura de un mercado todos los domingos por la mañana en el estacionamiento de su establecimiento.
Este nuevo evento ha sido acogido con entusiasmo por los habitantes del pueblo, quienes ya pueden disfrutar de una oferta diversa de productos, desde la comida del camión Soeurettes hasta las creativas joyas de Créas d'Isa. A pesar de los inicios modestos, con la participación de solo tres negocios, Arnaud y Sandra tienen grandes aspiraciones. «Teníamos una frutería, pero cerró, así que estamos buscando otra. Nos gustaría que otros negocios de alimentación complementaran nuestra oferta en el supermercado y mantuvieran el pueblo dinámico», comenta Sandra Alizard.
El mercado dominical no es la primera experiencia de Folligny con este tipo de iniciativas. En 2021, el pueblo acogió un mercado los martes, con productos frescos como verduras, huevos y pescado.
Para Sandra y Arnaud Alizard, el desafío ahora es crear un lugar que no solo atraiga a los turistas que pasan por la zona, sino también a los propios habitantes de Folligny. «Un mercado no es solo un lugar donde comprar, es un punto de encuentro», afirma Sandra.
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