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El peor año de nuestra Historia

El peor año de nuestra Historia

Una gran erupción en un volcán de Islandia en 536 convirtió el mundo en un lugar frío y oscuro, con hambrunas y plagas campando a sus anchas

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Jueves, 13 de diciembre 2018, 08:22

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Debemos al historiador bizantino Procopio (Cesarea, Palestina, 500-560) la prueba fehaciente de las oscuras cosas que sucedieron a partir de aquel pavoroso 536. «Durante este año tuvo lugar el signo más temible. Porque el Sol daba su luz sin brillo, como la Luna, durante este año entero, y se parecía completamente al Sol eclipsado, porque sus rayos no eran claros tal como acostumbra. Y desde el momento en que eso sucedió, los hombres no estuvieron libres ni de la guerra ni de la peste ni de ninguna cosa que no llevara a la muerte. Y sucedió en el momento en que Justiniano estaba en el décimo año de su reinado».

Si Procopio tiene hoy en día un heredero en su pavoroso relato de aquellos siniestros tiempos, ese es Michael McCormick, profesor de Historia Medieval en Harvard: «Fue el comienzo de uno de los peores períodos de vida, si no el peor año de la historia de la Humanidad». Y mira si los ha habido, pero ni la muerte de más de la mitad de la población europea por culpa de la Peste Negra de 1346, ni la pandemia de la Gripe Española, que mató en 1918 al menos a 50 millones de personas, pueden competir con aquel 536. Ni guerras, ni desastres naturales ni genocidas caprichosos. Al parecer, nada ha sido más devastador.

Porque McCormick explica en un reciente estudio científico la causa de aquella misteriosa niebla que sumió a Europa, Oriente Medio y partes de Asia en la oscuridad a lo largo de 18 meses, aunque los efectos se sintieron durante mucho tiempo después: una enorme erupción volcánica situada por primera vez en Islandia, según sus investigaciones, que provocó una bajada de temperaturas de entre 1,5 y 2,5 grados, lo que supuso entrar en la década más fría de los últimos 2.300 años. Así lo explican en un artículo publicado en la revista 'Science': «La nieve cayó ese verano en China, hubo cosechas fallidas, la gente se moría de hambre. Los historiadores saben desde hace mucho tiempo que la mitad del siglo VI fue una hora aún más oscura en lo que solía llamarse la Edad Oscura, pero la fuente de las nubes misteriosas siempre ha sido un enigma. Ahora, después de analizar partículas de vidrio volcánico en el hielo de un glaciar suizo, un equipo de investigadores identificó al culpable: un volcán catastrófico en Islandia arrojó ceniza en el hemisferio norte a principios de 536». El resultado, oscuridad. Antiguas crónicas irlandesas confirman el desastre cuando hablan de carencia de pan desde entonces y hasta el año 539.

Plaga de Justiniano

Muy poco después, en 541, se iniciaba la terrible plaga de Justiniano -causada, según se cree, por una cepa de la misma Peste Negra que asoló Europa en 1346-: a partir de aquel año y durante dos siglos, por culpa de brotes recurrentes, la población mundial perdió entre 25 y 50 millones de personas, lo que representaba entre el 13 y el 26% de la población del siglo VI. Los expertos la sitúan como la peor plaga de la Historia, que lleva el nombre del emperador que dominaba Roma por aquel entonces y que se extendió por Europa, Asia y África. Se cree que pudo campar a sus anchas por todo el Imperio Romano de Oriente (y que causó su caída) por la bajada de las temperaturas desde aquella gran erupción. Investigadores aseguran que el frío provocaba que la bacteria Yersinia Pestis, la causante del terrible mal, podía reproducirse y extenderse sin trabas en los estómagos de las pulgas, portadoras de la infección, lo que facilitó su expansión. Y todo esto, unido a las hambrunas provocadas por las cosechas que no podían salir adelante sin la luz solar, hizo de este periodo el peor momento de nuestra Historia para estar vivo, a la vista de las enormes probabilidades de dejar de estarlo que ofrecía la nueva situación provocada por el cambio climático.

Los análisis de los anillos del tronco de los árboles ya adelantaron en los años noventa la existencia de un periodo extremadamente gélido iniciado aquel año. Pero las evidencias más concretas para el profesor McCormick llegaron después del exhaustivo análisis de un núcleo de hielo de 72 metros extraído recientemente en el glaciar Colle Gnifetti por un equipo de científicos del Instituto de Cambio Climático de la Universidad de Maine dirigido por él junto al glaciólogo Paul Mayewski. Con un láser, cortaron unas diminutas astillas de hielo que proporcionaron precisa información de semanas concretas a lo largo de 2.000 años de Historia. Al llegar a las correspondientes al 536 fue cuando encontraron similitudes con otras astillas de hielo de otros núcleos conseguidos en otras partes del mundo, especialmente de Groenlandia y la Antártida; todas contienen en torno a ese año partículas microscópicas de vidrio volcánico que creen expulsadas por una gigantesca erupción situada en Islandia, cuando hasta hoy no se conocía el origen o se focalizaba en América. Lo que ahora tienen en mente es hallar más partículas de este volcán en lagos de Europa e Islandia con vistas a asegurar sin ninguna duda el origen de aquella nube que los vientos extendieron por medio planeta y llegar a conocer la razón de su poder destructivo.

Recuperación, en el 660

Siguiendo con el estudio de las astillas, los expertos encontraron que, alrededor de un siglo después, hacia el año 660, contenían mucho más plomo del hallado hasta entonces, una presencia que les ha llevado a sugerir una posible recuperación, ya que ese metal era necesario para fundir la plata que se intercambiaba en los actos comerciales, lo que supone una economía al alza de nuevo. Las astillas pertenecientes a los años a partir del 1346 muestran otra vez ausencia de plomo en el aire; justamente cuando la Peste Negra empezó a cabalgar guadaña al hombro por Europa.

Este análisis minucioso de la Historia a través del estudio de evidencias físicas gracias a las últimas tecnologías (antes solo se obtenían tres o cuatro lecturas por cada metro de hielo, y ahora superan el centenar) ha posibilitado a científicos e historiadores, juntos, arrojar luz sobre periodos de la Humanidad en la sombra y buscar causas a hitos inexplicables. Es el caso del año 536, que quedará ya marcado como el inicio de esta pequeña Edad de Hielo que hizo de nuestro mundo un lugar tan inhóspito. Por su parte, el profesor McCormick sigue buceando entre los hielos.

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