«Las palabras positivas te regalan tiempo, las negativas te hacen rumiar»
«Todos los padres del mundo, cuando se les pregunta lo que quieren para sus hijos, es que sean buenas personas», afirma
Luis Castellanos es doctor en Filosofía y lleva años concienciando sobre el impacto del lenguaje positivo en nuestra vida. Autor de 'Educar en lenguaje positivo' ... y 'El lenguaje de la felicidad', recientemente ha publicado 'Inteligencia bondadosa'. Le apasiona el mundo de las palabras e investiga cómo funcionan en el cerebro. Ayer visitó Donostia para impartir una masterclass en la Universidad de Deusto.
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– Hay quien dice que el lenguaje positivo es una moda.
– No es una moda, es ciencia. No es 'voy a decirlo de otra manera', no es decir 'todo te irá bien'. Eso es buenismo.
– ¿Cómo lo definiría?
– Es la capacidad de enamorarse del mundo y de todo lo que contiene; la capacidad de escoger palabras que afecten de alguna manera para bien a tu cerebro, para que todo ese dolor que pueda venir lo puedas superar con herramientas tan sencillas como las palabras que te dices todos los días. Por lo tanto, si tú cuidas el lenguaje, te cuidará a ti. Podemos enfermar por cómo nos hablamos. Solamente tienes que pensar en aquellos que hacen bullying, con palabras o insultos.
– ¿Cómo tendemos a hablarnos hoy en día?
– Creo que ahora hay muchas palabras ausentes y si cierto tipo de palabras, que son necesarias, no aparecen, las olvidaremos.
– ¿Por ejemplo?
– Bondad, ternura, compasión, amabilidad, honestidad, confianza...
– ¿Qué pueden aportar todas estas palabras al desarrollo cerebral de un niño?
– El cerebro en los niños, sobre todo cuando nacen, es un multiplicador constante de impactos de curiosidad. Si padres y madres habitamos esas palabras, aprenderá de ti, te imitará, creerá que lo que está viendo es cierto y eso será una fuerza valiosísima, descomunal, titánica, para afrontar lo que va a ocurrir en la vida, porque no podemos salvar a nadie del dolor, del sufrimiento, de la angustia, etc. Pero cuando habitamos estas palabras cambia tu forma de escuchar, de hablar, de mirar.
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«Podemos enfermar por cómo nos hablamos. Solo hay que ver aquellos que hacen bullying con insultos»
– ¿Cómo se lleva esto al día a día con el ritmo de vida actual?
– Sé que es difícil, de hecho hablo con padres y profesores y me cuentan que no tienen tiempo para nada. Estamos tan agobiados que vamos como pollos sin cabeza por la vida, que también es una elección nuestra, pero para esto se necesita tiempo, es esencial. Si no, no vas a educar en compasión, ni en amabilidad, ni en bondad. Yo hice una encuesta sobre qué es lo que querían todos los padres y madres de todo el mundo, y la respuesta era la misma siempre: que sus hijos sean buenas personas, que estén sanos y felices.
– El lenguaje también puede ser muy dañino. No hay más que asomarse a las redes sociales.
– Es un gran estresor y depredador de nuestro presupuesto corporal. Las palabras positivas te regalan tiempo, las negativas te hacen rumiar. Hay mucha ira, asusta el lenguaje y se utiliza muy fácilmente. Claro, eso viene de la educación y si no hemos educado, uno no sabe que su lenguaje le está afectando y dañando primero a él, además de a los demás. Te daña porque miras el resto siempre con comparación, con crítica, con envidia. Yo suelo hablar de cinco elementos: la crítica excesiva, te critico todo; después lo juzgo, lo culpo, luego me excuso, y luego soy mezquino. Si tú te ves uno de esos, desde luego estás obstaculizando el aprendizaje.
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– ¿El lenguaje positivo tiene que ver con la empatía?
– Es un primer paso, que está muy bien, pero hay otro nivel de conciencia superior que es la compasión, esto es, la capacidad de disponer de herramientas para aliviar el sufrimiento, el tuyo y el de los demás. Para aliviar el sufrimiento humano hay que ser bastante compasivo. Por ejemplo ahora con lo de la DANA, un empático no me va a limpiar el garaje.
«Criar a un hijo en la alegría es darle la mayor competencia del mundo. Tenemos que reforzar más lo positivo»
– En su último libro habla de la inteligencia bondadosa. ¿Qué es?
– El mayor acto creativo del ser humano es la bondad, es la culminación de la inteligencia. Una madre ama, si no no sobreviviríamos, ya hubiésemos dejado de existir.
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– ¿Qué consejo les daría a los padres para educar en un lenguaje positivo?
– Les diría que refuercen más veces lo positivo, que sonrían todos los días. Porque criar a un hijo en la alegría es darle la mayor competencia del mundo. Mira, yo voy a cumplir 70 años y tengo una hija de 10 meses. Yo me llamo 'pabuelo' porque soy papá y abuelo. Sé que los niños se van a meter con nosotros y le van a decir 'tus padres son unos abuelos, son unos viejos'... Le tienes que dar una herramienta para que cuando oiga eso ella tenga alegría, no rechazo, ni se meta. Y que le salga contestar: 'Sí, y qué. ¿Y sabes lo feliz que soy?'
– ¿Cómo se educa en la bondad?
– Me he estado preguntando durante muchísimo tiempo la importancia de la bondad en el ser humano porque la necesitamos. Hay mucha frustración a nivel mundial y eso nos lleva a las guerras, a las injusticias, las hambrunas, etc. Hay que intentar construir unas herramientas que sean eficientes a la hora de transformar nuestra educación. Aprende a amar las cosas, a tomar conciencia de las palabras. Ayer vi a los del Ajax meando en las calles, tirando botellas... Si no cuidas las cosas, no te estás cuidando a ti.
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